Con el gran objetivo de dejar de ser la eterna favorita y convertirse en la primer mujer en llegar a la Casa Blanca, Hillary Rodham Clinton lanzó ayer oficialmente su campaña con un acto multitudinario en la isla Roosevelt, en Nueva York. Acompañada por Bill y su hija Chelsea, fustigó la desigualdad de ingresos y defendió a la clase media. La ex secretaria de Estado presentó sus propuestas de gobierno y embistió contra los republicanos, a los que acusó de querer bajar los impuestos a las grandes corporaciones. El principal eje de su alocución fue destacar los aspectos históricos y novedosos de su candidatura, enarbolada en la igualdad de género.
Ante 5.500 personas y más de 500 periodistas, la ex senadora pidió que la prosperidad no sea sólo “para los CEOs y los gestores de fondos de inversión”, aunque en ningún momento cargó contra las principales firmas de Wall Street. “La democracia no puede ser sólo para los multimillonarios y las grandes empresas. Los 25 gerentes de los 25 más grandes fondos de inversión en Estados Unidos ganan más que todos los docentes de las escuelas maternales. ¿Qué hay de equivocado en esta sociedad?”, disparó, en un tramo que la cadena CNN calificó como “populista”.
Además, dijo que el Partido Republicano pretende volver al pasado. No recordó, sin embargo, que en 2003 apoyó la guerra de Irak de George W. Bush, que los demócratas gobiernan el país hace siete años y que ella integró la administración de Barack Obama.
Por otro lado, buscó posicionarse como la candidatura más novedosa de la carrera electoral, pronunciando un discurso de género que brilló por su ausencia en 2008, cuando fue derrotada en las internas demócratas. “Puedo no ser la candidata más joven, pero seré la presidenta más joven en la historia de los Estados Unidos”, dijo, arrancando la ovación de los presentes. “No verán mi cabello volverse canoso en la Casa Blanca. Hace años que me lo tiño”, bromeó Hillary.
Talón de Aquiles. “La principal debilidad en la campaña de Hillary es su ineludible afiliación con el establishment”, confió a PERFIL Aníbal Pérez-Liñan, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Pittsburgh. “Carga la imagen de la política tradicional: pragmática, poco transparente, y respaldada por grandes intereses”, agregó, al tiempo que consideró que es difícil que una persona que fue “una figura central en la vida política por más de veinte años” enarbole la bandera del cambio.
Clinton encabeza cómodamente la carrera de las primarias demócratas, que comenzarán en 2016. Sin embargo, no todo es color de rosas. Su imagen se resintió severamente tras revelarse que usó su correo electrónico privado durante su paso por el gobierno de Obama y que la Fundación Clinton recibió donaciones de extranjeros, lo que le planteó un supuesto conflicto de interés. Según un sondeo de CNN, 57% de los estadounidenses estiman que ella “no es honesta ni confiable”.
El comando de Hillary planea cambiar la imagen fría y distante por una más cálida y cercana a la gente. Su video de campaña, emitido el viernes y titulado Luchadora, retrata su compromiso por “los niños y las familias”. Un retrato que pretende desligarla del rótulo de millonaria y miembro del establishment que gobierna hace décadas. “Mi padre, un hijo de obrero, fue capaz de crear su propia pequeña empresa, y mi madre, que no estudió, pudo ver cómo su hija entraba en la universidad”, cuenta Hillary, que se propone como la candidata “de todos y todas”.