ESPECTACULOS
Martin, RANNI y Martinez

Galanes inoxidables

Debutaron en teatro con ¡Viva la vida! Critican la televisión actual y la proliferación de novelas turcas. Piden más ficciones nacionales.

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Añares. Los tres eran figuras insoslayables de la pantalla chica durante la década de 1970. Seducían siempre. | Sergio Piemonte

Ellos, Alberto Martín, Jorge Martínez y Rodolfo Ranni son los galanes maduros de la comedia musical nacional que creó Valeria Ambrosio titulada ¡Viva la vida! La propuesta se puede ver de miércoles a domingo en el teatro Lola Membrives y el elenco se completa con Nora Cárpena, Mercedes Carreras y Marta Bianchi. Sin olvidar a los más jóvenes: Natalia Cociuffo, Christian Giménez, Andrea Lovera, Emmanuel Robredo Ortiz, Lula Rosenthal, Ivanna Rossi, Liza Spadone y Patricio Wittis.

—¿Cómo les llegó el proyecto?

Martinez: Me lo trajo la directora y aunque ya tenía propuesta para ir a Mar del Plata preferí esta comedia. Ella me explicó cómo iba a ser el tema, la participación de la música y de entrada me dio el libro. Me anunció los dos meses de ensayos y todo me interesó muchísimo.

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Ranni: Hace muchos años que conozco a Valeria, me habló del proyecto y de entrada me dejó el libro. No dudé.

Martin: Tenía pensado leer para Mar del Plata, pero no iba a hacer nada hasta que me llegó el llamado de Valeria (Ambrosio). Me entusiasmó. Tomé la decisión de aceptar. Como comediante desde los años 70 hice siempre los remates, aquí por primera vez doy pie a los compañeros. En fútbol sería un 5, armo la situación. Soy casi un observador. Mi personaje es muy distinto de todo lo que hice anteriormente. Armé a mi protagonista –un judío intermedio, ni muy ortodoxo, ni tan liberal–.

—En la década del 70 eran galanes. ¿Y ahora?

JM: Fui más galán afuera que aquí. En Italia no se abrían los restaurantes antes de que terminara la novela –La extraña dama– con Luisa Kuliok. (NdR. Años 1991 y 1992). Trabajé varios años con Palito Ortega en Miami y después del recital de Frank Sinatra me fui con él. Tengo amor por Ramón Ortega, lo quiero y no tengo vergüenza de decirlo. Me gustó mucho mi personaje porque juega a ser un antigalán. El año pasado estrené en el cine El jardín de la clase media, donde interpreté a un presidente mafioso y me encantó.

R: En esa década estaba haciendo mucha televisión, vivía en canal 13. Era otro país, la Argentina todo el tiempo es otro país. Ojalá que conozcamos a la Argentina del respeto, del trabajo, de la solidaridad, la que alguna vez fue y no conocí. Hice Los martes, orquídeas hasta que me rompí el tendón de Aquiles, tuve que bajarme y me reemplazaron. El proyecto era seguir en Mar del Plata y así lo hicieron. Pero como dice el refrán: “Cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana”.

AM: Salté de la radio a las fotonovelas, hasta que un día Alejandro Romay me propone hacer una novela con Nora Cárpena. Eran otros tiempos, había más elaboración. Viví la época de los autógrafos, no había fotos, ni redes sociales. Siento que pertenecí a una generación más sana, laboralmente. Antes era el artista el que se acercaba a la gente.

—¿Tienen amistades de tantos años en su vida como las que propone el espectáculo?

JM: Nosotros nos conformamos como los cuatro mosqueteros con Pablo Alarcón, Germán Kraus, Alberto Martín y yo. Ibamos a comer juntos una vez por semana. Para los cumpleaños sigue habiendo llamadas cruzadas y pasaron más de treinta años. 

R: Tengo amigos de treinta años, los que me dio la vida, pocos aunque buenos, pero por fuera de la profesión. Siempre separé mucho el trabajo de mi casa.

Soy un señor que trabaja en el escenario, nada más.

AM: Sí, tengo amigos de hace mucho tiempo y los conservo. Mi cuñado es como un hermano, nos conocemos desde los 16 años. Sostengo que las relaciones que tengas desde tu origen te mantienen.

—¿Se identifican con la época musical de “¡Viva la vida!”?

AM: Las canciones  tienen que ver con mi juventud, vi a Palito Ortega y a Sandro, en sus recitales, ya que estaba en el conurbano bonaerense. Fui productor en varias salas en Necochea y llevé muchas veces  a Sandro, sentí que él formaba parte de mi familia.

—¿Cambió el público?

R: Creo que es el mismo, lo que cambió fue su bolsillo. Lo primero que borra de su vida es la diversión, porque debe darles de comer a sus hijos. La Argentina en general es teatrera por excelencia. La gente hace el sacrificio y por suerte aquí hay muchos precios.

 

La televisión bajo la lupa

Tanto Alberto Martín como Jorge Martínez y Rodolfo Ranni son tres actores que mucho recuerdan los televidentes, por eso la pantalla chica fue un tema a debatir. “No tengo nada para televisión –anuncia Jorge Martínez–, me dijo Quique Estevanez  que cuando haga alguna novela me llamará. Quisiera hacer, pero no la extraño. El año pasado como espectador me enganché con El marginal. Miré novelas turcas, pero es difícil evaluarlas cuando están dobladas en un chileno neutro”.

“Estoy un poco dolido con la televisión –confiesa Rodolfo Ranni–. Siento que en ese tema muchos países nos pasaron por encima. Estoy angustiado por lo que está pasando. Aunque hice la segunda temporada de El jardín de bronce para HBO, lo sentí un formato más cercano al cine. Hay muchos actores y actrices que pasan a ser panelistas porque deben darles de comer a sus hijos. Espero que alguien decida volver a hacer Situación límite, Atreverse o Los miedos…si funciona todos se copian”.

“No me gusta la televisión actual –asegura muy firme Alberto Martín-. Como país nunca hubiera permitido una novela turca, ni china, ni brasileña. Soy muy nacionalista. Nosotros le enseñamos a toda Centroamérica a hacer televisión. La Red El Globo nos puede enseñar sobre fútbol, pero no en cine, ni en televisión. Me encantó Mi hermano es un clon, excelente trabajo de Nicolás Cabré, defendió la tira más allá de su repercusión. De esa camada me parece el mejor actor de todos”.