CULTURA
hasta el 30 de noviembre

El indio tehuelche que fue estrella

A todo Patoruzú se titula la muestra con la que la Biblioteca Nacional honra al célebre personaje de historieta. Un recorrido por la obra artística de Dante Quinterno.

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Creador. La muestra está dedicada a Dante Quinterno (en la foto, a la der., junto a Walt Disney), creador del personaje. | centro de historieta y humor grafico argentinos de la biblioteca nacional

Para celebrar los noventa años de la aparición de Patoruzú, el Centro de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la Biblioteca Nacional montó una muestra que incluye tapas de dibujantes como Divito y Eduardo Ferro, merchandising, bocetos de Oscar Blotta, Julio Lovato, Rodolfo Claro y del propio Dante Quinterno, creador del personaje.  

“El germen de la muestra está en una visita que le hice a Guillermo Roux –explica José María Gutiérrez, curador y director de este valioso espacio consagrado a lo mejor de la gráfica nacional– para que me identifique aquellas portadas de Patoruzito que él había coloreado, y que marcan el inicio de su carrera de pintor. La visita se convirtió en una conversación fabulosa en la que se evocó a la editorial de Quinterno de entonces como una especie de informal academia. También está mi interés por los inicios de Quinterno a fines de la década del 20 que marcan, a su vez, el inicio de una nueva etapa en la historia de las imágenes en Argentina. El tercer factor fue la presentación de las reediciones de las historietas de los años 30, que editó Asissi, poniendo en circulación los episodios que creó el propio Quinterno, y, por último, por supuesto, la efeméride”.

Al ingresar a la Biblioteca desde la avenida Las Heras, el paseante ya se pone en clima con impactantes gigantografías del tehuelche de nombre guaraní que decoran el pequeño parque, pero en la sala de exhibición los fanáticos –y no tanto– tienen, por primera vez, la posibilidad de ver al personaje en su estado puro, dibujado por la envidiada mano de su creador. “Trabajé durante cuatro meses –detalla Gutiérrez– centrando la selección en los originales disponibles que conserva la familia de Quinterno, y luego algunos documentos del archivo de la Biblioteca Nacional, como cartas manuscritas, y otros documentos gráficos inéditos”.

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A todo Paturuzú, recomendable para toda la familia, por su capacidad de entretener a los niños y deslumbrar a los adultos con la excelencia artística del material expuesto, da la posibilidad de conocer las primeras apariciones de Isidoro, Upa y Pampero, al tiempo que funciona –por qué no decirlo– como un triste recordatorio de una época de oro de la industria editorial argentina.

“Entre las perlitas –se ufana Gutiérrez–  yo destacaría aquellas nunca antes exhibidas y desconocidas aun para los más avezados especialistas: una foto de Quinterno a los 14 años vendiendo muñequitos de Pancho Talero, bocetos de escenas nunca vistas  del cortometraje Upa en apuros”, el maravilloso muñeco de pañolenci que se produjo artesanalmente desde 1936 y, obviamente, las ilustraciones de tapa y las tiras dibujadas por el propio Quinterno que permiten constatar el enorme artista e historietista que era, en el más alto nivel internacional”.

Como en el caso de la muestra Entre tapas, de 2015, además de otras, la Biblioteca acompaña la exhibición con catálogo de lujo que cuenta con el aporte de enjundiosos del tema como los dibujantes Pablo Sapia –director artístico y curador de la reedición de Assisi mencionada por Gutiérrez–  y Lucas Nine. “En el catálogo busqué que se organizaran secciones que aporten nuevas miradas para revisar la historia del personaje, de su autor y de la historieta y sus contextos, porque repetir los trabajos anteriores no tenía mucho sentido, y el resultado es una serie de artículos y documentos reproducidos que habilitan la investigación, el estudio y una revisión de temas como el de los inicios de Quinterno como precoz autor heredero y, a la vez, renovador de las tradiciones locales entre 1923 y 1931 o las circunstancias del estreno de Upa en Apuros en 1942”, sintetiza Gutiérrez, quien, además, le debe el éxito de la empresa a los discretos descendientes del gran dibujante y editor: “La familia Quinterno predispuso documentos, obras y otras piezas valiosísimas sin ningún tipo de restricción, muy generosamente. Eso no tiene precio”.