CULTURA
Anticipo editorial

El amor, la vida y el consumismo según Noam Chomsky y Pepe Mujica

Sobreviviendo al siglo XXI, Chomsky & Mujica recopila los diálogos de los encuentros del lingüista y el expresidente uruguayo reunidos por el mexicano Saúl Alvídrez.

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Noam Chomsky y Pepe Mujica. | CEDOC

¿Cómo juntar a dos pensadores y referentes políticos y sociales como Noam Chomsky y José ‘Pepe’Mujica? El primero, un intelectual respetado a nivel mundial, con una vasta obra que abarca muchísimos temas, el otro, quizá el político más respetado del mundo, que sufrió las peores condiciones carcelarias en la última dictadura uruguaya y que llegó a la presidencia de su país.

Quien cumplió el sueño de juntarlos fue Saúl Alvídrez, un activista y documentalista mexicano, creador del movimiento #YoSoy132, también conocido como la Primavera Mexicana. La idea fue realizar una película, que aún aguarda financiación. Pero el primer fruto fue el libro Sobreviviendo al siglo XXI. Chomsky & Mujica por Saúl Alvídrez, del que anticipamos un fragmento del capítulo Valores para el siglo XXI, en el que los protagonistas de este increíble encuentro hablan del amor, la vida y la humanidad, más allá de la política.

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"SAÚL Profesor, ¿qué significa para usted una vida bien vivida?
NOAM. Bueno, podemos comenzar a responder eso con lo que dice Ornar Khayyam: «Una hogaza de pan, una jarra de vino y esa persona» [abraza a Valeria y sonríe]. Y a partir de eso seguimos.

SAÚL. Don Pepe, ¿qué es el amor?
PEPE. ¡¿El amor?! Bueno, a mi edad es una dulce costumbre, una costumbre acogedora, solaz. Creo que, como en todas las cosas, el amor tiene edades; el tiempo opera sobre todas las cosas. El amor llega y cambia: es volcánico cuando somos jóvenes, y a mi edad lo defino como una dulce costumbre; como un acostumbramiento de cosas cotidianas poco importantes en apariencia, pero que al final son las únicas importantes [sonríe junto con Lucía].

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Noan Chomsky y José 'Pepe' Mujica.

SAÚL. Profesor Chomsky, ¿qué opina usted del amor?
NOAM. Yo no creo que el amor cambie con el tiempo. Si regresamos a los clásicos, a Homero, los griegos fueron a la guerra porque robaron a Helena. Penélope entonces tejió alfombras durante diez años esperando el regreso de Odiseo. Es decir, a veces puedes estar esperando sin saber que esperas algo. Yo esperé muchos años antes de que Valeria apareciera, y de pronto conocí un nuevo tipo de amor. Creo que el amor es permanente.

SAÚL. Ustedes [Noam y Valeria] están juntos desde el 2014, ¿cierto?
VALERIA.2013.
NOAM. Eso demuestra que puedes encontrar el amor a los 87 años [todos ríen].
VALERIA.No, tenías 84 [dice riendo].
NOAM. ¡Es cierto! [sonríe].
LUCÍA. Bueno, nosotros tenemos un amigo, antropólogo, que encontró el amor a los 94.Y me escribió un mail que decía: «¡Llegó la primavera!» [todos ríen]. Lo habíamos invitado, pero tenía un compromiso y no pudo venir. Es un hombre muy especial.
PEPE. Es increíble. Daniel Vidart se llama. Más o menos cada dos meses está sacando un libro. Es antropólogo.
LUCÍA. Este profesor, Vidart, nos decía que cuando era joven hacía planes para varios años; después se fue haciendo más viejo y planeaba para meses; ahora se hace un plan para cada día [todos ríen].
NOAM. Bueno, conmigo fue algo diferente [toma la mano de Valeria]. Yo tenía contemplado que mi vida algún día terminaría, pero ahora planeo vivir para siempre [todos sonríen].

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SAÚL. Don Pepe, ¿qué significa darle sentido a la vida?
PEPE. Me parece que la pequeña diferencia que tiene el hombre frente al resto de los animales es que, hasta cierto punto, el ser humano le puede dar sentido y orientación a su vida. Y esa es la oportunidad que tenemos estando aquí: darle sentido a nuestra vida, darle un rumbo. Porque, si no lo hacemos nosotros, será manejada por el mercado, y eso plantea un dilema. No hay que esperar a tener un mundo mejor; hay que luchar por un mundo mejor y es posible un mundo mejor. Pero cada uno de nosotros tiene un mundo mejor que construir dentro de sí mismo, y eso es ser dueño de su propia vida, no dejar que se la manejen desde fuera. Para eso no se precisa llegar al poder ni cambiar las relaciones de propiedad ni nada; se precisa pelear dentro de nuestra cabeza. Eso es posible, y ese es el mensaje más fuerte que hay que transmitir a los jóvenes: si no podés cambiar el mundo, podés cambiar vos, no dejarte dominar; eso es más que suficiente. ¿Por qué? Porque al fin y al cabo el milagro mayor que hay es la vida. Mirá, cuando yo era más joven era humanista, me parecía que la vida humana estaba en el centro. Pero ahora que estoy viejo soy menos humanista; ahora amo la vida, la vida de un pastito, la vida de una hormiga, la vida de una cucaracha... ¡La vida!, esa diferencia que nos separa de lo inerte. A ese mundo pertenecemos.

En el fondo, es una cuestión filosófica. ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Será recibir fríamente la escalera del famoso progreso y que pase cualquier cosa, o será tratar desesperadamente de incidir en que el progreso contribuya a multiplicar la posibilidad de felicidad humana? Esa es la cuestión. Pero, además, algún día serán viejos, se mirarán al espejo y van a tener enfrente este dilema: ¿Gasté mi vida traicionándome a mí mismo? Es decir, ¿me he pasado la vida pagando cuentas y confundido, creyendo que el progreso significa estar enganchado con una sociedad consumista que me lleva para adelante con una presión de marketing, o soy dueño del rumbo de mi vida? Esta es la cuestión. Tal vez no puedas cambiar el mundo, pero podés aprender a caminar dentro del mundo sin que la corriente te lleve.

(…)