INTERNACIONAL
POLMICA RELIGIOSA

Benedicto XVI: ¿error o ensayo?

La polémica estalló cuando el papa alemán dijo en una conferencia que "la Guerra Santa es irracional" y contraria a la religión ya que "Dios no quiere la violencia". ¿Cómo se deben interpretar sus dichos?

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Las palabras del Papa sobre Mahoma y la Guerra Santa han sido interpretadas, en general, como un error o una ofensa que implican un retroceso en la política de su recordado antecesor, Juan Pablo II, en favor del diálogo entre católicos y musulmanes. Pero hay otra mirada posible, que parte de asumir tres premisas: éste es otro Pontífice, el mundo ha cambiado bastante desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y el Vaticano busca adaptar su mensaje global a estos nuevos tiempos.

En primer lugar, Benedicto XVI se considera, antes que nada, un líder religioso. Sabe que es también una figura política y que es el jefe de un Estado, el Vaticano, pero no se siente tan cómodo en ese rol. Cree que el catolicismo tiene cosas que aportar y que, ya realizados por Juan Pablo II los pedidos de perdón por las Cruzadas y otros hechos históricos, es hora de que la Iglesia diga algo sobre el presente.

Hay también una cuestión de estilo: Ratzinger no es un Papa mediático ni carismático. Por lo tanto, no es diplomático ni repara demasiado en lo “políticamente correcto”. No busca, no necesita, el aplauso inmediato de las multitudes y de los medios de comunicación.

Por otro lado, el mundo cambió en los últimos 5 años: ya no hay que recordar las Cruzadas para observar que Dios puede convertirse en el combustible de los violentos.

El Papa alemán apuesta al diálogo con los musulmanes, pero conviene recordar que, cuando era cardenal, afirmó varias veces que el catolicismo no debía renunciar a sus valores y principios en busca de un ecumenismo “vacío”.

Además, en los ´90 la diplomacia vaticana se alió fuertemente con los regímenes musulmanes más ortodoxos para frenar los intentos de Bill Clinton de implementar posiciones contrarias a las de la Iglesia sobre el aborto y el uso de profilácticos en las conferencias internacionales de la ONU.

El miércoles, al intentar aclarar lo que había dicho, el Papa alemán sostuvo que quiso “explicar que religión y violencia no van de la mano”, y reiteró: “Dios no quiere la violencia”. Este es el mensaje que él cree que debe dar al mundo.