Viendo las fotos de su avión privado, es posible entender el concepto de revolución verde de Kadafi. El líder libio que no tomaba alcohol, solo leche de cabra, que dormía para el mito en un cuartel y nunca en un palacio, el que había jurado llegar a 1980 erradicando el analfabetismo en el cuarto país africano en extensión, el autor de la “tercera vía” admirada por el setentismo, el creador del Libro verde por imitación a la Biblia roja de Mao, sufrió ahora el congelamiento de 280 millones de euros en cuentas personales en Suiza.
Los más prudentes estiman la fortuna del coronel de la “República Árabe Libia Popular Socialista” en unos 50 mil millones de dólares, diseminados en bancos occidentales como HSBC, Goldman Sachs, Societé Générale y Unicredit. Kadafi no dejó la revolución sin cambio chico: un total de 29 toneladas de oro, equivalentes a unos 329 millones de euros, salieron de las arcas del Banco Central libio sin que se determinara adónde fueron a parar. Según fuentes rebeldes, el pasado domingo un convoy en el que viajaban altos cargos del ejército transportó lingotes de oro en dirección a Níger.
Las dictaduras se desploman sobre sus secretos: no solo fue falso su socialismo, sino que también lo fue su política exterior. Libia tuvo su propio Guantánamo en el desierto: documentos descubiertos en el búnker de inteligencia en Trípoli señalan planes conjuntos con la CIA, el MI6, Alemania y China.
La CIA instaló allí una base en 2004, y junto al MI6 sugerían a los torturadores libios las preguntas que debían hacerles a los prisioneros. En paralelo, fuerzas británicas, francesas, de Qatar y Emiratos Árabes entrenaban a los rebeldes para derrotarlo. A Kadafi le congelaron 280 millones de euros.
(*) Diario Libre