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Voto católico

Religiosos y liberales se suben al ring

Milei ha criticado en más de una oportunidad al Papa. Parece indicar que, de momento, no bus-ca votos entre los seguidores del Sumo Pontífice. Sin embargo, es pertinente preguntar: ¿pueden los católicos votar a Milei?

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Religiosos y liberales. | cedoc

En las últimas semanas, el triunfo del candidato Javier Milei en las PASO planteó el debate sobre hasta qué punto el catolicismo, como doctrina social, es compatible con las versiones más extremas del neoliberalismo de la Escuela Austríaca encabezada por Ludwig Von Mises y Friedrich Hayek.

En los últimos años, Milei criticó con dureza al papa Francisco por sus posturas “socialistas”. En una entrevista lo insultó y lo acusó de “pregonar el comunismo por el mundo”.

Si bien en los últimos días intentó bajar los decibeles a la confrontación señalando que, a pesar de todo, lo respeta en su rol de jefe de Estado, su postura es clara y reintroduce una discusión de larga data en la historia del catolicismo.

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¿Si la justicia social es un concepto “aberrante” que debe ser desterrado de la discusión política, tal como señaló Milei en su discurso la noche misma en la que se conocieron los resultados electorales, puede la doctrina social católica compatibilizarse con sus ideas?

Durante 2022, en Periodismo puro, el programa del grupo Perfil, mantuvo una larga discusión con Juan Grabois, mediada por Jorge Fontevecchia, en la que, en cierto modo, concluyó que eso no era posible, que la llamada Escuela Vaticana de economía era incompatible con el liberalismo.

Allí, Milei explicó que la justicia social era ni más ni menos que una forma de robo y se mostró opuesto a toda legislación social o regulación estatal sobre las relaciones capital-trabajo. 

En otro programa de televisión, en un registro menos académico, se preguntó “¿qué es la justicia social?”, para responder inmediatamente: “Es la envidia”. En esa oportunidad agregó: “La envidia es un pecado capital, habría que informarle a ése que está en Roma, que defiende la justicia social, que sepa que es un robo y que eso va contra los Mandamientos”. 

En los últimos días, el padre José María “Pepe” Di Paola, uno de los exponentes de la pastoral villera de Buenos Aires, llamó a realizar una misa de desagravio para el Papa. 

Consideró que el malestar social existe, pero que ante los exabruptos de Milei: “Llega un momento” en el que “los católicos tenemos que decir no”. 

¿Puede el liberalismo, al menos en la versión de la Escuela Austríaca, confluir con el catolicismo como doctrina social? Más llanamente ¿pueden los católicos votar a Milei? 

Los hermanos sean unidos.Francisco no es comunista y Milei lo sabe. Pero lo que le preocupa no es esto, sino la “metafísica de la fraternidad” que defiende y que, más allá de la infinidad de cristianismos existentes, está en el corazón del Nuevo Testamento. 

Por eso, en estos diez años, Francisco ha evitado volver a condenar al comunismo y, por el contrario, ha señalado que los comunistas y los socialistas se inspiran en ideas cristianas, aunque, eso sí, con errores. 

El principal de ellos el haber sustituido el fundamento religioso de la idea de igualdad por argumentos científicos y postulados teleológicos. Una estrategia que no ha hecho más que acumular derrotas, facilitando el avance de ideas de extrema derecha como las de Javier Milei en Argentina.  

Sin la postulación trascendente de un vector exterior que introduzca la idea de fraternidad, ¿por qué debería considerarse la igualdad de derechos un valor en sí mismo? Francisco lo dice, además, sin eufemismos ni medias tintas: “La razón, por sí sola, no consigue fundar la hermandad. Solo la conciencia de hijos de Dios puede asegurar la fraternidad”.

¿Pueden los católicos votar a Milei? La pregunta se puede responder en varios niveles. En el primero, de índole si se quiere concreta, la respuesta es obvia: sí, pueden.

Durante buena parte del siglo XX, las opciones electorales de los católicos han sido de lo más diversas y, en términos ideológicos, han cubierto todo el espectro ideológico: desde la extrema izquierda a la extrema derecha, pasando por todas las opciones intermedias, tanto en América Latina como en Europa y Estados Unidos. 

Además, mirando a la historia de nuestro país, vale tener muy presente que la Iglesia argentina nunca logró traducir la fe religiosa de sus fieles en opciones electorales definidas. Parece poco probable que eso cambie en lo inmediato. Queda por tanto abierta otra discusión, en un plano más conceptual.

¿Cómo ven los creyentes católicos la perspectiva neoliberal de la sociedad que impulsa Milei? ¿Cómo la comprenden y la significan? En principio, las ideas de La Libertad Avanza parecen difíciles de compatibilizar con nociones esenciales del catolicismo como comunidad, pueblo o fraternidad. No obstante, la historia del siglo XX demuestra que para los católicos cualquier alquimia es posible en el plano político y electoral. 

Los reiterados ataques de Milei a Francisco, eso sí, parecen indicar que, al menos por ahora, el candidato libertario no está convencido de que esa alquimia vaya a favorecerlo necesariamente. 

En este sentido, al menos en mi opinión, sus ataques al Papa no son meros exabruptos, sino la expresión de un diagnóstico certero sobre dónde tiene que golpear. Con una coalición oficialista en crisis y a la deriva en el plano económico, y con unas izquierdas tradicionales en las que no creen ni siquiera sus propios militantes, en el ring no quedan demasiados contendientes ideológicos más allá de la idea religiosa de fraternidad que, contra viento y marea, Francisco ha colocado en el centro de su papado.

*Doctor en Humanidades. Coordinador del Doctorado en Historia de la UNR e Investigador del Conicet.