Un día después de haber pedido más fondos al G20 para aumentar el financiamiento del FMI, la directora del organismo, Kristalina Georgieva, aseguró que la economía global entrará este año en una recesión que puede estar al nivel de la de 2009 y advirtió que los emergentes necesitarán US$ 2,5 billones adicionales a las medidas que se estuvieron anunciando.
La titular del Fondo dio una conferencia de prensa virtual desde la sede el organismo en Washington, acompañada por el vocero, Gerry Rice. El organismo comenzó a monitorear las medidas aplicadas por los países para hacer frente al coronavirus y empezó por los países del G20. Así, la evaluación sobre las medidas de la Argentina marcan que tendrán un costo fiscal del 1% del PBI, en base a lo anunciado hasta el 25 pasado.
“Está claro que hemos entrado en una recesión que será tan mala o peor que en 2009” y “la profundidad de esta recesión dependerá de dos cosas: contener el virus y tener una respuesta efectiva y coordinada a la crisis”, remarcó la directora gerente.
Con el “parate repentino” de la economía mundial por el impacto de la pandemia de coronavirus, la estimación del Fondo “para las necesidades financieras generales de los mercados emergentes es de, como mínimo, US$ 2,5 billones”, dijo Georgieva. La economista búlgara precisó además que en la actualidad hay 81 países que requirieron asistencia al organismo, una cifra sin precedentes, y de ellos 50 son de bajos ingresos y los restantes 31 emergentes.
En cuanto a los alcances de esta crisis, advirtió que “esto está en el extremo inferior” y sobre los mercados emergentes evaluó que “fueron tremendamente impactados por la pandemia, y podrán seguir siendo aún más impactados en el futuro”. Tal como dijo a los jefes de Estado hace un par de días, reiteró que la salida de capitales desde los países emergentes resultó de 83.000 millones de dólares. En su informe sobre la Argentina, el FMI destacó que el cepo introducido en agosto de 2019 y que persiste, permitió un blindaje al país frente a la volatilidad del dólar y a la salida de capitales que experimentaron los países emergentes y que llevaron, por ejemplo, a la devaluación del real en Brasil, donde el Gobierno de Jair Bolsonaro también evitó las intervenciones.
Deuda. Georgieva también abogó por el perdón de la deuda de los paises más pobres del mundo, en línea con el Banco Mundial. Allí, pidió la colaboración de los países y acreedores como el Club de París. Se trata de unos US$ 11.000 millones, según indicó en la conferencia. La Argentina no figura en este grupo pero también podría beneficiarse de políticas globales que dilaten sus obligaciones de deuda o de una ampliación de los fondos del Fondo Monetario bajo la forma de los derechos especiales de giro.
Según Lisa Schineller, managing director Sovereign Ratings Latin America, en el caso de la Argentina hay expectativa por la reestructuración de deuda y la calificadora ve riesgos asociados a ese proceso. Del otro lado, señaló que el Gobierno tomó medidas por el Covid-19 que impactan en los datos fiscales, algo que también miran los bonistas. La oferta que se esperaba para la próxima semana, ahora llegará en abril, según Schineller. “La administración todavía no dio detalles del plan todavía que es algo que los bonistas reclaman. El timeframe era ambicioso y desafiante”, remarcó.
