Los analistas estiman una inflación de entre el 25% y el 30% para el último mes de 2023.
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Según informó el periodista Fernando Meaños en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1), ya hay números para la primera quincena de diciembre. Ecolatina estimó un 18%, la consultora LCG un 14%, EcoGo calculó un 19%, solamente en el caso de la inflación en alimentos.
Esta inflación desmesurada para el último mes del año trae, primero, la devaluación del peso. El enorme salto del dólar ha impactado sobre todos los precios de la economía, pero atado a eso, junto con el overshooting, dejar liberado completamente el precio del dólar, también vino la liberación total del resto de los controles.
La Argentina pasó de un extremo en el cual el Gobierno quería intervenir en todos los casos, estar encima del comercio exterior, de los servicios públicos, de los precios de la canasta básica, y tenía un entramado enorme de controles sobre los precios, a la liberación absoluta.
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El sistema de precios justos, por ejemplo, que llegó a tener 4000 artículos de alimentación, de tocador, de limpieza, etc., monitoreados para saber cuál era la evolución de sus precios, ahora desapareció por completo.
Lo único que quedó bajo un paraguas de cierto resguardo todavía son los servicios públicos, ya que, por el propio diseño legal del aumento de las tarifas, todavía hacen falta audiencias públicas y otros mecanismos antes de que se produzcan los aumentos, que seguramente van a llegar entre febrero y marzo.
Durante este año, muchos de esos precios habían iniciado aumentos en la primera mitad del 2023, pero luego, el Ministro de Economía de entonces, Sergio Massa, había decidido desactivarlos. En el caso del transporte, que venía aumentando mes a mes para tratar de reducir el atraso que tenía la tarifa, decidió suspenderse. Con lo cual, todo el atraso que había en ese momento para servicios públicos y sobre todo para precios claves de la economía, como son los combustibles, que tenían un acuerdo casi permanente con todas las empresas del sector para que el aumento fuera absolutamente controlado, se desactivó por completo y los precios quedaron liberados.
El caso de los combustibles es muy significativo, no solo porque es un precio que impacta sobre todas las cadenas de distribución, sobre el transporte público y sobre muchísimos sectores, sino también porque es un caso en el que los precios se manejan entre muy pocas empresas y la principal de ellas, desde luego, es la estatal, YPF. No hubo ninguna clase de control, ni de previsión, ni más formal ni más informal, sobre esos precios de la economía.
Con lo cual, el esquema muy arriesgado en materia monetaria que pusieron sobre la mesa el Banco Central y el Ministerio de Economía, que incluyó esta fuerte devaluación del peso, incluyó también un nuevo esquema de bajas tasas de interés y la liberación absoluta de todos los precios.
La expectativa del Gobierno es que haya un aumento de precios muy fuerte por poco tiempo y que, una vez pasada esa etapa, que algunos estiman en tres o cuatro meses, que es el tiempo que puede llegar a durar el efecto de esta devaluación, podría la inflación recién empezar a bajar su nivel.
Este ajuste va a provocar una fuerte caída del salario real, tanto en lo que tiene que ver con los trabajadores en negro, con los trabajadores registrados y, por supuesto, también con las jubilaciones. Por lo tanto, la medición que tienen hoy sobre la mesa los principales analistas estiman que la inflación de diciembre, la inflación del último mes del año, va a estar entre 25 y 30%.
