ESPECTACULOS
Sofia Pachano y Ricky Pashkus

El regreso de un clásico musical

El creador de Argentum y la bailarina reflexionan sobre el musical y los maltratos detrás del telón.

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Juntos. Pashkus supervisa la coreografía y Pachano aporta la comedia. | Grassi

Desde el miércoles 9 inició su temporada el musical A Chorus Line, con la dirección general de Ricky Pashkus y un elenco formado por Laura Conforte, Martín Ruiz, Sofía Pachano, Gustavo Wons y muchos más. Las funciones, en el Maipo, irán de miércoles a domingos, con dos los sábados, y precios que van desde los $ 500 hasta los $ 800.

—El musical se estrenó originalmente en Buenos Aires en 1980 con producción de Alejandro Romay. ¿Por qué pasaron tantos años hasta su retorno?

PASHKUS: Recuerdo aquella puesta porque audicioné y no quedé. Después de hacer Aquí no podemos hacerlo, de Pepe Cibrián, nos llamaron para probarnos a todos y nos fue mal. El gran problema del espectáculo, con el que hay que lidiar, es que no es solo el tema de una audición y el anhelo por estrenarla. No sé si en los Estados Unidos hacen este análisis, pero para mí es construir un deseo. Nosotros somos más melancólicos y relativistas. El eje es la convicción absoluta, férrea, y éste no es nuestro temperamento.

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—En general se compran las puestas: ¿aquí pasó lo mismo?

PASHKUS: Hice varios musicales “enlatados”, donde permitían cambiar la escenografía, el vestuario y la dirección, esto me sucedió con Hairspray, Los productores y El joven Frankenstein. Con A Chorus Line compré solo los derechos de la música y el libro, tuve libertad para todo lo demás. Durante 27 años quise hacerla pero me obligaban a contratar a Baayork Lee (repositora coreográfica). Con el tiempo esto cambió. Pensé en coreografiarla, pero cuando avancé con el proyecto quise dedicarme solo a dirigirla. Por eso convoqué a quien empezó conmigo, Gustavo Wons, más joven y gran coreógrafo. Tendremos orquesta en vivo, con siete músicos dirigidos por Gaspar Scabuzzo.

—¿Vivieron algún tipo de maltrato en este mundo de la danza?

PACHANO: A veces en alguna situación laboral me sentí maltratada, pero nunca abuso sexual, aunque sí de poder. Incluso discutí con mi padre sobre el tema del peso de una intérprete. Cuando era chica no sabía contestar, eso que tengo años de terapia y carácter.

PASHKUS: No. Pero creo que hubo un cambio de paradigma. Esas maestras que estaban con el bastón no eran malvadas, era lo normal. Como coreógrafo y director grité y dije muchas veces malas palabras. No puedo decir que me arrepiento, era un hábito. No diría que maltraté conscientemente, tampoco me sentí maltratado porque ensayaba 12 horas seguidas, pero la realidad cambió.

—¿Cómo es tu personaje en este musical?

PACHANO: Mi personaje es Val Clark, la que se opera para conseguir trabajo. Esta obra es de 1975 y en esos años una bailarina que dijera que no la contrataban por su talento sino por sus estéticas era revolucionaria. Mi monólogo es el más cómico del espectáculo. No tengo problema en reconocer mis cirugías ya que es fácil compararme en imágenes.

—¿Te cambió la popularidad al haber estado en “Bailando por un sueño”?

PACHANO: Fue un antes y un después en mi carrera. Es importante saber manejar y saber usarla a favor. El famoso puede conseguir trabajo, pero hay que saber sostenerlo. Empecé a estudiar baile a los 6 años, aunque debuté con mis padres cuando tenía 4. Desde los 17 estudio canto, pero hace relativamente poco empecé a disfrutar más de mi voz.

‘Argentum’ desde adentro

Ricky Pashkus fue el creador del espectáculo que se ofreció en el Teatro Colón durante el G20, titulado Argentum. “Puede ser que se repita en ese mismo ámbito –anticipa ahora el coreógrafo y director–. No es fácil de entender. Se me pidió un proyecto federal, con todos los estilos folclóricos, que además debían bailar contemporáneo y tango. Fue un mes y medio con ocho horas diarias. Ningún ballet estable podía hacer eso, ya que debía interrumpir su grilla de trabajo. Aquí los bailarines eran de las provincias. Siempre está la pregunta de por qué no hubo clásico, pero quise hacer un proyecto de esta manera. Cada uno tiene su singularidad. No soy político para tomar decisiones. No estoy en contra de ningún ballet. Mis decisiones fueron artísticas y mi proyecto fue con bailarines de todo el país”.

Sorprende conocer la otra profesión de Sofía Pachano. “Además soy cocinera, gastronómica –aclara– pero no soy chef. Grabé programas en España, para una plataforma digital. Lo disfruto mucho. Mis especialidades van cambiando, viajo y sumo platos de distintas partes del mundo. Me gusta hacer curry, la especie se llama garam masala y la base es este condimento, pero cada país tiene su variedad. Tanto en la India como en Tailandia o Indonesia se prepara como un guiso que, por lo general, se acompaña con arroz y puede tener distintas carnes. Hay muchos actores, músicos y bailarines que se dedican a la cocina. Tengo un proyecto a futuro. Me gustan mucho las dos cosas: el arte y la cocina”.