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pepe albistur, eje de la disputa entre la izquierda y la derecha k

Olas, viento y sucundún

El miércoles pasado, un funcionario kirchnerista más bienintencionado que importante (porque en el Gobierno sigue habiendo gente con muy buenas intenciones y convencida de que la “oportunidad histórica de reconstruir la Argentina” permanece abierta) me dijo, sin llegar a la imploración: — Paren de anticipar que Pepe se va, dale... Porque cada vez que en PERFIL sale algo así, Kirchner lo confirma en el cargo sólo para no darles el gusto a ustedes.

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El miércoles pasado, un funcionario kirchnerista más bienintencionado que importante (porque en el Gobierno sigue habiendo gente con muy buenas intenciones y convencida de que la “oportunidad histórica de reconstruir la Argentina” permanece abierta) me dijo, sin llegar a la imploración:
—Paren de anticipar que Pepe se va, dale... Porque cada vez que en PERFIL sale algo así, Kirchner lo confirma en el cargo sólo para no darles el gusto a ustedes.
Pepe es Enrique “Pepe” Albistur, polémico secretario de Medios de Comunicación y administrador desde 2003 de la monumental caja de la publicidad oficial, a través de la cual (aparte de premiar a los periodistas y medios “amigos” y castigar a los “enemigos”) se está desarrollando ahora mismo un inquietante multimedio privado, con eje en la quinta de Olivos y rulemanes muy aceitados en el entrenadísimo Grupo Hadad y el movedizo Grupo Szpolski. La cuestión es que, al menos por lo que indican los deseos del funcionario bienintencionado de más arriba, el futuro de Albistur pende de un piolín.
No se trata sólo de que Alberto Fernández, el gran sostén político de Pepe, ya no esté para bancarlo sino, en el fondo, de que tanto el omnipresente Néstor como la deshidratada Cristina estarían convencidos de que la bajísima imagen del Gobierno está a punto de ser irremontable.
Antes de suspender toda la actividad por ese estrés lipotímico que la dejó de cama, se asegura que la Presidenta recibió un paper lapidario elaborado por el grupo de prestigiosos intelectuales de Carta Abierta, que, desde la crisis del campo, viene oficiando de ala intelectual del Proyecto K. Allí se dice que:
“A la hora de pensar en los problemas de comunicación del Gobierno, suele aludirse a cierto aspecto técnico o instrumental, de equivocación en las formas o en la elección de los canales y voceros. Y aunque todo ello pueda ser cierto, no atañe en absoluto a lo esencial. El Gobierno tiene serios problemas de comunicación, pero ellos apenas se relacionan con cuestiones de instrumentación o eficacia.”
“Las cooptaciones y alianzas tejidas por el Gobierno con algunos medios resultan cuanto menos temerarias. El caso de Infobae o C5N es paradigmático.”
“Desafortunadamente, la comunicación gubernamental parece adolecer de toda estrategia y, lo que es peor, de todo diagnóstico acertado frente al estado de cosas.”
“En el contexto de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner y de sus declaraciones en ese sentido, se vuelve fosforescente su deuda manifiesta en la demora de una nueva Ley de Radiodifusión que vaya en consonancia con su acción política en el marco del proyecto nacional.”
Lo que Carta Abierta demanda, en síntesis, es: cambio de funcionarios, cambio de aliados, cambio de reglas de juego para los medios.
Néstor Kirchner asistió a la última asamblea del grupo, celebrada en La Plata antes de fin de año. Allí les prometió que Cristina iba a avanzar este año con la presentación del proyecto de Ley de Radiodifusión en el Congreso. Se arriesga que el Día D sería en marzo, al iniciarse las sesiones ordinarias. Cuesta creerlo.
Los propios promotores de una reforma “antimonopólica y democratizante” entendieron, a coro con Néstor y Cristina, que el conflicto con el campo alcanzó la magnitud que alcanzó porque, en realidad, “la pelea de fondo fue con el Grupo Clarín”. Y que la derrota que recibieron no fue propinada por la Mesa de Enlace, sino por los “fierros mediáticos”.
Si tuvieran razón, este año puede estar para alquilar balcones.
¿El kirchnerismo, desgajado como está, se siente en condiciones de librar la supuesta “madre de todas las batallas por la construcción del relato”?
¿O los Kirchner ya creerán de veras que va llegando el momento de jugarse al todo o nada?
Lo constatable, por lo pronto, son las intrigas para desplazar a Albistur. En la perdurabilidad o no del inefable Pepe, se simboliza hoy por hoy la disputa entre la “izquierda” y la “derecha” pingüinas.
Un juez estaría por citarlo a indagatoria por haber desviado publicidad oficial hacia empresas de su familia. ¿Será el hecho que defina su adiós?