CULTURA
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Pandemia: la cultura el día después

Un libro reúne ensayos de diez autores y autoras argentinos que reflexionan sobre el presente y el futuro de la cultura. Galería de fotos

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Hernán Vanoli, José Emilio Burucúa, Martín Kohan, Luciana Peker y Laura Malosetti Costa. Algunos de los autores y autoras que componen el volumen. | Cedoc Perfil

Diez autores de distintas disciplinas y edades ensayan hipótesis sobre el presente y el futuro de la cultura, jaqueada por la pandemia de coronavirus desde mediados de marzo en la Argentina. El libro, que se puede leer gratis desde la página web Cultura BA, reúne ensayos de nombres destacados como el historiador de arte José Emilio Burucúa y el escritor Martín Kohan, la ensayista y activista feminista Luciana Peker, el investigador en Ciencias Sociales Tomas Borovinsky, la cineasta Paula Hernández, el historiador Maximiliano Fiquepron y el director teatral Alejandro Tantanian. Cada uno reflexiona desde su ámbito específico, lo que convierte el libro en una suerte de brújula para orientarse en medio de la crisis.

La publicación es una iniciativa del Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires y la Fundación Medifé y tiene prólogos de Enrique Avogadro, ministro de Cultura porteño, y Daniela Gutiérrez, gerenta general de la fundación, Porvenir. La cultura en la post pandemia tiene dos ejes bien definidos: por un lado, la puesta en palabras de experiencias, ideas y deseos de los autores convocados; por otro, hipótesis de lo que podría sobrevenir en el campo de la cultura en el corto y mediano plazo. En ese sentido, los escritos de Laura Maloseti Costa, Hernán Vanoli, Ángeles Salvador, Borovinsky y Burucúa (cuyos textos parecen dialogar sobre la relación entre humanos y medio ambiente) ponen en juego este momento de incertidumbre para imaginar nuevas formas de vivir y crear. 

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“Parte del desafío que nos queda por delante es comenzar a definir cómo vamos a volver –escribe Daniela Gutiérrez en el prólogo-. La realidad como la conocíamos cambió y es fundamental pensar colectivamente qué queremos para el día después y qué rol imaginamos para la cultura. Nos parece fundamental abrir espacios de reflexión y debate sobre el porvenir de tal manera de ser protagonistas activos en su construcción”.

Como el área cultural es una de las más afectadas por la pandemia, se extraña en el conjunto de ensayos la mirada de un especialista en economía de la cultura. El que más se acerca a esta cuestión es el narrador y sociólogo Hernán Vanoli, en el escrito “El aire y la moneda”, donde señala el carácter endeble del sistema de auxilio de subsidios y mecenazgos estatales para enfrentar la “coronacrisis” y propone que el Estado genere o adquiera medios de producción. “Construcción de tecnología, negociación con las plataformas que se valorizan financieramente y en forma millonaria sin respetar derechos laborales, puesta en valor de máquinas y de sistemas de distribución al servicio de los militantes culturales –destaca el autor de Cataratas-. Quizás estas ideas resulten naives y con seguridad aquellos que conocen mejor que yo los diferentes mundos de la producción cultural podrán tener otras ampliamente superadoras”. Asimismo, Luciana Peker grafica la paradoja del aumento de los consumos culturales provistos durante la cuarentena mientras se deja a la intemperie a aquellos que los producen. “El acceso gratuito es un valor cultural de la democracia como puente para llegar a los sectores populares –en donde se necesita la intervención del Estado como democratizador de acceso a los saberes– pero también a la garantía de pan y techo para los/las trabajadores/as de la cultura”, escribe en “Remar en dulce de leche para salir del naufragio”. Desde el epílogo, la voz de Jorge Telerman advierte que la cultura contará con menos presupuesto público en el porvenir inmediato: “Todos, naciones y personas, seremos más pobres”.

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En “Los problemas de la literatura pospandémica”, Ángeles Salvador enumera una serie de clichés con los que deberán lidiar los escritores: “Pueden agruparse a dedo en algunas categorías: lo instauracional, eso que nos hace decir –ojiabiertos– que nunca antes habíamos vivido algo semejante. Lo universal, ahí corrió mucho el asombro por lo inédito de que todo el mundo esté pasando por esto. Es en todo el planeta o en todo el globo, repetimos, para figurar la escala máxima que posee el doble poder de asustar o tranquilizar. Lo viral, que implica trabajar, por un lado, con la idea de lo invisible y de lo nano; y por otro, con la idea de la replicancia en aumento. La peste como idea del asco decrépito y mortal y, luego, la categoría de encierro o hibernación o confinamiento: la cuarentena”. Su ensayo explora con humor cada uno de estos factores. Desde “¿Qué va a pasar?”, el escritor y docente Martín Kohan (luego de admitir que en verdad no sabe lo que va a pasar), examina los discursos sociales existentes y los “imaginarios de futuro” que envuelven. “Hay discursos orientados al cuidado de los otros y a las prácticas de la solidaridad social; y hay discursos que, en su reivindicación del arrebato de salir como sea, disfrazan de liberalismo lo que no es sino el gusto individualista de cagarse en los demás”, escribe el autor de Ciencias Morales, consciente de que la pandemia no solo agravó los daños en el campo de la cultura sino que también sumó otros inéditos.

“La pandemia revela qué puede cada Estado y cada sociedad. Visibiliza fortalezas y debilidades. Así es que diferentes gobiernos hicieron uso de las tecnologías digitales para trackear personas, de forma inquietante, especialmente en sociedades que no cuestionan el uso de las tecnologías sobre la privacidad o las libertades individuales”, apunta Tomas Borovinsky en “Tierra en trance”, donde se pone de relieve la necesidad del cuidado ambiental. Luego de trazar un recorrido por epidemias previas, el investigador Maximiliano Fiquepron rechaza los vaticinios que sostienen que nada será igual después del covid-19. “Se suele pensar que un fenómeno tan particular necesariamente tiene que dejar secuelas profundas en la trama social, cambiar las instituciones, modificar nuestra forma de ser y de convivir con otros. Pero lo cierto es que ninguna epidemia per se modificó una sociedad”, concluye en “¿Recordaremos el Covid-19?: reflexiones sobre memoria, historia y epidemias”.

Aunque no es el caso, si hubiera que elegir un solo texto para justificar la existencia de Porvernir. La cultura en la post pandemia, pocos dudarían en recomendar el ensayo de José Emilio Burucúa, “Pintar y mirar un cuadro para conocer, humanimalismo para regresar a la vida en tiempos catastróficos”. Luego de examinar diferentes representaciones de catástrofes, el historiador de arte y profesor dirige su mirada a la relación entre humanos y animales para postular una utopía posible: “De allí que sería muy bueno comenzar el proceso de nuestra reconciliación con la naturaleza postulando un humanimalismo que considere los orígenes y el destino comunes que los animales humanos tenemos con los demás seres se-movientes, sentientes y pensantes con quienes heredamos las tierras, las aguas y el aire. Paradójicamente, es probable que esta nueva cercanía respetuosa y no posesiva nos resguarde del salto letal de los virus entre especies”.

ABell CP