Las controvertidas elecciones legislativas del próximo domingo en Venezuela tienen tres grandes protagonistas: el más notorio candidato chavista, que es el hijo de Nicolás Maduro, un pastor a quien señalan como la famosa “oposición rentada” que ayuda al régimen, y un tercero que estará ausente, porque niega toda validez a los comicios: Juan Guaidó.
Con las elecciones, el chavismo busca arrebatar a la oposición el único órgano de gobierno que controla, la Asamblea Legislativa, luego de su victoria en 2015. Ya le quitó potestades al elegir una Asamblea Constituyente absolutamente chavista, que no nació para elaborar ninguna constitución sino para ejercer como poder legislativo de facto.
Nicolás Maduro Guerra es el hijo del mandatario chavista, pero advierte que su vida “no comienza siendo el hijo del presidente. Mi infancia transcurrió con un padre que era chofer del metro bus y con una madre secretaria”, recuerda.
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Para Maduro Guerra, el poder es una "circunstancia" a la que no aspiró. "Es la vida que me ha traído aquí", dice.
Flautista profesional y licenciado en Economía, “Nico”, como lo llama su padre, se jacta de ser “el más joven” de los dirigentes del chavismo sancionados por Washington. En las últimas semanas protagonizó una intensa campaña para obtener una banca por La Guaira, un estado bañado por las aguas del mar Caribe a unos 40 minutos de Caracas.
“Nico” rechaza todas las acusaciones de la oposición, y de organismos de derechos humanos contra la “farsa” de las elecciones, como que las autoridades electorales son afines al gobierno y se elevó el número de bancas para asegurar la diferencia a favor del oficialismo.
“Vamos a solucionar con la nueva Asamblea Nacional los problemas que tengamos. La oposición, la derecha extremista, no tiene plan para el país”, comenta el joven de 30 años.
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Admite que hay chavistas descontentos por la crisis económica, pero sostiene que el chavismo “está en la calle encarando los problemas”.
Las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela “han complicado la situación”, remarca Maduro Guerra, quien tuvo su primera hija con apenas 15 años, una experiencia, que, afirma, lo hace pensar en la necesidad de campañas para prevenir el embarazo precoz.
El opositor que se presentará con su fuerza política a los comicios es Javier Bertucci, que busca una banca por el estado Carabobo, en el norte del país. Acusado por Guaidó de colaborar con Maduro, Bertucci ya fue candidato presidencial en 2018, cuando junto con Henri Falcón, otro cuestionado opositor, dieron una apariencia de pluralismo a las elecciones en las que el presidente chavista obtuvo un nuevo mandato. El grueso de la oposición había boicoteado esos comicios.
Bertucci, cuyo espacio político se llama El Cambio, dice que no es una oposición funcional al régimen, sino una “nueva”.
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“Nos hemos llamado una nueva oposición, dicen que a la medida de gobierno, colaboracionista, pero el mayor colaboracionista de este gobierno es esa oposición radical, que quiere seguir en el conflicto, porque ese conflicto se convirtió en un gran negocio para ellos”, dice este carismático pastor evangélico de 51 años.
Para el pastor, “no participar en elecciones no solamente es un suicidio político, sino una actitud irresponsable”, y critica con dureza a Guaidó: “soy oposición, pero uno de los grandes responsables de que no hayamos podido salir de este gobierno es la oposición que hemos tenido, errática, que en vez de corregir se mantienen en la misma línea del fracaso”.
Y finalmente está Juan Guaidó, desde enero de 2019 el “presidente encargado” de Venezuela, al que reconoce un centenar de países, liderados por Estados Unidos, pero que no ha logrado, pese a una serie de movilizaciones populares en los primeros meses e incluso al menos un intento de alzamiento militar, desalojar del poder al chavismo.
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Guaidó impulsa un boicot a los comicios, a los que le niega toda representatividad.
“El 6 de diciembre deben quedarse en sus casas y dejar sola a la dictadura. Es en la calle donde se defienden los derechos y allí los vamos a defender. Tenemos que ir calle a calle, casa a casa, hombre a hombre, todo para llevar el mensaje”, dijo días atrás en un acto.
Guaidó y sus aliados promueven, en lugar de las elecciones, una consulta popular en rechazo a las elecciones legislativas, que se realizará del 5 al 12 de diciembre, y advirtió que la Asamblea Legislativa se mantendrá en funciones “hasta que haya elecciones libres”, pese a que su mandato vence el 5 de enero y el 6 deben asumir los diputados electos el próximo domingo.
SF