MODO FONTEVECCHIA
Tecnología de siembra

Raquel Chan y el trigo transgénico: "Tendremos una tecnología que agrega valor a los granos que ya producimos"

La investigadora del CONICET desarrolló la primera tecnología de semilla transgénica en la Argentina. Este procedimiento permite que los cultivos sean tolerantes a la sequía y remarcó la importancia del valor agregado que le da a la producción agrícola. Además, lo positivo que puede ser para el área científica y económica. Mirá la entrevista completa.

trigo
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En diálogo con Modo Fontevecchia, la investigadora que desarrolló la primera semilla de trigo transgénica del país, que resiste a las sequías, habló del valor que esta tecnología aporta a la producción agrícola argentina. Asimismo resaltó la importancia de generar productos que sean “amigables con el medio ambiente”. Escuchá el programa por Radio Perfil o miralo por Net TV.

¿Cómo y cuándo comenzó el estudio y desarrollo de esta semilla de trigo transgénico?

Todo el conocimiento que tenemos ha sido generado antes por otras personas. Esto en particular, le confiere al girasol, características de adaptación muy buenas y los estudios comenzaron en 1993. 

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Recuerdo que César Milstein se había negado a patentar su descubrimiento por el que ganó el Premio Nobel de los anticuerpos monoclonales. Si lo hubiese hecho, él y su familia serían billonarios. En su caso, lo que usted crea, ¿lo patenta? ¿Goza de su beneficio? ¿Se lo quedan las empresas privadas? 

Creo que Milstein se equivocó al no patentarlo. Las empresas, en un mundo capitalista, no invierten si no va a haber una ganancia. Los científicos se sacrifican pero no beneficia particularmente a alguien que ellos definan. Es complicado el patentamiento

¿Cómo es el caso suyo con el CONICET y la Argentina?

Yo puedo comparar el mío con el de Ingo Potrykus por el tipo de desarrollo es similar. Él fue quien desarrolló el arroz dorado que tiene un transgen que genera un promotor de la vitamina A, que es una deficiencia que tienen un montón de niños en los países del sudeste asiático que les genera ceguera. Lo hizo en el 2004 y cedió su conocimiento al mundo y a la ciencia.

Pasaron años y no hay desarrollo de eso ni se generó un producto que salvara de la ceguera a muchos niños. No hubo una empresa detrás invirtiendo, generando el producto y llevándolo a que llegue a las personas. Como transgénico también tuvo una percepción pública negativa en una parte de la población, eso terminó en que nadie se beneficie.

La patente no es solo porque uno se quiera beneficiar, sino que es una forma de proteger el desarrollo para que sí llegue. No es como la vacuna del covid que todo el mundo la quería. Tiene que haber una demanda, un desarrollo y comunicación pública, cosa que no hubo. 


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Y en el caso específico de esta nueva semilla de trigo, de aprobarse en todo el mundo, ¿qué significa para un país como la Argentina?

Para empezar, significa un posicionamiento de generación de tecnología, dejar de ser un granero de producto bruto. En cuánto a lo económico, depende del éxito comercial, aunque no me gusta hablar de eso porque no lo tengo claro. Uno puede tener lo mejor del mundo pero primero se debe aprobar en el mercado y recién salieron los permisos. Después se tiene que sembrar y ver la cosecha.

Yo creo que va a tener éxito porque soy optimista. Si eso funciona bien, es un montón de dinero puesto en regalías y generación de trabajo. Tendremos una tecnología que agrega valor a los granos que ya producimos. Nos sirve tanto para ser sembrados en el mundo como para aumentar la producción en nuestro país. 

Pablo Corso (PC): A fines de 2020, hubo una carta de inversores que advertían sobre el riesgo de fecundación cruzada en el trigo y que, eventualmente, las variedades transgénicas iban a contaminar a las no transgénicas. ¿Cuán factible es que suceda esto en el futuro?

Hay estudios hechos en la Universidad de Colorado en los Estados Unidos que desmintieron esto. El trigo es una planta que se autofecunda y no necesita cruzar dos para tener uno. Para que haya un cruzamiento entre dos variedades distintas hay probabilidad si están muy cerca. Pero esa probabilidad baja en 60 metros a cero. Entonces se pueden tomar precauciones para que esto no suceda. No quiero negar el riesgo pero lo que digo es que uno lo puede minimizar. 

PC: Hay cierto dilema que establece que para alimentar a la población mundial hace falta el uso de herbicidas para los cultivos y, al mismo tiempo, hay muchas alertas, como el caso del glufosinato de amonio que es el que se usó para este cultivo, que está clasificado como moderadamente peligroso. ¿Se puede pensar en una instancia superadora en la que al mismo tiempo, que haya alimentación masiva, baje el uso de herbicidas?

Se puede bajar el uso de herbicidas. En algunos lugares hay un sobreuso, lo cual no es conveniente para el productor agropecuario porque eso tiene costos. Hay una utilización que puede optimizarse a lo mínimo y necesario. En cuánto al uso, en el cultivo extensivo que elimine las malezas, por ahora no hay. Hay que trabajar en productos más amigables con el medio ambiente y, por ahora, no los hay. 

CB PAR