Como anticipó este diario la semana pasada, se adelantó la temporada alta en el Este por la cantidad de argentinos que desembarcaron para transitar Navidad y Año Nuevo como inicio de sus vacaciones en la costa uruguaya. La gente llama a la gente y a los eventos, razón por la cual ya arrancaron muchos de los más característicos. Así hubo reaperturas de restaurantes (uno de ellos con sedes en St. Tropez, St. Barths, Miami, Nueva York, Dubai y Los Angeles) y lanzamientos de emprendimientos inmobiliarios, como el de Eduardo Costantini en Rocha. En medio de brindis, festejos y pieles que empiezan a broncearse, surgieron no pocos comentarios sobre los últimos avatares políticos y económicos del año. Uno de ellos tuvo como epicentro a una antigua habitué de esas playas, Elisa Carrió, quien cumplió 61 años el martes 26 y lo atravesó en su casa de Exaltación de la Cruz con amistades varias y sin funcionarios oficialistas de renombre, que solo la felicitaron a través de las redes y de algún que otro mensaje privado. Lilita había vuelto a dar poderosas señales de intentar ponerle límites al Gobierno, a través de una entrevista a La Nación que dejó más de un resquemor en las filas de Cambiemos. A pesar de todo, la agencia oficial Télam le dedicó un cable recordando su cumpleaños, un privilegio que hasta entonces solo ostentaba en esta administración Mauricio Macri. Un empresario presente en uno de estos ágapes mostraba la pantalla de su celular con un amargo tuit de otro que cumplió años, 68, el mismo día que Lilita: Julio De Vido, nada menos. En ese mensaje, el apresado ex ministro de Planificación expresaba su desazón porque apenas pudieron visitarlo alguno de sus familiares, con quienes compartió la torta que llevó su esposa, Alessandra Minnicelli.
Festejo austero
Para equilibrar cierta ostentación esteña, relataremos aquí el que acaso sea el evento político más humilde de fin de año. Es que el Espacio Carta Abierta hizo su brindis en la sede del gremio del personal aeronáutico, que integra la CTA, donde a cada invitado le tocaron dos empanadas (de la cooperativa La Cacerola), un vaso de vino o gaseosa y agua, una rodaja de pan dulce y sidra, todo por un bono contribución de 100 pesos. Se hicieron ver por allí, entre otros, varios militantes y legisladores kirchneristas como Daniel Filmus, Roberto Salvarezza, Alejandro Vanoli, Carlos Tomada, Eduardo Rinesi y Lola Berthet. Cuánta nostalgia toda junta, ¿no?
Nuevo ‘pichichi’
Días de descanso con premio incluido para el ministro de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, Gustavo Ferrari. Es que el funcionario fue goleador del torneo Intercountries con 38 goles con su equipo de Los Cardales y dejó al segundo de la tabla, lejos, con 32. Aunque las comparaciones son odiosas, hay quienes recordaban que el “Pichichi” del futsal fue Daniel Scioli, en sus tiempos de gobernador. Acaso por ello solo hubo algunas felicitaciones para Ferrari, pero ninguna comparación.
Casi de incognito
La publicidad no tradicional (jerga de un aviso que parece una nota) en torno a una fundación bancaria pasaba desapercibida en un diario de negocios de esta semana, hasta que el funcionario reparó en que le parecía conocida la foto de la persona que la ilustraba en gran tamaño. Y sí, se trataba de Félix Peña, experto en Comercio Exterior y padre del jefe de Gabinete, Marcos Peña. Salió bien, tranquilos.
Camisa extra
La última reunión del gabinete ampliado de María Eugenia Vidal en La Plata, donde juntó a unos 200 funcionarios de alto rango, dejó un herido. En rigor, una herida: la camisa del ministro de Gobierno bonaerense Joaquín de la Torre. Porque el ex intendente de San Miguel apareció con su vestimenta manchada de café, luego de abalanzarse sobre las medialunas que se servían en el desayuno previo al encuentro. Intentó quitarse la mancha y no pudo. Ya no había tiempo, el evento comenzaba y tuvo que escuchar a Vidal con esa mancha. La próxima, camisa extra para De la Torre.