OPINIóN
Adolescentes y oportunidades

Agentes de cambio para escenarios tecnológicos

Jovenes
Jóvenes | SHUTTERSTOCK

Las personas que transitan la adolescencia cuentan con el potencial de ser agentes de cambio: pueden identificar problemas, involucrarse y generar respuestas diferentes a las tradicionales. Sin embargo, para que eso sea posible en el futuro, debemos acompañarlas en el presente. Esto implica acercarles las preguntas correctas, promover escenarios seguros para prototipar soluciones y, sobre todo, asumir con responsabilidad el acompañamiento de su desarrollo.

El mundo de hoy está viviendo una transformación, catalizada por la irrupción de la pandemia, que deja en evidencia tres grandes tendencias: la única constante es el cambio, las personas estamos en el centro de la experiencia y las dinámicas de trabajo, estudio y comportamiento deben cambiar y adaptarse a nuevos escenarios. Pensar en esto nos hace pensar también en qué habilidades necesitarán las juventudes de hoy para desempeñarse mañana en diferentes roles, ya sea emprendiendo o generando valor en una empresa, ONG, gobierno, etc.

Las habilidades son y serán cada vez más dinámicas, lo que requerirá de una formación continua sin precedentes. Según McKinsey & Company, el 87% de las empresas informó haber experimentado brechas de habilidades en 2020. Pero menos de la mitad tiene una idea clara de cómo abordar el problema. Estamos frente a una gran oportunidad, que se transforma en mandatoria en este contexto, de motivar experiencias para que las generaciones venideras potencien habilidades tecnológicas, socioemocionales y de impacto. Estas últimas son el valor agregado de la humanidad (frente a cualquier inteligencia artificial) ya que van más allá de las técnicas o procedimientos, como operar un sistema o una plataforma digital, y nos traen la posibilidad de enfrentarnos a los próximos debates éticos y a las preguntas fundamentales.

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Plan A. Encuentro Anual por las Adolescencias 2022, organizado por Unicef y motivo que convoca esta reflexión, nos invita a trabajar en una jornada intergeneracional para pensar el futuro visto desde el presente de la adolescencia en conjunto. Las juventudes de hoy van a tener que dialogar, transformar y cocrear el mundo desde la diversidad y con la coexistencia de hasta cuatro tipos de generaciones pero, además, debiendo transitar problemas complejos e inminentes que van a requerir creatividad, sinergia y colaboración, como el cambio climático, por ejemplo. Tan solo en Argentina, más de un cuarto de la fuerza laboral tiene más de 50 años, y ese porcentaje se incrementará en los próximos años, deconstruyendo la idea de que solo será un futuro de juventudes. Con este escenario, son habilidades de impacto, con foco en el diálogo y la diversidad, las que ayudarán a diseñar respuestas sostenibles.

Además, van a promover la posibilidad de tamizar las habilidades tecnológicas invitándolos a reflexionar sobre para qué aprendemos, cómo la tecnología puede potenciar y cuál es la propia huella e identidad digital. Diversas investigaciones dan cuenta de que las juventudes habitan la tecnología sin la plena conciencia de que habitan la potencia de escribir una historia diferente a la que conocen como consumidoras y prosumidoras, porque los algoritmos necesitan ser escritos por personas diversas, por personas como ellas y ellos. Y es con el acompañamiento de personas con más experiencias, del diálogo activo, que podrán apropiarse de estas habilidades. Serán liderazgos colectivos, descentralizados, colaborativos e intergeneracionales los que podrán promover una transformación.

No existen recetas, solo experiencia, y cada contexto es único en sí mismo. ¿Qué sucede cuando el contexto es digital; cuando lo que delimita nuestras definiciones económicas, de expresión e identidad sucede en espacios como el metaverso? La información disponible de Unicef señala la existencia de profundas brechas en el acceso a oportunidades, impidiendo que una gran proporción de adolescentes pueda ejercer plenamente sus derechos, especialmente quienes viven en situación de mayor vulnerabilidad o exclusión. Las brechas no son solo de acceso o digitales, son también de producción, sociales, geográficas y, por eso, para poder achicarlas se requiere del compromiso, del trabajo articulado y de una mirada sistémica sobre el mundo que las juventudes precisan cocrear, donde diferentes generaciones debemos comprometernos en su diseño. El juego se inició, es tiempo de transformar las reglas para que eso que nos impacta a la mayoría no sea de unas pocas personas.

*Especialista en tecnología educativa y diversidad.