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Análisis

Milei: el huevo de la pandemia

El ganador de las PASO se apoya sobre una gran parte de la población que está sin derechos y encuentra una salida como un líder carismático con una forma demagógica de nuevo tipo, alguien que trae esperanza en tiempos de incertidumbre.

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Milei. | cedoc

En el triunfo en las PASO de La Libertad Avanza hay, en principio, cuatro elementos para analizar. Comienzo entonces diciendo que la Argentina está en la frecuencia del mundo. Es decir: primero, desplazamiento de todo el arco político de las democracias hacia posiciones de derecha y de ultraderecha; segundo, la capitalización del descontento social desde estas posiciones; tercero, la presencia de la emocionalidad en la política, y cuarto, como en todas las ciencias e incluso en las sociales, la situación de incertidumbre en la que se vive. También capitalizadas ambas por las posturas señaladas. 

Rebeldía. Por otra parte, una de las sorpresas atractivas de esta última elección es que se ha dividido en tercios. O sea que ahora hay tres posibilidades electorales. Un tercio para cada uno.

Es posible que el pato le haya salido gallareta al Gobierno, en el sentido de que es probable que haya pensado que Milei le sacaría votos a Juntos por el Cambio. Pero resultó que este no solo le sacó votos a la mencionada agrupación, sino que también lo hizo al peronismo. 

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Más allá de la posibilidad de aplicación –por parte de Milei– de las medidas maximalistas planteadas, como por ejemplo la de la dolarización –que fracasó en Ecuador y que destruiría los salarios–, o el voucher para la educación –en Chile–, hay un fracaso objetivo en América Latina de las políticas expresadas por el candidato. Pero lo atractivo, como fenómeno, es lo que podríamos llamar –siguiendo a Stefanoni– la rebeldía por derecha. 

En tal sentido, resultó exitosa la idea de “la casta”, al utilizar lo que se conoce en la política argentina, lo que Bourdieu llamaba, la estrategia del hereje. Esto es hacerse pasar como que se está afuera del estamento de la política, pero estando en realidad adentro de él. Dicha estrategia fue utilizada en momentos distintos por Lilita Carrió e incluso por Néstor Kirchner, capitalizando este último el “que se vayan todos” de 2001. 

En síntesis, busca que se crea que se está fuera del sistema, pero en realidad se está dentro del mismo, aunque sea de manera crítica. A punto tal que en la noche de las PASO se cantaba en el búnker libertario, otra vez, aquella consigna plebeya, “que se vayan todos”. 

Agrego aquí la importancia en las PASO del descontento con la gestión. Incluso cierta satisfacción expresada por el electorado de la Ciudad Autónoma y de la provincia de Buenos Aires. 

Además, en la historia, vimos que a un presidente moderado –o débil– le sucede un aspirante a dictador y se le suele echar la culpa al moderado por lo sucedido. Es algo así como: “Esto sucede porque tal o cual presidente no hizo lo que debía hacer”.

No obstante, como se pudo observar, al otro día de la elección el mercado marcó otra vez las pautas, el qué hacer, y enseguida disciplinó. Es en este sentido que se puede decir que –a diferencia del conjunto de la ciudadanía– la economía vota todos los días. Y como en muchas partes del mundo, otra gran perdedora es la izquierda. También señalo que no es que solamente las derechas ganan gobiernos, sino que además quedan con un porcentaje electoral significativo y la izquierda no, lo que nos lleva a decir que por lo visto la propuesta de la izquierda no consigue ser atractiva para la sociedad. 

Por otra parte, hay en la Argentina una base social procesista, que añora los tiempos de la dictadura y, ligado a esto, la causa de los derechos humanos nunca ha sido popular. Así, el discurso de la derecha o de la ultraderecha levanta adhesión también por ese lado, al tiempo que se pone a la cabeza de las reivindicaciones sociales que la izquierda pareciera olvidar, convertida en una suerte de izquierda en el neoliberalismo, que lucha por cuestiones que tienen más relación, por ejemplo, con cuestiones de género, muy importantes desde luego, pero la cuestión social la levanta la derecha contra el sistema político.

Democracia y pobreza. Si en el análisis se tiene en cuenta la situación de la Argentina hoy, se encuentra al régimen democrático cumpliendo cuarenta años desde su recuperación, en 1983, lo que coincide con un proceso creciente de disolución social que se expresa, por ejemplo, en la existencia de un cuarenta por ciento de la población que es pobre y en que hay un sesenta por ciento de niños en esa condición. Hay una inflación galopante y el salario, depreciado, no alcanza para vivir. Y a esta realidad se le agrega que las tendencias mayoritarias en términos generales han cogobernado durante estos años del regreso de la democracia. Entonces, ¿por qué se le va a pedir al electorado que vuelva a votar por aquellos que lo trajeron hasta aquí? 

Ahora bien, este proceso de descomposición social es tan grave que, por ejemplo, el monotributista pobre cree que la culpa de su pobreza la tiene otro pobre, para el caso aquel que cobra planes sociales. 

Y allí pega fuerte el voto a Milei: jóvenes por lo general que además inducen a sus padres a votar por este candidato y que si la elección, de manera hipotética, fuese entre la población menor de cuarenta años, ganaría Milei ampliamente. 

Además, pierde un partido gobernante cuyo ministro de Economía –en gran parte responsable de esta situación de crisis– es candidato a presidente.

Por otra parte, los que habitamos en la Ciudad Autónoma y en el Gran Buenos Aires estamos obnubilados por el Obelisco y por la Plaza de Mayo, mientras que rugieron el resto de las provincias, ya que ganó en dieciséis. Incluso hay lugares como La Pampa, provincia peronista, en la que la lista de Milei solo presentó la candidatura a presidente y ganó. También ganó en la Antártida Argentina. Lo cual es curioso, ya que se trata del éxito de una prédica antiestatal, en un lugar que solo es posible con la presencia del Estado.

Comunicación. Agrego acá un tema clave de la sociología, a saber: la cuestión comunicacional. En tal sentido se puede afirmar que, por lo general, si no siempre, el que gana una elección maneja los medios de comunicación dominantes. Aclaro que llamo medios dominantes en sentido tecnológico, para diferenciar de lo que se conoce como medios hegemónicos, que refieren a las marcas de los medios de mayor influencia. 

Hoy los medios dominantes son en primer lugar las redes sociales, luego la televisión y la forma de aparición performática. Milei maneja los tres y, además, se trata de un fenómeno de la pandemia y de la pospandemia. Es en este sentido que digo que crece junto a los sectores que se han opuesto a las políticas de aislamiento, junto a los antivacunas, a los terraplanistas y a los incrédulos del calentamiento global. Y no solo en Argentina sucede esto. Merkel, por ejemplo, una figura política de derecha que adopta medidas de aislamiento en Alemania, fue arrinconada por movilizaciones en contra alentadas por la ultraderecha. Milei creció allí donde las redes sociales han sido fundamentales en las formas de comunicación de aquel momento. 

Gobernabilidad. Por otra parte, la gobernabilidad se puede hacer difícil si se mantiene esta división en tres y, así, el proyecto de Milei resultará inviable en democracia, a lo que se suma que seguirán en pie los sindicatos, los empresarios y los movimientos sociales. Recuerdo aquí que el liberalismo ha sido el hijo predilecto de las dictaduras. Martínez de Hoz era un liberal con 30 mil desaparecidos. 

Lo interesante del personaje es que ha logrado algo nuevo en la historia del liberalismo; esto es, llevar este discurso citando autores y todo en el formato de clase pública en sus disertaciones de campaña. Además de ser la primera vez que el liberalismo explícito cuenta con un líder carismático que convence de sus bondades, en una sociedad tan poco proclive a este tipo de legitimidad, siempre ligada al populismo clásico. Por otra parte, cuando se llama a los libertarios fascistas, ellos subrayan su condición de liberales, tratando de llevar la discusión a ese terreno. No son ignorantes.

Milei logró levantar la reacción en contra de un progresismo que no estaba preparado para esto. Se trata, al fin, de una postura en contra de los derechos alcanzados en estos últimos años por la movilización popular y la democracia representativa, tanto en los planos laboral como en cuestiones de género. Sin olvidar su explícito negacionismo. 

El ganador de las PASO se apoya, así, sobre una gran parte de la población sobre la cual las conquistas de aquellos derechos no han tenido resonancia porque gran parte del votante de Milei ya está sin derechos y encuentra en este candidato una salida. Se suma el tema de la inseguridad que sufre también la población pobre y, como es habitual, la derecha se presenta segura, exhibiendo sin inhibición alguna de las posiciones punitivas que la caracterizan. En síntesis: aparece un líder carismático con una forma demagógica de nuevo tipo, alguien que trae esperanza en tiempos de incertidumbre.

*Profesor titular regular Plenario de Sociología General. 

FSOC. IIGG. UBA. Flacso.