Alejandro Vanoli, ex presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), habló en Modo Fontevecchia donde destacó a los actores políticos quienes deben “sentarse” y “lanzar un plan económico” que pueda frenar la “sangría cambiaria”. “El corazón del problema es una cuestión política”, subrayó. Escuchá el programa por Radio Perfil o miralo por Net TV.
Planteaste el dilema de tres alternativas frente a la restricción cambiaria y la falta de dólares en el segundo semestre. Te inclinaste porque, como no podían devaluar, ni generar un desdoblamiento, iban a elegir el camino de restringir las importaciones y otros consumos. ¿Cuál pensás que serán las restricciones a las importaciones?
Creo que hay dos cuestiones. Una con las importaciones que hay en la economía que, mes a mes, refleja el INDEC y que extraoficialmente se dice que en el mes de mayo estarían en torno a los 7 mil millones de dólares. Por otro lado, los pagos de importaciones que se registran mensualmente en el Banco Central. Hay un aumento muy fuerte en 2022 por varias razones que tienen que ver con cuestiones como las dificultades de abastecimiento que hay en el mundo de todas las cadenas de distribución que están muy afectadas por las restricciones en China, por los fletes.
También tiene que ver con un carácter especulativo en el sentido de que si cualquier agente económico espera que, mes a mes, se devalue un 4% o 5%, se genera una tensión. Todo aquel que tiene que liquidar divisas trata de demorarlo lo más posible, sobre todo en un contexto de commodities en suba, y quienes tienen que hacer pagos al exterior tratan de apurarse a hacerlo. Si el Gobierno mantiene el status quo económico, lo que va a terminar haciendo es restringir las importaciones y eventualmente los pagos. Pero el tema de fondo es la inflación y la única forma de detener esta sangría cambiaria es con un plan antiinflacionario.
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¿Cómo te imaginás ese plan antiinflacionario hecho por el actual Gobierno? ¿Creés que va a ser recién cuando llegue el próximo?
El año pasado, yo pensaba que este Gobierno podía hacerlo, lo decía en términos de que cada gobierno democrático lanzó un plan antiinflacionario, mejor o peor en cada caso. Yo pensaba que acá no iba a ser la excepción pero hay condimentos políticos que son superlativos. Es difícil que se pueda lanzar un programa de este tipo si no hay un acuerdo político, con un marco que genere credibilidad.
Fuiste presidente del Banco Central, durante el último año de gestión Cristina Fernández de Kirchner. Hay muchas críticas desde los sectores cercanos al actual titular del BCRA, Miguel Ángel Pesce. ¿Cuál es tu evaluación de él?
Es un error personalizar la figura de un funcionario porque el contexto económico donde se determinan las variables, que el Banco Central tiene que monitorear, dependen de distintas áreas de gobierno. Lo que falla es la coordinación de área, no todo depende del BCRA. Tenemos un contexto internacional extremadamente difícil y una división del estilo de gestión y del oficialismo. No es el caso del Banco Central pero hay un loteo de los organismos donde se debiera gestionar y esto hace difícil desarrollar políticas. En Argentina, la política antiinflacionaria no depende solamente de la política cambiaria del Banco Central sino de varias condiciones. Lo que falla es que hay causas que no se están atacando y que exceden al ente financiero.
¿Cuál es tu evaluación de la gestión del ministro de Economía, Martín Guzmán?
Su gestión tiene una gran falencia relacionada al nivel de inflación. Uno podría decir que, en el mundo, ese índice se triplica pero en Argentina estamos en niveles de 60% o 70% y esto tiene que ver con cuestiones básicas y monetarias. Hay una inflación inercial muy fuerte sobre la cual no vimos ninguna medida concreta, hay respuestas muy tibias respecto al impacto de la inflación internacional en el país. No hablo de una cuestión ideológica porque, en Argentina, tendemos a ideologizar los instrumentos. Por otro lado está el tema de las expectativas relacionada a la alta inflación y los problemas políticos.
La falla fundamental tiene que ver con la falta de homogeneidad política para lanzar un programa que revierta las expectativas y las dificultades para implementar un programa económico integral que logre hacer que los agentes económicos piensen que lo que viene sea mejor y no peor.
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Nuria Am (NA): Respecto al control cambiario, ¿esto significa que, cuando pensamos en cómo podría funcionar mejor el control, se habla de más cepo cambiario o no?
Dentro de la lógica, de no modificar cuestiones de fondo, lo que podría hacer el Gobierno es separar cuáles son importaciones esenciales y cuáles no y los grados de cobertura de los stocks que tienen las empresas por las expectativas. Eso implica estar en una situación "menos peor". Lo que hace falta es que se sienten los actores políticos más importantes y que lancen un plan económico que revierta las expectativas para frenar esta sangría de reservas y esta inflación inercial.
NA: ¿Cree que Guzmán es responsable de la falta de medidas concretas? ¿La salida del ministro, distendería?
Un cambio de ministro de Economía, si no hay un cambio en las condiciones políticas, no cambiaria la situación. El corazón del problema es una cuestión política, no económica, pero que la afecta.
CB PAR