OPINIóN

Bullrich-Macri: la sociedad de la desconfianza

La candidata a presidenta de Juntos por el Cambio y el expresidente tienen una relación tensa, más allá de la conveniencia de cerrar filas frente a la pérdida de votos a manos de Javier Milei.

20230814 Mauricio Macri y Patricia  Bullrich
Mauricio Macri y Patricia Bullrich | NA

A pedido del público de Juntos por el Cambio, Mauricio Macri salió de manera tajante a respaldar la candidatura de Patricia Bullrich y a criticar –por primera vez– las formas violentas de Javier Milei. Lo hizo por TV y lo repetirá en un acto este jueves 14, invitado a la Facultad de Derecho para el lanzamiento del nuevo libro de campaña de su ex ministra.

Esa foto de unidad surgirá un mes después de la última aparición pública que compartieron, la noche de las PASO en Parque Norte. Hubo allí un festejo a medias: Bullrich celebró su triunfo ante Horacio Rodríguez Larreta pero lamentó la baja performance conjunta de la coalición. Macri contribuyó al sinsabor, al valorar los votos de Milei más los de JxC como la señal de retirada del kirchnerismo.

Desde entonces empezaron a detonarse casi todos los puentes tendidos entre Bullrich y Macri. La fragilidad del vínculo venía de origen. El ex presidente aún rememora que cuando aún jugaba en el verano pasado con la idea de un segundo tiempo, Bullrich planteó que ella lo enfrentaría en la interna, como había anunciado que haría con Larreta.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El silencio de Cristina Kirchner

El operativo para frustrar que el jefe de Gobierno porteño fuera el presidenciable de JxC los unió en una alianza táctica. Hubo cesiones de equipos y aportantes macristas. Eso barrió bajo la alfombra los signos evidentes de desconfianza. Bullrich quiere evitar que se perciba un doble comando (luego de la pésima experiencia Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner) y Macri siente que lo esconde y le escamotea el lugar que merece.

Esas intrigas explotaron con el objetivo cumplido de derrotar a Larreta. Y se potenciaron por la sobreactuación de los guiños entre el líder del PRO y el de los libertarios, que ya se habían insinuado antes de las primarias. Bullrich, que había caído bajo la lluvia ácida oral de Milei, lo tomó como una provocación.

Hace unas horas, partió por primera vez de boca de Macri su negativa a aceptar la propuesta pública de Milei de sumarlo a su eventual gestión. “No voy a formar parte de ningún gobierno; si no, me hubiera presentado yo en las elecciones”, sostuvo el ex mandatario. De paso, por elevación, dejó en claro que tampoco participaría de la gestión bulrrichista si venciera.

Reacomodamientos en estado de shock

Amén de los recelos naturales entre Bullrich y Macri, hay otros actores interesados en fomentar la discordia. En el equipo de La Libertad Avanza se explica como un eje de campaña quedarse con el voto duro macrista. Ya lo dijo el candidato: “Vótenme a mí, que soy el original, en vez de a la segunda marca”.

El massismo tampoco sería ajeno a promover esa enemistad, con el propósito de desalojar a JxC del segundo puesto y definir con Milei en la segunda vuelta de noviembre. En los últimos días ese experimento entró en crisis. Al comando electoral de UP, que ahora conduce Malena Galmarini,  ingresaron sondeos que marcan que el voto que pierde Bullrich va en su mayoría a LLA, lo que lo aproxima a una victoria en primera vuelta.

Como siempre, el ex presidente sospecha de Sergio Massa, a quien aborrece. Por ejemplo, lo cree responsable final de la difusión de operaciones periodísticas ligadas a la presunta colaboración de empresarios macristas con Milei y su gente. Y de hasta un supuesto diálogo de Macri con la hermana Karina. Acusados y acusadores niegan todo, como suele suceder.

Elecciones 2023: una encuesta da tercero a Milei en territorio bonanerense y Massa sale primero

A 40 días de las elecciones generales, convendría que JxC prescinda de falsas expectativas respecto al significado real de un reencuentro público y armonioso entre Bullrich y Macri, según se admite dentro de esa fuerza.

Por un lado, porque la candidata sigue sin estar convencida de que una posible cercanía le sume los votos que necesita. Por otro, porque la energía de la coalición opositora pretende ser redireccionada hacia un golpe de timón que deje definitivamente atrás los resquemores internos. Esos mismos que causaron, entre otros motivos, que dejara de ser elegida como la principal bandera del cambio y se arriesgue a quedar fuera de la pelea final.