Medio año después de que las fuerzas rusas lanzaran lo que pensaban que iba a ser una operación relámpago en Ucrania, la invasión se ha convertido en una guerra clásica con desenlace incierto. Ambas partes sufrieron daños humanos y materiales, pero ninguna parece dispuesta a un alto el fuego o a ceder en negociaciones de paz.
Los ucranianos, que celebran hoy sin pompa ni ceremonia el Día de la Independencia, luchan por defender su soberanía, vulnerada por el régimen de Vladimir Putin desde que anexó la región del Donbás poco antes del 24 de febrero, como en 2014 la península de Crimea.
Putin presentó su llamada operación especial como parte de la resistencia de Rusia a la expansión de la OTAN, pero Finlandia y Suecia suscribieron su adhesión a la alianza atlántica. ¿Le salió el tiro por la culata?
"Chorreaba como carne podrida": el impactante relato de un soldado ucraniano a 6 meses la guerra
El presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, insistió desde el comienzo de la guerra en pedir ayuda internacional. La obtuvo. Sobre todo, de Estados Unidos y de Europa. Eso le permitió detener el avance de Rusia en el Donbás y en la costa del mar Negro.
El daño, igualmente, es irreparable. Más de 9.000 soldados y 5.587 civiles ucranianos muertos, 7.890 heridos y decenas de miles de refugiados y familias desintegradas, según la ONU, además de los destrozos materiales. Entre los fallecidos, 972 niños eran niños.
El último parte de Rusia data del 25 de marzo: 1.351 soldados rusos habían muerto durante el primer mes de lucha. Estados Unidos estima que esa cifra oscilaría ahora entre 70.000 y 80.000.
Los mandatarios de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania pidieron a Rusia que pusiera fin a las operaciones militares cerca de la nucleoeléctrica de Zaporiyia por la posibilidad de que se desate una catástrofe nuclear.
Una bomba mata a la hija del llamado "Cerebro de Putin"
El invierno pondrá a prueba la determinación de los ucranianos si sufren restricciones severas en el suministro de energía y si más gente se ve obligada a abandonar sus hogares.
En septiembre, cuando comienzan las clases, el 40% de las escuelas seguirán cerradas, con el consecuente costo psicológico para los chicos.
En estos meses, los aliados occidentales de Ucrania han querido estrangular la economía rusa reduciendo drásticamente las compras de petróleo y gas, e imponiendo sanciones que restringen las importaciones de productos rusos y obligaron a muchas empresas a salir del país.
JL PAR