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POLARIDAD

La 'Pax china' y la Argentina

Xi Jinping y Biden 20210211
Xi Jinping y Biden | AFP

La Argentina se enfrenta otra vez a una dicotomía decisional que es más propia de su sistema de creencias y emociones que de una realidad de un mundo completamente complejo e interdependiente.

Antes de teorizar sobre la disyuntiva de elección entre la nueva polaridad mundial sino-norteamericana, deberíamos plantear en primer lugar cuál es el problema estructural del país que hay que resolver que deriva en una preocupación sobre la política exterior. Claramente, la falta de un modelo de desarrollo inclusivo es el eje central sobre cual deberían articularse todas las políticas públicas. Esto implica mirar hacia adentro y sincerar que eso solo se logrará con el pasaje de una economía dependiente y primaria a una que genere más valor agregado e inicie el camino hacia una industrialización, única manera de generar poder real hacia afuera de las fronteras.  

En segundo lugar, definir qué patrón de inserción internacional debemos construir como locomotora para disminuir los condicionantes internacionales negativos e incentivar aquellos condicionantes positivos para ese desarrollo.

En tercer lugar aparece la pregunta de qué política exterior –como una política pública– es necesario diseñar para alcanzar ese patrón, basada en una aguda observación del cambio que está sucediendo en el orden global.

Para esto es necesario preguntarnos, por un lado, como lo hizo Raymond Aron, si el mundo se dirige hacia un sistema homogéneo como fue el siglo XIX que tuvo su estabilidad hasta la primera guerra mundial, o si se configurará un sistema nuevamente heterogéneo como durante la Guerra Fría.

Por otra parte, es necesario observar cómo se transformará el orden internacional con la consolidación del país asiático: “China está profundamente insatisfecha con la actual constelación de reglas, normas e instituciones internacionales”, escribió Evan Medeiros en Foreign Affairs. Para la editorial del China Daily del 6 de junio de este año, esto se logrará con “un poder basado en un verdadero multilateralismo”.

Pero estos razonamientos están en la superficie de las verdaderas fuerzas profundas que significan el cambio de hegemonía, teorizado por Robert Keohane en After Hegemonym desde el institucionalismo liberal; pero claramente fundamentada por Robert Cox en Fuerzas profundas, hegemonía y cambio social y Gramsci, Hegemonía y relaciones internacionales, desde la teoría crítica.

Lo que tenemos que focalizar e interpretar es la magnitud de la transformación estructural del mundo: cómo la nueva hegemonía de China en ascenso mantendrá, modificará levemente o de manera estructural los pilares del orden internacional. Para ello, y siguiendo a Cox, es necesario analizar tres categorías de fuerzas que fundamentan ese orden: las ideas, las capacidades materiales y las instituciones internacionales.

A su vez, la nueva estructura histórica que se está configurando requiere del estudio de tres niveles de actividad: la organización de la producción mundial, las formas de Estado que se están reconfigurando y qué orden mundial se creará al final del proceso.

Solamente conociendo en profundidad estas categorías y estos niveles mencionados podremos profundizar la reflexión sobre el nuevo patrón de inserción internacional y la política exterior para implementarlo.

 A nuestro entender, el nuevo patrón de inserción internacional se debe sostener en un equilibrio entre la “equidistancia estructural” que debemos tomar frente a las dos potencias y los “alineamientos temáticos no incompatibles” para construir lo que hemos llamado un “realismo para el desarrollo”: crear una dinámica sistémica para insertarnos en cada uno de los niveles y dimensiones internacionales que nos generen valor agregado en las esferas de la economía, la política y el conocimiento. Solo de esta manera podremos desarrollar un modelo económico distributivo y una inserción internacional con poder real.   

 

*Politólogo y doctor en Ciencias Sociales. Profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires.

Producción: Silvina Márquez.