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Mileipanik: alerta empresaria

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Premios fortuna. El apellido Milei fue el más repetido en los corrillos de la Bolsa de Comercio. | cedoc

El martes pasado se celebró en la Bolsa de Comercio la edición anual de los tradicionales Premios Fortuna. Mitad en broma mitad en serio, se dice que el encuentro reúne a casi un PBI de la Argentina, por la relevancia económica de los empresarios invitados.

Pero el clima de esta edición fue muy distinto. No porque la incertidumbre no sea una lamentable constante de los vaivenes nacionales, sino porque a esa incertidumbre ahora se le agregó el efecto Milei

Milei, Milei, Milei. Esa fue la palabra que se repetía en cada uno de los corrillos previos y posteriores a la entrega de las estatuillas a las empresas que, según sus balances, resultaron las más exitosas del año. 

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No era preocupación la que expresó en off the record una mayoría de los presentes, sino algo más parecido a un ataque de pánico. La sensación de que, a esa lógica incertidumbre ante un cambio de gobierno, esta vez se le agrega la chance de que quien gane sea un outsider de la política. Que es, por otro lado, una de las virtudes más valoradas por sus votantes.

Casi todo lo de Milei preocupa en el círculo rojo, pero hay un miedo que es todavía más hondo y que...

Todos eran interrogantes. Cómo va a gobernar con una bancada minoritaria en Diputados y con un puñado de senadores. Cómo hará para cumplir con la mitad de lo que dice sin que se incendie la calle. De dónde sacará los más de cinco mil técnicos para cubrir los puestos de conducción del Estado. Quiénes serán sus ministros. Cómo hará para dolarizar. Qué pasará con las exportaciones si va a dejar de comerciar con China y los Brics. Qué ocurrirá con las obras públicas que ya están en marcha y con las que estaban previstas. Qué hará con los regímenes de protección industrial, subsidios al transporte, tarifas, etc., etc.

Algunos contaban que ya habían tomado contacto con él o con economistas a los que convocó, como Diana Mondino, Carlos Rodríguez y Roque Fernández. No parecían más tranquilos con lo que escucharon.

Pero hasta ahí se trata de las dudas más técnicas, relacionadas con hombres y mujeres de negocios que están armando sus business plan 2024 y por momentos no saben por dónde empezar. Ni el valor del dólar a diciembre, ni si habrá unificación o distintos tipos de cambio o si ya no habrá pesos, ni si la inflación será la de este año o el doble, ni si se eliminarán las retenciones, ni si el PBI caerá o si habrá repunte.

Con el imprescindible optimismo de quienes llevan en su ADN la consigna de imaginar y emprender nuevos negocios, y la de mantener y hacer crecer los que ya tienen, estas personas son proclives a ver el vaso medio lleno. 

...comienza como broma y termina en una profunda incertidumbre: su inestabilidad emocional

Ese era el escenario con el que venían trabajando hasta antes de las PASO: la renovación de expectativas que generaría un nuevo gobierno, el fin de la sequía y una próxima cosecha récord, el superávit energético tras el gasoducto de Vaca Muerta y el previsible superávit comercial al que se le agregarían los proyectos mineros en desarrollo.

Y no es que hayan perdido el optimismo sobre el futuro del país en el mediano plazo. No es eso. 

Tampoco es la preocupación por las novedades que traería un gobierno que no provenga de los partidos y políticos conocidos. 

Los temores de estos empresarios ni siquiera llegaron aún a la instancia de preguntarse cómo funcionaría una eventual administración anarco-capitalista. Casi inédita en la historia de la humanidad. Deberían buscar algún ejemplo en la Irlanda celta, en la Islandia y la Europa medieval, en los cuáqueros de Pensilvania del siglo XVII y poco más. 

El último caso fue el que contó Rodrigo Lloret en su columna del domingo pasado: el del pequeño pueblo de Grafton, sobre la costa este de Estados Unidos. Un lugar que libertarios de otros lugares eligieron para afincarse y poner en práctica sus ideas. Duró hasta 2016, poco después de que centenares de osos negros aprovecharan la falta de controles estatales para apoderarse del lugar y obligar a los libertarios a buscar otros horizontes.

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El temor más hondo. Todo lo anterior preocupa, pero hay un temor que es todavía más hondo. Apareció en esos corrillos de los Premios Fortuna y se repite entre economistas, jueces, políticos y periodistas. Incluso entre personas que aprecian y trabajan junto al líder de La Libertad Avanza.

Lo que aparece una y otra vez en esos diálogos y que genera reacciones que empiezan en bromas y terminan en una profunda incertidumbre, es la inestabilidad emocional de este hombre. 

Son preguntas de respuestas impredecibles:

Cómo reaccionaría al estrés del poder alguien que nunca lo tuvo.

Cómo afectaría a un Milei presidente el síndrome de Hubris que golpea a políticos con más experiencia.

Cuál es la estabilidad espiritual de una persona que cree hablar con sus perros y con economistas fallecidos a través de una médium.

Qué pueden esperar empresarios que invierten millones y de los que dependen miles de trabajadores, de un hombre que está convencido de que cada uno de sus mastines ingleses clonados, liderados por el original Conan, lo asesora en temas tan complejos como política, filosofía y economía.

Cuál sería el rol en ese futuro gobierno de su hermana Karina, la única persona en la que Milei confía ciegamente. Una mujer que pasó de vender tortas y tirar el tarot hace dos años a convertirse en la coordinadora de toda su actividad, desde el diálogo con el Fondo Monetario hasta el contacto con los futuros funcionarios. Y es, por sobre todo, quien controla el “canal de luz” que comunica a su hermano Javier con los seres vivos y muertos que lo asesoran.

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El dedo en la llaga. Horas después de la celebración en la Bolsa, The Economist, uno de los medios especializados más leídos por el establishment internacional, le abonó miedo a sus miedos.

Calificó a Milei de “un riesgo para la democracia”, un creyente de teorías conspirativas, con “vena autoritaria”, “escéptico del cambio climático”, carente del “temperamento adecuado” y que sugiere “decapitar” a exfuncionarios. Y, además, puso el dedo en la llaga.

La periodista que lo entrevistó durante tres horas, antes se había entrevistado con el periodista de la revista Noticias que en la biografía no autorizada del libertario (“El Loco”, editorial Planeta) había revelado sus contactos con el más allá. 

La corresponsal de The Economist le preguntó a Milei lo que antes le habían preguntado el corresponsal de El País de España y los pocos periodistas argentinos que se atrevieron a incomodarlo con un tema que, hasta hace poco, él mantenía en estricta reserva.   

THE ECONOMIST: Dicen que sus perros lo aconsejan sobre política y que habla con Conan (su perro muerto).

MILEI: ¿Qué dicen, que mis perros determinan mis estrategias? ¿Que son como un comité estratégico? Bueno, son el mejor comité estratégico del mundo. 

T. E.: Entonces, no lo niega ni lo confirma.

M: Que digan lo que quieran. Veamos los resultados. ¡Si es así, todo el mundo querrá contratarlos! ¡Son geniales!

Milei puede no decir la verdad en otros casos o darle la espalda a quienes lo ayudaron a llegar hasta acá, pero en ninguna de las entrevistas negó sus vínculos extrasensoriales con su amado perro y sus clones. A riesgo de lo que eso significa, en plena campaña, para audiencias más escépticas. Como si se hubiera juramentado no convertirse jamás en el Judas de Conan.

Dicen que el pánico es más contagioso que la peste. 

Que es el virus que hoy recorre al círculo rojo. Pero François Mauriac, el Nobel de Literatura, también sostenía que ese miedo es el principio de la sabiduría. Su traumática vida le había dado razones para saber que el primer paso para vencerlo, es entenderlo.