El artículo “Nagorno Karabaj, el primer crujido de la Unión Soviética”, publicado en el diario PERFIL el 5 de abril pasado, cuyo autor visitó ilegalmente los territorios de Azerbaiyán ocupados por Armenia tergiversa la agresión militar de Armenia contra Azerbaiyán, así como desinforma sobre la esencia de dicho conflicto.
En primer lugar, le informo que visitar los territorios ocupados de Azerbaiyán por parte de Armenia sin consentimiento del gobierno de Azerbaiyán es un acto ilegal y constituye una violación a la Constitución y leyes respectivas de la República de Azerbaiyán, así como del derecho internacional, dado que Nagorno Karabaj es un territorio reconocido internacionalmente como parte integral de la República de Azerbaiyán. Las personas que visitan estos territorios sin el consentimiento de Azerbaiyán son declaradas personas no gratas e incluidas en un registro gubernamental con la finalidad de evitar este tipo de visitas ilegales, aunque sí reconocen tal conducta ante las autoridades de mi país podrían pedir ser quitados de este registro. Azerbaiyán siempre está dispuesto a considerar este tipo de solicitudes.
Nagorno Karabaj es un territorio histórico de Azerbaiyán. Antes del imperio ruso zarista formó parte de diferentes estados azerbaiyanos, incluso del último de ellos, el Janato (principado) de Karabaj. Los armenios fueron asentados allí a principios del siglo XIX como consecuencia de las guerras ruso-otomana y ruso-persa. Esta última concluyó con la ocupación de los janatos azerbaiyanos, incluso el de Karabaj por parte del imperio ruso. Las iglesias cristianas existentes en este territorio no tienen nada que ver con la población armenia, ya que son iglesias de la Albania Caucásica, que fueron posteriormente puestas bajo la dirección de la iglesia armenia en el año 1836 por el zar ruso Nicolás I. Tras la caída del imperio ruso zarista, en 1918 la República Democrática de Azerbaiyán proclamó su independencia, y su autoridad sobre Nagorno Karabaj fue reconocida por los armenios asentados allí. Durante el período soviético, en 1923 como parte integral de la República Socialista Soviética (RSS) de Azerbaiyán se creó la Provincia Autónoma de Nagorno Karabaj (PANK) con una población mixta azerbaiyana y armenia.
En 1988, durante la URSS, la RSS de Armenia planteó reclamos territoriales contra la RSS de Azerbaiyán, particularmente la PANK, deportando a la vez a 250 mil azerbaiyanos de sus tierras históricas en Armenia. Tras la caída de la URSS, Armenia llevó adelante una agresión militar contra Azerbaiyán, ocupando Nagorno Karabaj y siete distritos adyacentes (lo que constituye el 20% del territorio del país), 750 mil azerbaiyanos en estos territorios fueron sometidos a una limpieza étnica y se convirtieron en personas desplazadas. Armenia violó gravemente el derecho internacional humanitario y cometió masacres contra civiles azerbaiyanos, incluso el genocidio de Jodyali. Hoy en día en Armenia y en los territorios ocupados no quedó un solo azerbaiyano y fue destruida allí toda la herencia cultural-histórica de Azerbaiyán.
La ONU, OSCE, Consejo de Europa, Parlamento Europeo, OTAN, el Movimiento de Países No Alineados, así como numerosos organismos internacionales reconocen la integridad territorial de Azerbaiyán y a Nagorno Karabaj como parte integral de mi país, y exigen la retirada de las tropas armenias de los territorios de Azerbaiyán y el regreso a sus hogares de los refugiados y personas internamente desplazadas. En vez de cumplir con las llamadas de los organismos internacionales, Armenia, el tercer país más militarizado del mundo según Global Military Index, sigue militarizando cada vez más los territorios ocupados a costa del empobrecimiento de su población que está disminuyendo drásticamente. En realidad, el objetivo de este país es materializar el sueño utópico de la “Gran Armenia” a costa de los territorios de los países vecinos y la ocupación de los territorios de Azerbaiyán es parte de este plan.
Para maquillar su política de agresión, Armenia instaló en los territorios ocupados de Azerbaiyán un régimen ilegal separatista, presentado por el diario PERFIL erróneamente como “una república”. Este régimen separatista es nada más que una marioneta de Armenia y no fue reconocido por ningún país, ni siquiera por la misma Armenia.
Azerbaiyán está a favor de una solución negociada del conflicto y hace más de veinte años que sigue participando en las negociaciones en el marco del Grupo de Minsk de la OSCE, que todavía no han producido ningún resultado, debido al comportamiento destructivo de Armenia. El objetivo de Azerbaiyán en las negociaciones es resolver el conflicto, traer paz y desarrollo a la región. Mientras la participación de Armenia en las negociaciones tiene por objetivo ganar el tiempo para continuar la ocupación, consolidar esa peligrosa situación como statu quo y traer tragedias a la región. Este país no quiere entender que en el siglo XXI la comunidad internacional no acepta el cambio de las fronteras internacionalmente reconocidas a través del uso de la fuerza.
El obstáculo para la resolución del conflicto es la permanencia de las fuerzas militares de Armenia en el territorio de Azerbaiyán. La retirada de esas tropas de los territorios ocupados y el regreso de los desplazados azerbaiyanos a sus tierras son elementos clave del arreglo de este litigio. Azerbaiyán seguirá en su camino y no va a escatimar ningún esfuerzo para poner fin a la agresión armenia y recuperar su integridad territorial.
*Embajador de Azerbaiyán en Argentina.