Entre el 18 y el 23 de febrero pasado, el escritor chileno Luis Sepúlveda concurrió a un festival literario en Oporto, Portugal. De regreso en Asturias, donde reside, seis días después fue diagnosticado como portador enfermo de coronavirus, razón por la cual se encuentra internado en grave estado a sus 70 años; la esposa, poeta y cuatro años menor, Carmen Yáñez, también está aislada por manifestar los síntomas de la enfermedad. Esto confirma que la pandemia viaja en aviones, trenes, barcos, y que una persona puede contagiar a varias en una determinada franja etaria de riesgo. Eso sí, el virus es invisible, no así la ignorancia. Para el profesor Santiago Elena del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (Valencia), cerrar congresos o ferias es una medida exagerada y carente de efectividad, al igual que andar con barbijo, que sí deben usar los que portan el virus para no diseminarlo.
De hecho, la cultura europea entró en pánico, y el Museo del Louvre cerró sus puertas de un día para otro. Tal vez sus directivos teman por la salud de las obras que exhibe. En el mismo tono trágico, se suspendieron la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia (30/3 al 4/4), el Salón del Libro de París (20 a 23/3), mientras peligra la realización de la Feria del Libro de Londres. Si las líneas aéreas pierden pasajeros, el miedo al contagio produjo una disminución en la circulación en las ciudades europeas. En sus casas, las personas disponen de tiempo libre y esto, más el terror mediático generalizado, provoca el aumento de consumos culturales: cine, series y libros. Se quiere saber, tomar ejemplos, qué hacer a partir de otras experiencias, reales o ficticias.
El fenómeno se manifiesta con la novela La peste de Albert Camus, que en los dos primeros meses del año vendió casi 9 mil ejemplares, cuando todos los años se venden un promedio de 22 mil. La misma está entre los diez libros más vendidos de Italia. Las plataformas de streaming, por ejemplo, muestran un inusitado interés por un film de Steven Soderbergh (el que arruinó Solaris de Tarkovsky con una versión simplista): Contagio (2011), así como de otros engendros vinculados a zombies o pandemias. En este rubro podemos recomendar el vuelo poético animista del indio M. Night Shyamalan, El fin de los tiempos (2007), donde cierta toxina natural produce suicidios masivos en la población norteamericana, en sí un gesto de defensa de las plantas ante la depredación humana. Otro film atractivo, último de la saga de Ridley Scott, es Alien Covenant (2017), donde David, el robot casi humano, demuestra ser un verdadero dios psicópata: no solo extermina a los alienígenas superiores esparciendo un veneno, también modifica genéticamente los huevos de Alien para que se contagien como esporas invisibles.
En la Argentina tenemos cierta riqueza cultural en cuanto a pandemias, y esta viene de la mano de un personaje singular, cuya prosa podemos arriesgar fue la más refinada y humorística, predecesora de Borges: Eduardo Wilde. Médico, ministro de la Nación dos veces, como estudiante ayudó en la epidemia de cólera (1867-68), luego cirujano en la Guerra del Paraguay, luchó incansable en la epidemia de fiebre amarilla de Buenos Aires (1871) y hasta contra la peste bubónica en Asunción. Tanto su biografía en dos tomos, Eduardo Wilde. Una historia argentina de Maxine Hanon, como en sus libros, se expresan la grandeza y la lucidez intelectual. En su relato La lluvia puede leerse: “La convalecencia es una nueva vida que se comienza siendo grande. Uno nace de la edad que tiene al salir de su enfermedad”.
Como esta peste se origina en Oriente, de allí llegan noticias inquietantes respecto de la literatura: Kim Yo-jong, hermana del líder norcoreano Kim Jong-un, considerada la segunda figura más importante del régimen, ordenó a la Alianza de Escritores Coreanos que produzca nuevas obras de literatura para marcar la fundación del Partido de los Trabajadores de Corea el 10 de octubre de este año. La nota del Daily NK refiere a que no quedan muchos escritores, Kim Jong-un exterminó a unos cuantos, por no decir a casi todos, en una purga masiva al asumir en 2012. A esto se suma que no pueden recorrer el país, por la amenaza del coronavirus, y así tomar testimonios de vida a los ancianos revolucionarios para las obras encargadas (si es que queda alguno sin infectar o sobrevivió a las purgas). ¿Llegaremos a conocer alguna edición de estas promesas?