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Los canales de TV están al borde del naufragio

Sobrevivir como sea, sin importar ni la calidad ni el presente, que sólo se filtra a través de la programación añeja.

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| Cedoc

La crisis es global. Lo que sucede en una latitud se reproduce, como si fuera un espejo, en la otra punta del planeta. En Estados Unidos los canales de televisión sudan frío al descubrir que las empresas automotrices –principales inversoras de publicidad en la pantalla chica– han recortado sus gastos de marketing. En Argentina, el verano ha dado cuenta de la caída en picada de la pauta publicitaria televisiva. Para lo que resta del año, los pronósticos de los especialistas son más negros que los grises que, optimistas, asomaban cuando se desató la crisis financiera.

Dado este panorama, el objetivo de los programadores de cada canal parece haberse convertido en “sobrevivir al menor costo posible”. En Telefe ya comenzaron con los recortes: no sólo hubo a fin de año una estimable cantidad de retiros voluntarios –que siempre resulta casi imposible estimar cuán “voluntarios” son–, sino que desde entonces han reducido gastos que parecerían afectar muy poco a los grandes números: la movilidad y los viáticos de los empleados sobrevivientes.

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Y así podrían darse ejemplos en el resto de las emisoras. En una de ellas, cuando llegó la hora del brindis de fin de año 2008 –para la oportunidad hasta suspendieron la fiesta–, el mandamás, en vez de desear un 2009 venturoso, se dedicó a enumerar las estrategias por medio de las cuales se iban a “ajustar el cinturón”.

Verano que me hiciste mal. A contramano de la sensación térmica, en la temporada estival las pantallas suelen ser más frías que el resto del año. Por lo general, se opta por pocos lanzamientos de ficción –a la espera de los “platos fuertes” para abril, mayo o junio– y se permiten algunos experimentos baratos para saber si podrían funcionar el resto del año, programas muletto que reemplazan –con la esperanza de sobrevivir– a los que se toman un receso para volver en marzo.

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