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Guerra Santa de Francisco contra Milei

Papa Temes
El Papa inció una campaña pública para evitar que Javier Milei triunfe en octubre. | Pablo Temes

Con movimientos casi imperceptibles y silenciosos, pero a la vez contundentes, que recuerdan las intrigas palaciego-religiosas recreadas en El nombre de la rosa, el Vaticano puso esta semana las cosas en su lugar dentro del infierno de la política argentina. Pero mientras el genial Umberto Eco había imaginado su obra maestra a partir del franciscano Guillermo de Baskerville, que debía hacer frente a una herejía originada en una lejana abadía medieval, el franciscano Jorge Bergoglio se enfrenta ahora a un sacrilegio mucho más preocupante para la Santa Sede. Se trata de la posibilidad cierta de que asuma el poder de la Argentina el político que más agredió, denostó y humilló al papa argentino.

A casi un mes de que Javier Milei se convirtiera en el dirigente más votado en las PASO, la Iglesia argentina entendió que ya no hay tiempo qué perder. La misa para manifestar el rechazo al líder de La Libertad Avanza, que se realizó el lunes pasado en la parroquia Virgen de Caacupé, así lo demuestra. El solo hecho de dar cuenta del acto organizado en el barrio 21-24 de Barracas es suficiente para señalar la contundencia de la demostración política: es la primera vez desde el regreso de la democracia que la conducción eclesiástica argentina se pronuncia abiertamente contra un dirigente con serias chances de convertirse en el hombre más poderoso del país.

La celebración religiosa fue encabezada por José María Di Paola, más conocido como el Padre Pepe. “Fue una misa de desagravio ante una catarata de insultos vergonzosos de quien pretende ser presidente de la República –sostuvo el clérigo–. Es alguien que ha trastocado los valores de la doctrina social de la Iglesia y que ha atacado al papa Francisco”. El sacerdote, que mantiene una llegada directa a Bergoglio, reunió en ese acto a unos cuarenta curas villeros que ofician en los lugares más humildes del Conurbano bonaerense. De hecho, el Padre Pepe tiene su feligresía en la Capilla de José León Suárez, al borde del barrio La Cárcova. Hace tiempo que estos religiosos intentan sanar las necesidades espirituales de personas que están sumidas en la pobreza más extrema.

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Son esas personas las que han votado a Milei, que cosechó un inesperadamente alto respaldo en los sectores más populares. Es por eso que la Iglesia apuró la respuesta: una cosa es que el libertario gane las primarias de agosto y otra cosa, muy distinta, es que se alce en la primera vuelta de octubre. El contraataque fue impulsado porque los sacerdotes entienden que gran parte del electorado de Milei desconoce la profundidad de las disparatadas propuestas de La Libertad Avanza. Y, lo que es más importante, aseguran que se trata de un votante que no está al tanto de los agravios que el presidenciable profesó contra Francisco. Advierten, por caso, que nunca antes un político argentino había planteado la discusión pública en estos extremos, con una postura tan sesgada, antihumana y anticristiana. Para Di Paola y el resto de los curas villeros la libertad no es hacer lo que cada uno quiere, sin respetar al prójimo. Por eso critican al libertario, alguien que plantea que todos mienten (la casta, el Vaticano, los medios) porque está autoconvencido de que dialoga con Dios, a través de su perro muerto, y que “el Uno”, así lo llama, le encomendó la importante misión de salvar a la Argentina del abismo. Un misticismo intolerable para el clero local.

Ese marco explica por qué Francisco declaró por estas horas su Guerra Santa contra Milei. Se trata de un antecedente realmente novedoso. Ni en sus momentos de mayor tensión con Néstor Kirchner, ni frente a sus diferencias inocultables con Mauricio Macri, Francisco asumió un protagonismo tan alto en la política argentina. En Bergoglio antes de ser Francisco: catolicismo y política en Argentina, el sociólogo Fortunato Mallimacci sostiene que el papa argentino supo manejarse durante años entre los límites que le imponía el sigilo de su prudencia y la explosión de su carisma. Pero que siempre hizo culto de su bajo perfil a la hora de intervenir en la arena política. Algo que ha cambiado rotundamente esta semana. Mallimacci, quizá el cientista social que más ha investigado la relación Iglesia-política en la Argentina, sostiene en ese ensayo que el vínculo entre estructura y persona debe ser el paradigma desde el cual es preciso analizar las orientaciones del Vaticano frente a la coyuntura argentina en tiempos de Francisco. Precisamente es esa la cuerda que ahora acaba de romperse.

Para la Iglesia argentina, el comportamiento de Milei es antihumano.

Pero este fenómeno no debe ser atribuido solo a Bergoglio. Para entender la singularidad de este proceso es fundamental dirigir la mirada hacia Milei. En junio de 2017, cuando ni siquiera el libertario imaginaba dónde estaría hoy, usó su cuenta en Twitter para agredir al Papa. “Para variar, @Pontifex_es diciendo PELOTUDECES que buscan hundir al mundo en la pobreza. ENEMIGO DEL BIENESTAR. Tenía que ser PERONCHO ZURDO”. Pero hay más. En febrero del año pasado, escribió en la misma red social: “@Pontifex_es siempre parado del lado del mal. Si a alguien le da un ataque de caridad, sale con una pistola a robar para financiarlo ¿lo bendecís? Seguro que además en el medio se le pierde algo y otros les gustaría un destinatario distinto... TU MODELO ES POBREZA ROBAR ESTÁ MAL”. Y agregó: “PEDAZO DE PELOTUDO...!!! Maradona se lo dijo al capitalista Juan Pablo II. Yo se lo digo a la MIERDA @Pontifex_es que es un zurdo asqueroso”. Estos mensajes nunca fueron borrados de la cuenta @JMilei. Siguen disponibles para quien quiera comprobar qué piensa de Francisco el político con más posibilidades de asumir la presidencia argentina.

A esos violentos agravios en redes sociales, hay que sumarle lo que Milei dijo en entrevistas televisivas. En noviembre de 2020, frente a Viviana Canosa, sostuvo: “¿Qué es la justicia social? Es la envidia, el odio, el resentimiento. Originalmente la envidia era un pecado capital. Habría que informarle al imbécil ese que está en Roma, que defiende la justicia social, que sepa que es un robo y que eso va contra los mandamientos. Que la envidia, que es la base de la justicia social, es un pecado capital, por más que lo disfraces con un nombre lindo como justicia social es una aberración”. Y frente a una pregunta de la periodista que más fomentó las aberraciones de Milei en televisión abierta, pero que en ese caso no podía dar crédito de lo que escuchaba, el libertario completó: “El Papa, sí, lo voy a decir de frente, es el representante del maligno en la Tierra, ocupando el trono de la casa de Dios. El Papa impulsa el comunismo, con todos los desastres que causó, y eso va contra las propias sagradas escrituras. Los Estados son una invención del maligno por eso cada vez que vos aplicás el socialismo, se hunde”.

Milei sostiene que el Papa es “el representante del maligno en la Tierra”.

Las estocadas contra la justicia social, tienen una raíz profunda en Milei. Es que el libertario sigue la prédica de Ayn Rand, que como ya se comentó en estas columnas, fue una filósofa rusa nacionalizada estadounidense que defendía el egoísmo racional, el individualismo y el laissez faire, argumentando que el capitalismo sin ningún tipo de control estatal es el único sistema que le permite al ser humano vivir como tal, es decir, haciendo uso de su facultad de razonar para tomar sus decisiones. Siguiendo esa línea de pensamiento, Rand se oponía visceralmente al socialismo, al altruismo y a la caridad religiosa. La asistencia social al más necesitado o la limosna hacia el prójimo eran conceptos que no entraban en el férreo esquema randiano.

En Carta a un religioso, Rand sostuvo su visión sobre las ideas libertarias y la fe religiosa. “El Cristianismo fue la primera escuela de pensamiento que proclamó la suprema santidad del individuo. El principal deber de un cristiano es la salvación de su propia alma. Ese deber está por encima de cualquier deber que pueda tener con sus hermanos –advirtió Rand–. Esa es la afirmación básica del verdadero individualismo. La salvación de la propia alma significa la preservación de la integridad del propio ego. El alma es el ego. Por lo tanto, el Cristianismo predicó el egoísmo en mi sentido de la palabra: en un sentido alto, noble y espiritual. Jesucristo dijo que amarás a tu prójimo como a ti mismo, pero nunca dijo que amarás a tu prójimo más que a ti mismo, que es la monstruosa doctrina del altruismo y el colectivismo. El altruismo, la demanda de autoinmolación por otros, contradice la premisa básica del Cristianismo, la santidad de la propia alma. El altruismo introdujo una contradicción básica en la filosofía cristiana, que nunca ha sido resuelta. Toda la historia del Cristianismo en Europa ha sido una continua guerra civil, no sólo en realidad, sino también en espíritu. Creo que el Cristianismo no recuperará su fuerza vital espiritual hasta que haya resuelto esa contradicción”.

En su concepción filosófica, Rand sostiene que el Cristianismo debería rechazar la moralidad del altruismo para enseñarles a los hombres a no a servir a otros ni a mandar en otros, sino a vivir juntos como iguales independientes, que es el único estado posible de una verdadera hermandad, según interpreta esta pionera de las ideas libertarias. Es que la gran inspiradora de Milei y sus seguidores sostiene que la religión no puede plantear que existan servidores ni dependientes, porque eso remite a la esclavitud y porque la dependencia engendra odio. “Sólo los hombres libres son capaces de ser benevolentes. Sólo los hombres libres pueden amarse y respetarse los unos a los otros. Pero un hombre libre es un hombre independiente. Y un hombre independiente es aquel que vive esencialmente por sí mismo”. Es palabra de Rand.

Francisco nunca mencionó a Milei, al menos en público. Pero al cumplirse recientemente diez años de su pontificado, el 13 de marzo pasado, concedió varias entrevistas a periodistas argentinos. Consultado por Gustavo Silvestre sobre el flagelo mundial del avance de la ultraderecha, Bergoglio respondió: “La ultraderecha se recompone, es curioso, se recompone siempre, porque es centrípeta, no es centrífuga. No crea hacia afuera posibilidades de reforma. La derecha es siempre centrípeta”. Cuando se le preguntó sobre el antídoto a este flagelo, el Papa respondió: “La justicia social. No hay otro. Si vos querés discutir con un político, si querés hacerlo con un pensador de ultraderecha, hablá de justicia social, hablá en horizontal”. Por último, Francisco asoció al cada vez más fuerte crecimiento de las derechas extremas en la actualidad con lo que experimentó el mundo en las primeras décadas del siglo pasado. “Pasa lo de Alemania –recordó Bergoglio–. Yo recomiendo el libro Síndrome 1933, que narra un poquito el internismo tremendo que había en Alemania después de la República de Weimar y cómo no encontraban quién llevara adelante las cosas. Franz von Papen fue el responsable de esto, fue quien presentó un político nuevo, que hablaba lindo y que sedujo a la gente. Se llamaba Adolfo y todo el mundo dijo: ‘Bueno, probemos con éste, que nadie lo conoce. No conocemos sus raíces, no conocemos su condición’. Todos votaron a Adolfito y así terminamos”.

En Argentina todavía hay tiempo de evitarlo.