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CONFIGURACIONES EN LA ARGENTINA

Un nuevo mapa de ofertas políticas

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candidatos | Cedoc Perfil

Desde mediados del siglo pasado dos fuerzas políticas dominaron la oferta para gobernar el país: el peronismo y el radicalismo. Fuerzas con diferencias en cuanto al apego a las prácticas republicanas y a los sectores sociales donde encontraban su mayor apoyo, pero con resultados económicos parecidos.

Escenario político que se mantuvo hasta la crisis de 2001 y que mostró una relación compleja entre esas dos fuerzas ya que, si bien competían fuertemente por obtener mayorías electorales que les permitiera llegar al poder, no vacilaron en buscar aproximaciones cuando sus gobiernos enfrentaron dificultades. Aproximaciones que se remontan a Perón y Frondizi cuando el golpe militar de 1955, que trunca el nuevo rumbo económico que el primero inaugurara en 1952, sumado a la proscripción de su fuerza política, lo llevan a establecer acuerdos con el segundo, quien apuesta fuertemente al desarrollo económico. El nuevo golpe que derroca a Frondizi marca el fin de la preocupación por ese desarrollo, y desde entonces tanto el peronismo como el radicalismo desatienden las condiciones necesarias para promover las inversiones productivas creadoras de riquezas y de empleo genuino, lo que se traducirá en niveles crecientes de pobreza e insatisfacción ciudadana.

En esa deriva se producen otros acercamientos como cuando Alfonsín nombra ministros de origen peronista durante su mandato; y años después el mismo Alfonsín colabora con Duhalde para intentar superar la crisis de 2001.

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Crisis que no hace más que poner en evidencia los fracasos socioeconómicos de ambas fuerzas políticas, las que pierden capacidad de ofrecer soluciones a la ciudadanía, lo que va configurando un nuevo mapa de la oferta política. De hecho, si bien no se cumplió aquello de “que se vayan todos”, el radicalismo diluye su presencia con resultados electorales que evidencian su falta de representación; y el peronismo es cooptado por el naciente kirchnerismo, que pasa a dominar cómodamente el escenario político hasta 2015, cuando la aparición de una nueva oferta política (el PRO), en alianza con el radicalismo y la Coalición Cívica, lo derrota. Alianza que a su vez es vencida por el kirchnerismo, que recupera el poder en 2019 gracias a una ingeniosa estrategia, cuya fragilidad e incapacidad para resolver los problemas del país han generado una crisis de tal magnitud que parece haber sepultado definitivamente las ofertas políticas vigentes hasta este momento.

Un nuevo mapa de ofertas políticas se hace necesario y parece incubarse alrededor del papel diferente que las mismas asignan al Estado.

Una primera oferta cuenta como base la alianza entre los restos del kirchnerismo camporista y la izquierda tradicional (ya anunciada por contactos entre Máximo y Myriam Bregman), la que haría un uso socializante del Estado. Una segunda oferta construye sus bases a partir de una alianza entre el Frente Renovador de Sergio Massa y el radicalismo que lidera Gerardo Morales, a la que se sumarían sectores de un peronismo tradicional no kirchnerista; alianza con orientación estatista tradicional, con presencia del Estado incluso en actividades productivas como las que se intentan en Jujuy. La oferta se completa con una tercera alianza, que se conformaría con el PRO y algunos de los nuevos líderes libertarios; más desprendimientos republicanos y procapitalistas del peronismo, así como grupos que abandonarían el radicalismo de Morales, con Martín Lousteau a la cabeza y Martín Tetaz como promesa en crecimiento, oferta que haría hincapié en la reforma del Estado para hacerlo eficiente y capaz de promover las inversiones productivas que ayuden a superar la grave crisis actual, en busca de un capitalismo moderno y equitativo.

*Sociólogo.