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Industria

Javier Madanes Quintanilla: El ajuste de Javier Milei es el más duro de la historia reciente

El industrial comparó la situación actual con el 2001 y la convertibilidad, y alertó que el programa actual es más profundo. “Hemos llegado a esta situación de intentar un cambio tan drástico como consecuencia de un fracaso acumulado durante varias gestiones anteriores”, afirmó.

Javier Madanes Quintanilla
Javier Madanes Quintanilla | Captura de YouTube

El empresario Javier Madanes Quintanilla, presidente del grupo que componen Fate y Aluar, explicó que el país atraviesa una recesión desde el mes de diciembre que está generando suspensiones en la industria, pero podría agravarse poniendo en riesgo puestos de trabajo. “Estamos atravesando ya el tercer mes de una recesión que está pegando a todos, sobre todo a los sectores más vulnerables”, alertó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Javier Madanes Quintanilla es un verdadero “capitán de industria”. Es ingeniero industrial y presidente del grupo que conjuga las empresas Aluar y Fate. Además, recibió el premio Fortuna a la trayectoria empresarial. Emplea más de 5 mil personas y factura más de 1500 millones de dólares por año, gran parte de ellos exportando.

¿Cómo ve que está funcionando la economía argentina? ¿Hacia dónde vamos?

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La economía argentina ha tenido un cambio importante durante el mes de diciembre, lo que creo que es bastante obvio para todos. Estamos atravesando ya el tercer mes de una recesión que está pegando a todos, sobre todo a los sectores más vulnerables.

Para las compañías, lo que está significando la recesión es una muy fuerte caída del nivel de ventas y una caída intermedia del nivel de actividad. Esa brecha se está cubriendo, principalmente, con programas de suspensiones laborales o adelantos de vacaciones, los cuales se van a ir agotando en el transcurso del próximo mes, y ahí va a haber, tal vez, situaciones un poco más fuertes en términos de actividad empresaria, que esperemos puedan ser lo menos duras posibles desde el punto de vista de la continuidad de las fuentes de trabajo.

Usted ha vivido otras crisis económicas, me gustaría si pudiera comparar la situación actual con lo que se produjo con la convertibilidad y con la hiperinflación del 89 y 90.

En esta oportunidad se da un cambio distinto al que hemos tenido en otras ocasiones. Desde mi punto de vista, el programa que se está queriendo establecer es mucho más duro que el que ocurrió antes del 2001 o la Convertibilidad. Creo que hemos llegado a esta situación de intentar un cambio tan drástico como consecuencia de un fracaso acumulado durante varias gestiones anteriores, con lo cual, las condiciones de partida del cambio son aún más rígidas que lo que fueron en situaciones pasadas.

Además, a esto se le suma una situación internacional compleja. Argentina está peor parada ahora que en las otras crisis respecto a la posibilidad de su salida exportadora. Algo en general que no tenemos en consideración es que, desde el punto de vista de la competitividad exportadora, en este momento estamos en peores condiciones que en las crisis de otros procesos pasados.

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Hay una discusión en el mundo. Por primera vez en mucho tiempo, el FMI reflejó en sus informes un crecimiento de la industria por sobre otros sectores de la economía, una tendencia a reorganizar la producción más cerca de los lugares de consumo, Europa, Estados Unidos, etc. ¿Ve que en el mundo hay una tendencia a revalorizar la industria?

Innegablemente esa tendencia existe. Creo que tiene más que ver con razones políticas muy fuertes. Hay un dato que me parece interesante, que a veces pasa desapercibido: las importaciones de Estados Unidos de origen chino que llegaron desde el comienzo de la época de Trump a ser el 21 o 22% de las importaciones totales, hoy están por debajo del 15%. Las importaciones mexicanas han superado las importaciones chinas en Estados Unidos. Este es un fenómeno de cambio en las relaciones comerciales que se da en todo el mundo y tiene que ver con factores geopolíticos más que con factores de logística o competencia de costos. La pregunta es si Argentina tiene ideas claras, porque un enfoque desde un sistema puramente económico no se si va a saber interpretar este conflicto geopolítico que hoy existe.

Industria
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¿Argentina se encuentra con una oportunidad, una amenaza o es algo neutro?

Depende del punto de vista desde el cual uno analice la problemática. Creo que la oportunidad de la actividad productiva está dada a partir de la inversión, tema que viene sumamente retraído en Argentina por una serie de factores, el costo de capital, la contaminación, en el costo, de factores externos a los insumos productivos. Argentina, lamentablemente, ha venido acumulando distorsiones impositivas tremendas para solucionar sus problemas fiscales.

Ahora pretendemos ir en el camino de un sinceramiento donde, a la par de resolver la transparencia del sistema de precios, también estemos transparentando el sistema de costos. Iremos viendo si esto se puede dar a la par o si nos vamos a quedar todavía retrasados en materia de competitividad cuando entremos en un proceso de apertura de mercados, lo cual puede ser muy dañino desde el punto de vista del empleo. Me parece que ese libro todavía no está escrito.

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Respecto al mercado cambiario, ¿considera que el dólar está atrasado? Me gustaría saber hacia dónde van sus exportaciones en este contexto de una situación cambiaría mejor que la que tuvo que atravesar durante el gobierno de Alberto Fernández.

En Argentina no hay un solo dólar sino infinitos dólares, este es un primer problema. Incluso será una gran contradicción cuando abramos el mercado “único y libre” de cambio. Tenemos, de una forma u otra, infinita cantidad de dólares para cada actividad, y esto genera una distorsión general, y particularmente distorsiones sectoriales que afectan tremendamente a la competitividad.

A partir del tercer trimestre de 2018 Argentina impuso un sistema de retenciones industriales que hoy se mantienen vigentes que no existe prácticamente en ningún país del mundo, y que en algún momento hubo intención de elevarlas todavía más.

Con lo cual, es muy difícil contestar al factor competitividad del tipo de cambio. no creo que lo resolvamos íntegramente elevando el tipo de cambio, pero sí creo que tenemos que encontrar la manera de corregir los factores distorsivos.

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¿Cómo ve la oportunidad a través de los distintos bloques? ¿Ve la necesidad de un alineamiento más claro con Estados Unidos? ¿Cómo ve la permanencia del Mercosur y el eventual acuerdo con la Unión Europea? ¿Qué cree que sería conveniente para la Argentina? Me gustaría su visión de la situación geopolítica…

Creo que en estos periodos de tiempo nos es muy difícil hacer alianzas plenas y totales con tal o cual país del mundo. Me parece que vamos a tener que, por un tiempo, tener la mente abierta, sin por eso estar negándonos en determinadas ocasiones, cuando ya vayamos ordenándonos, a manifestar una tendencia política o ideología que nos lleve a un compromiso mayor. 

Me parece que, en este momento, tenemos que aprovechar todos los nichos de oportunidad que se nos den. Si nos concentramos en determinada región o país en particular, la única forma de poder llevar esto adelante va a ser obteniendo un pleno compromiso del socio que estamos eligiendo como prestamista de última instancia, a los efectos de poder ayudar a resolver los problemas que tenemos actualmente.

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¿Cree que sería conveniente una dolarización o la instauración de un régimen bimonetario?

Creo que, cuando hablamos de dolarización, e incluso cuando se habla del cepo cambiario, se habla con cierta ligereza. Me parece que hay temas previos a hablar de estas intenciones. 

Argentina no va a poder salir de un mecanismo de control de capitales, que es lo que tiene cualquier país del mundo. No estamos en condiciones de poder liberalizar absolutamente el movimiento internacional de capitales desde Argentina, y además tenemos un stock de deuda todavía no reconocida que es imposible de afrontar, porque tampoco tenemos acceso al crédito.

Creo que el bimonetarismo en Argentina existe de hecho, lo cual hace simple darle los instrumentos legales que aún necesita. En el futuro veremos si es necesario ponerse una camisa de hierro con una dolarización al 100%, pero creo que todavía estamos lejos de tener que tomar esa decisión.

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Cuando uno hace un análisis de la neo decadencia argentina encuentra que el último año en que nuestro país tuvo un PBI comparable con Canadá, Australia, que crecía a las mismas tasas que los países desarrollados, fue 1974. Más allá de un año en particular, podríamos decir que, a comienzos de la década del 70, Argentina era un país en vías de desarrollo. Los últimos 40 años Argentina se desacopla no solamente de los países desarrollados, sino también de la región y nuestros vecinos, en 2024 se va a cumplir medio siglo de esta neo decadencia. Cuando uno trata de encontrar explicaciones macro, además de los errores propios, ¿puede ser que esta situación haya tenido que ver en algo con una mala lectura del escenario internacional? Durante esos años China pegó un giro para convertirse en una factoría mundial, que hizo que las industrias de los países en vía de desarrollo quedaran descolocadas.

Indudablemente, lo que usted observa es correcto. Nosotros, por una suma de decisiones fuimos perdiendo todas aquellas ventajas o aciertos que habíamos tenido en el pasado. Fíjese cómo se fue dando la caída de la burguesía nacional, la desnacionalización de las empresas. 

El argentino tendió más a un criterio especulativo que de inversión. El inversor extranjero vino cuando las oportunidades que había en Argentina eran de alta rentabilidad, mucho más alta rentabilidad que en sus países de origen, y además se nos fue deteriorando una cultura del trabajo, y empezamos a privilegiar un criterio del consumo. Es un proceso que no tiene una sola causa, es multicausal, pero evidentemente erramos el camino. Cincuenta años de acumulación de errores nos han llevado a un problema estructural muy serio, no hay dudas. Un problema estructural de esta envergadura no lo podemos resolver en un semestre, eso lo tenemos que asumir. Vamos a tener que tener paciencia y, más allá de los resultados de acá a mediados de año, lo importante sería no perder de vista este problema que usted dice.

Las cosas nunca funcionan perfectamente. Lo que no tenemos que hacer es echar a la basura un esfuerzo de corrección, y tratar de ver en el camino cómo vamos recuperando generaciones que han quedado perdidas, Imagínese usted, si este problema lo arrastratramos desde el año 70.

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Usted marcaba la extranjerización de muchas empresas argentinas, siempre se hace la comparación con las empresas brasileñas. ¿Usted se siente una rara avis, por haber apostado siempre a la inversión, a competir internacionalmente, frente a muchos de sus colegas de las décadas anteriores que decidieron desinvertir al punto de incluso vender sus empresas?

Una rara avis no. Yo tengo mucha suerte, en el sentido de que pude conformar una familia y un grupo de trabajo en Argentina. Estamos en la cuarta generación familiar que tiene algo que ver en la actividad laboral en Argentina. Cada uno es libre de hacer lo que le parezca.

Hay un solo detalle que a lo mejor le completa su foto de en dónde se enmarca la diferencia. Nosotros, curiosamente, hemos invertido en los momentos más delicados, de mayor crisis. Esas son las épocas donde hemos tomado las decisiones de inversión más importantes.

Creo que ahora se repite ese desafío. Creo que vamos a poder colaborar con nuestro granito de arena a que el resultado sea algo mejor si los que todavía tenemos un compromiso al 100% con el país corremos ese riesgo. 

Yo no hago una crítica a aquellos que se fueron porque dejaron de tener interés de invertir en Argentina o a aquellos que lo hacen desde otro país, pero creo que el momento para todos es de renovar el compromiso de inversión en términos concretos. Eso es lo que el sector privado puede aportar. El resto es orden, y el orden tiene que venir de la política. El sector privado poco puede colaborar con esas reglas del juego.

FM