No es noticia recordar el importante volumen de empleo creado en los primeros años de salida de la crisis. Entre mayo de 2002 e igual mes de 2003, cuando asume el presidente Néstor Kirchner, el ritmo de creación de empleo ya era del 5% anual. Esa intensa dinámica continuó durante un trienio al menos. Ya en 2007 se inició un período de amesetamiento de ese ritmo. Pero eso que es un dato y ya es historia no podemos apreciarlo en la actualidad. Para explicarnos esto es necesario dar un pequeño rodeo.
La manera de saber en la Argentina el volumen del empleo proviene de dos fuentes principales, no siempre coincidentes: el Censo Nacional de Población y la Encuesta Permanente de Hogares. Claro que el censo se realiza cada decenio y en ocasiones sus resultados fueron cuestionados. Pero resulta que la calidad de la otra fuente, la EPH, depende, en parte, de la aptitud que la encuesta tiene para “captar la realidad”. Entre otras cosas, los censos permiten establecer mejor cuál es el territorio sobre el que se extiende cada aglomerado y, por lo tanto, tener una mejor descripción de las características y dinámica de la población de ese conjunto urbano.
Ahora bien, como resultado de la aplicación de los resultados censales a la redefinición de las aglomeraciones incluidas en el listado de la EPH, se produjo una situación, al menos, dudosa. Entre el cuarto trimestre de 2013 y el tercero de 2014, según se informa, se habría completado la redefinición poblacional de la treintena de aglomerados en los que se releva la Encuesta.
Por un lado la EPH viene registrando un estancamiento –y en algunos trimestres una declinación– en las tasas de actividad y de empleo. De acuerdo con lo informado en el último decenio habría habido cambios en la composición de la población que darían como resultado menores tasas respecto de lo que se estimaba previamente. Por ejemplo, la baja en la tasa de empleo no se debería sólo a la pérdida de puestos de trabajo, sino a que estaría ahora mejor calculado ese indicador. Pero, además, como el ajuste poblacional fue muy voluminoso y hacia arriba, los datos absolutos resultantes no pueden dar cuenta cabal de aquellas disminuciones. Más allá de las decisiones de cada estudioso del tema, lo interesante es que los organismos oficiales vienen reproduciendo la información de la EPH tanto de las tasas como el total del empleo. En el caso del Boletín de Estadísticas Laborales (BEL) la reproducción de esa información y su expansión al total urbano del país está acotado hasta comienzos de 2013. En el mismo sitio, las tasas de actividad y empleo de la EPH se reproducen hasta las de comienzos de 2014. No es de descartar que las dificultades mencionadas para la utilización e interpretación de la serie de empleo, hayan contribuido a la interrupción de la serie ministerial.
Si se toman los valores publicados en los Informes de Prensa de EPH, entre el segundo trimestre de 2013 e igual período de 2014 el empleo –en los aglomerados en los que se hace la encuesta– aumentó en dos mil. Pero si se toman valores poblacionales comparables, por ejemplo los que el Indec informa que conforma la base poblacional de esos aglomerados en base al Censo de 2010, habría una disminución de trescientos mil. La diferencia no es menor. Digamos de paso que ese número expandido a la población total del país implica una caída de entre 450 mil y 500 mil personas ocupadas.
Algunos interpretan que esa estimación es exagerada pues la población estaría compuesta de manera diferente a lo que se estimaba hasta ahora (por el propio Indec). Pero resulta que hasta ahora, no se han publicado los resultados por localidad del Censo de 2010 con lo cual no es posible corroborar ni el volumen ni la composición de la población que debe servir de referencia para construir el relevamiento continuo de la EPH. Aun tomando en consideración esa disminución de las tasas estimadas –de actividad y de empleo– la declinación de las mismas continúa y, por lo tanto, la disminución absoluta. Pero no está aclarado ni por los funcionarios ni por los informes y documentos hasta ahora disponibles cuál es el impacto que debe considerarse correcto para los datos absolutos. En resumen, se trata de tener una respuesta a una simple pregunta: ¿cae o no el empleo en Argentina en el último año? Si los activos son cada vez menos en proporción, ¿hay desaliento ocupacional como en los noventa? Por ahora es algo que está pendiente de dilucidación.
*Director del Ceped e investigador del Conicet.