Ni blanco, ni verde, ni celeste que le cueste. La escalada que el dólar azul empezó a recorrer hace quince días hasta llegar a $ 7,50 y separarse así en 50% del dólar oficial, echó por tierra la esperanza del sector inmobiliario de que mejore el parate que signó al 2012 y amenaza con convertirse en la referencia de los sectores productivos donde el atraso cambiario impacta más fuerte, como la industria.
Así, el dólar que el Gobierno desestima por marginal, podría poner en riesgo la recuperación de la actividad económica con nuevas bajas en la construcción –en once meses de 2012 el sector acumula una caída del 2,7%–y alerta sobre el freno del empleo y el ingreso de capitales, en especial cuando implique canalizar dólares desde el exterior que sean liquidados a valor oficial.
Fiel al argumento de que la emisión y la inflación van de la mano, el economista jefe del Banco Ciudad, Luciano Laspina, sostiene que ahora el dólar paralelo se suma como tercero en discordia por el atraso cambiario que podría jugar a favor del Gobierno a la hora de intentar contener salarios.
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