En pocos meses vivimos cambios inimaginables. El gobierno de Macri no temía la derrota, por el contrario, se sentía seguro en su reelección. Cristina estaba aislada, Massa más cercano a María Eugenia Vidal. La elección de Alberto alteró el sistema, no alcanzaba con cambiar el vice, era poco para ganar. Macri había expulsado a su ala política, Cristina convocaba a sus críticos, las cosas cambiaban esencialmente. Duran Barba había propuesto el miedo a Cristina y terminó construyendo una derrota similar a la generada por el kirchnerismo duro que les regaló el poder. Es cierto que Macri casi no tuvo logros, no deja legado alguno, solo parasita el miedo al peronismo y en especial a Cristina. Ni Macri ni Cristina podían ganar, ambos tenían el doble de rechazo que de votantes, ella supo entender la realidad, él todavía no lo tiene asumido. Perder en Boca es un fin de ciclo para una concepción de la política y de la vida. Y el periodismo desesperado por explicar que Cristina iba a convertir a Alberto en un dependiente, conjeturas, infinitas para impedir que lo obvio impusiera sus normas. Cristina les ganó la partida, por mucho, y Macri le devolvió el poder, ese fue su único logro importante, inesperado, el fruto maduro de su absoluto fracaso.
Y Alberto creció tranquilo, de a poco, la política retornaba a su eje, los asesores y compañeros de colegio elegante fracasaron como suele suceder con los hijos de ricos malcriados, que se imaginan superiores cuando en rigor ni siquiera tienen conciencia de las consecuencias de sus actos. Creció la deuda, la inflación y la pobreza, ¿a que herencia pueden culpar quienes empeoran todos los índices?
Vertiginoso, cambios impensables hace poco, muy poco, en las PASO se destapó un mundo desconocido, la diferencia era asombrosa, la realidad estaba fuera de la imaginación de sus gestores. Los asesores rentados, caros, muy caros, anunciaban un más dos menos dos, ¿les habrán seguido pagando? Una nueva derrota del odio, ayer en manos de “La Cámpora”, hoy generado por “el mejor equipo de los últimos cincuenta años”. Los brotes verdes del segundo semestre, la luz al final del túnel, la verdad, esa miseria que le quitó casi el veinte por ciento o más de la capacidad adquisitiva a todo asalariado.
Macri se va con una masa de votos prestados, fruto del miedo que le meten a la sociedad provocadores en nombre del kirchnerismo. Por méritos propio no hubiera llegado ni al diez por ciento
Macri se va con una masa de votos prestados, fruto del miedo que le meten a la sociedad provocadores en nombre del kirchnerismo. Por méritos propio no hubiera llegado ni al diez por ciento, fueron escasos sus beneficiarios. Hay fantasmas que deben desarmar las causas de los miedos que generan, La Cámpora debe hacerse cargo del rechazo que impone su imagen.
Con Alberto vuelve la política, y en Lujan nacía un mundo nuevo donde los candidatos se hicieron cargo de su responsabilidad en pacificar. Esa misa fue un hecho histórico, fue la derrota del odio por el diálogo, el fin de los provocadores y el resurgimiento de los que proponen otro mañana.
En poco tiempo enormes cambios, en una sociedad que los necesitaba con urgencia, casi con desesperación. Desarmemos el miedo al otro y asumamos nuestras responsabilidades, con eso, solo con eso ya podríamos intentar convertirnos en una mejor sociedad, recuperar la esperanza, que eso es mucho y además imprescindible.