Este 31 de diciembre, la policía halló el cadáver de Diana Quer, una adolescente madrileña que desapareció en agosto de 2016 en un pueblo de Galicia, donde pasaba sus vacaciones de verano, y pone fin a uno de los sucesos más mediáticos de los últimos en España.
Fue la madre de Diana la que dio la voz de alarma al día siguiente de su desaparición, cuando vio que no había dormido en casa y desde entonces todas las pistas habían conducido a un callejón sin salida, a pesar del despliegue de las fuerzas de seguridad.
En abril pasado, un juzgado de La Coruña decidió cerrar el caso al considerar que no tenía sospechosos claros contra los que dirigir actuaciones, aunque la investigación policial continuó con un número reducido de agentes. Sin embargo, no estaba dicha la última palabra en materia judicial. El principal sospechoso del caso, José Enrique Abuín, decidió confesar el crimen.
La pista. La Guardia Civil española localizó en las últimas horas el cadáver a unos kilómetros de Rianxo, en la provincia de La Coruña, después de que Abuín confesara haber matado a la joven de 18 años y el lugar en el que abandonó sus restos, según informaron medios españoles.
Quien confesó el crimen es un hombre de unos 40 años con antecedentes por tráfico de drogas -por lo que estuvo en prisión- y agresión sexual y es vecino de Boiro, localidad próxima a Puebla de Caramiñal, donde la noche del 22 de agosto de 2016 desapareció la joven.
Hace unos días, el presunto autor habría tratado de secuestrar a otra mujer forzándola a entrar en su auto, aunque desistió tras los gritos y la resistencia de ella, lo que puso de nuevo en alerta a los investigadores.