Joseph Nye, catedrático norteamericano instauró el término de “soft power” como un poder de atracción y persuasión. El poder blando es la “habilidad de un Estado para persuadir a otros países evitando el uso de la fuerza o la coerción, valiéndose de medios más sutiles, como su cultura, su modelo social o sus valores políticos”. Ahora bien, la pregunta es: ¿Argentina cuenta con poder blando?
La era de las tensiones inauguró el desembarco del nuevo gobierno en el mundo. El pragmatismo a través de una gran carga ideológica, donde el Presidente no cesa de manifestar un vocabulario despectivo de “zurdos y comunistas” se puede atribuir a un sistema de creencias neoliberal de derecha, con una visión anticomunista, donde tanto en nuestro país como en el exterior, ha expuesto sus ideas cercanas a la desaparición de las funciones del Estado.
Esto sucedió en el Foro de Davos, dejando a la Argentina en un lugar poco amistoso para entablar relaciones tanto políticas como comerciales, más allá de socavar un prestigio que Argentina supo ostentar gracias a diversas posturas y labor de instituciones por ejemplo, de Derechos Humanos, desde una perspectiva histórica que ahora pareciera desvanecerse gracias a un estilo de retórica hostil tanto interno como externo.
Milei ha dejado claro que su gobierno priorizará las relaciones con Estados Unidos (acreedor del 16% de acciones del FMI) e Israel, pero también se ha encargado de dejar en claro con qué países no intentará generar lazos, básicamente por una visión política. Lo cual resulta sumamente dañino para Argentina, que necesita estrechar lazos comerciales beneficiosos con la mayor cantidad de socios posibles.
Sin embargo, más allá de las cuestiones de índole ideológica que responden a supuestos subyacentes con un fuerte clivaje “anticomunista” como él mismo lo llama, la realidad indica que la praxis beneficia a Argentina, justamente con países que no son de interés para Javier Milei. Según datos del último trimestre de 2023 elaborados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos; respecto a las exportaciones, el mayor volumen tuvo como destino Brasil con 1.053 millones de dólares y un saldo favorable en el intercambio de 129 millones de dólares. Mientras en segundo lugar se encuentra China representando un ingreso por nuestras exportaciones de 337 millones de dólares.
Las tensiones continúan, hace días nomás el Presidente calificó a su par colombiano Gustavo Petro de “comunista asesino”, desencadenando un comunicado oficial colombiano que sostenía que las declaraciones del Presidente argentino fueron “irrespetuosas e irresponsables”.
Hay que destacar, asimismo, que las declaraciones de campaña son difíciles de sostener cuando se es gobierno. En este plano podemos recordar aquellas menciones a romper relaciones con la Santa Sede, y contrastarlas con los sucesos de los últimos días, donde Javier Milei le envió una carta al papa Francisco donde le dedicaba varios elogios y lo invitaba a venir a Argentina. Lo cierto es que el próximo 12 de febrero se concretará un encuentro entre el Sumo Pontífice y el Presidente en el Vaticano en un gesto de acercamiento e inicio de un diálogo.
El “soft power” es un término que bien pudo aplicarse a Argentina que no constituye una potencia militar, donde, desde el Papa hasta el fútbol han resultado elementos de poder atractivo, sumado a una diplomacia pública generadora de vínculos comerciales y de cooperación internacional interesantes, que resultan ser hoy, las antípodas, frente a una política exterior mesiánica impregnada de un fanatismo ideológico, que poco opera en cultivar un “poder blando”.
*Politóloga. Analista Política (@asacop.arg).
