Un blanqueo de capitales para que tenga chances de ser exitoso debe ser acompañado de una reforma tributaria que garantice una menor presión impositiva en el futuro, y un plan económico que genere “un marco de confianza” para las inversiones, y enterrar iniciativas como la creación de un gravamen a las grandes fortunas.
También será clave el tipo de cambio al cual se tomarán los dólares que se declaren, el costo que se cobrará para regularizar la situación, a que haya una percepción de que no habrá otro en el mediano plazo, y el "sentir una amenaza de que se encuentre lo que no está declarado y haya un castigo", según el diagnóstico de los tributaristas consultados por PERFIL.
En el actual contexto, los especialistas vislumbran que el blanqueo que fomentaría el gobierno apuntará a atraer los dólares resguardados en una caja de seguridad o abajo del colchón, y no a repatriar los fondos del exterior.
El gobierno proyecta un blanqueo para repatriar capitales que se inviertan en sectores de gran generación de empleo, como por ejemplo, la construcción. Hay más de 200 mil millones de dólares que los argentinos tienen en depósitos y billetes. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, al ser consultado sobre esa eventual medida, comentó que el gobierno evalúa una propuesta que presentó el viernes la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) para dinamizar a ese sector.
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¿Que aspectos debería incluir un blanqueo, que debería tenerse en cuenta para sea exitoso y garantice un alto nivel de participación?
El tributarista Ivan Sasovsky planteó que “el incentivo para que la gente se meta en este blanqueo debe ser una menor gravabilidad futura de impuestos al patrimonio”, y sostuvo que “sin una reforma tributaria que venga detrás, va a ser solo un granito de arena en el desierto”.
En sintonía, el contador César Litvin, socio CEO en Lisicki Litvin y Asociados, acordó que “este tipo de medidas tienen que venir junto con un sistema tributario que en el futuro sea menos voraz que el actual porque nadie va a querer quedar expuesto con mayor patrimonio blanco si después queda expuesto a una altisima carga fiscal”.
Sasovsky imagina que, en tiempos de cepo, el gobierno apuntará a un blanqueo similar al que se implementó en 2013, durante la gestión de Crisitina Fernández, cuando “con los Cedines (titulo que se aplica a inversiones en el mercado inmobiliario y en proyectos de construcción de viviendas) se intentó ir a buscar los dólares del colchón” y con esos certificados se podía comprar un inmueble.
“El sinceramiento fiscal de Macri fue exitoso porque había un contexto a nivel internacional de que el secretismo fiscal llegaba a su fin, de que los países empezaban a intercambiar información, eso hoy no es tan estricto, Estados Unidos no intercambia información financiera con Argentina, y después de la pandemia los países van a estar mucho más reticentes” a ese intercambio, analizó.
En ese marco, Sasovsky opinó que “el gobierno va a tener que apuntar a los dólares que se encuentran en el colchón más que a los dólares que están afuera; o tendría que poner un incentivo muy grande, como no que no pague impuesto a la riqueza para esos bienes que se declaren, o que eso no se considerará para la base de Bienes Personales de los próximos años, un incentivo que no solo condone lo anterior sino que proyecte una perspectiva de estabilidad fiscal para el futuro, algo que no se pudo mantener con el blanqueo de Macri que prometía bajar la tasa de bienes personales al 0,25% a partir de 2018”.
De igual mirada, Litvin juzgó que “creo que tiene más que ver con un blanqueo de dinero dólares que están en el colchón y en las cajas de seguridad, y no las cuentas del exterior porque es incompatible con un cepo cambiario y con un mercado de brecha cambiario muy grande, quién va a traer dólares a $70”.
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En ese sentido, ambos tributaristas marcaron como un aspecto crucial el tipo de cambio que debería contemplarse en un blanqueo
“El tipo de cambio no va a ser un dato menor dado que tenemos un desdoblamiento cambiario muy marcado. Puede ser clave para definir el éxito o no de este tipo de medidas. Si toman el dólar oficial, el precio al que me lo están tomando para liberar mi impuesto es muy bajo, debería ser quizás el CCL o dólar futuro, o tal vez decir que por cada dólar que se sincere se libera 1,5 de base imponible”, sugirió Sasovsky
Litvin coincidió en que “nadie va a traer dólares para que le paguen al valor oficial, hay que poner un tipo financiero, para que si la gente repatria dólares lo pueda cambiar a un precio más cercano al CCL”.
Para el tributarista, otro item importante en un blanqueo es el costo que se deberá pagar por entrar. Recordó que “el costo del sinceramiento fiscal de 2017 era un 10%, si hay un impuesto que libera todo tipo de acciones hacia atrás que está por debajo del 10% puede ser muy atractivo, por ejemplo una alícuota del 5%”
Litvin remarcó que también “debería eliminarse” la iniciativa “del impuesto a las grandes fortunas porque quien va a querer blanquear para quedarse expuesto después a ese gravamen”.
Por su parte, Adriana Piano, del estudio contable SMS Argentina, manifestó que “los blanqueos para que tengan atractivo ponen algún aliciente respecto a que el dinero invertido puede llegar a generar alguna rentabilidad interesante, que haya algún tipo de ventaja fiscal después en las invesiones en que se va a realizar, que tengan algún tratamiento diferencial”.
“En parte, el éxito que tuvo el de 2017 fue porque había un marco de confianza para la generación de las inversiones, hoy esa confianza está más en duda”, reflexionó.
Piano enfatizó que "otro aspecto importante que requiere un plan de blanqueo es el acuerdo de las provincias porque ya ha pasado con el sinceramiento anterior que algunos distritos que no adhirieron después reclaman los impuestos provinciales, en algunas jurisdicciones hoy sobre esos activos no declarados están reclamando otros impuestos como Ingresos Brutos".
Mariano Sardans, de FDI, también señaló que "para que un blanqueo sea exitoso lo primero que tiene que haber es confianza en lo que va a venir, y tiene que haber una baja de la carga tributaria".
Comentó que las empresas e inversores que tiene como clientes "dicen que lo que no hay es confianza, y existe un clima de negocios muy malo" por "lo que no se ve un posible blanqueo sea ni siquiera un poquito exitoso".
MF / DS