Clarín es un grupo empresarial muy exitoso en lo económico, lo que en un país con los espasmos políticos y económicos que sufrió la Argentina en los 75 años de existencia del conglomerado presupone también la capacidad y el talento de sus sucesivas conducciones corporativas para lidiar con -y aprovechar- las tempestades de la historia contemporánea en el país. La versatilidad de sus relaciones políticas con distintos gobiernos civiles y militares, con elencos constitucionales y con dictaduras, su progreso económico y su consolidación como multimedios primero y luego como conglomerado integrado de telecomunicaciones, TIC y medios a nivel nacional sin casi proyección internacional, así como su perfil de animador cultural policlasista durante décadas revisten interés.
Por ello, el libro que publicamos en Routledge se inserta en una línea de investigaciones sobre el accionar de los grupos infocomunicacionales más allá de las fronteras del Primer Mundo. El libro, que recorre la historia del Grupo Clarín desde la perspectiva de la economía política de la comunicación, indaga sobre su perfil político, económico y cultural.
El Grupo Clarín exhibe, a lo largo de las décadas, muchas manchas oscuras, en varios casos coincidentes con los lapsos más críticos de la historia argentina contemporánea. ¿Se aceptaría que las principales compañías periodísticas del mundo que sean socias del Estado en la producción del insumo crítico de la industria, que las condiciones de venta de ese insumo sean diferentes para sí que para la competencia y que esa sociedad con el Estado se gestara en una dictadura responsable de crímenes de lesa humanidad?
La participación de Clarín en sociedades patronales de prensa a niveles continental y mundial y su intensa actividad de relaciones públicas, lo que incluye premios en diversos órdenes, indican que en los países centrales los medios aceptan comportamientos de sus socios en los países periféricos que no son admisibles en sus propios países. Tal vez la comprensión de los grandes grupos concentrados fuera del epicentro del capitalismo sea menor porque también el conocimiento sobre su historia y sobre su desempeño sea relativamente bajo.
La historia de Clarín tiene marcados claroscuros también en relación a otros grandes grupos de la región. A diferencia de Folha de Sao Paulo, por ejemplo, Clarín nunca realizó una autocrítica por su explícito apoyo a todos los Golpes de Estado y, en particular, a la última dictadura en la Argentina. ¿Está Clarín en condiciones de sostener un discurso de respeto de las instituciones y la democracia con estos antecedentes? Sus máximos directivos de hoy son los mismos de entonces.
Dos personas marcan la historia de Clarín: Roberto Noble y Héctor Magnetto. Durante el cortísimo período en el ninguno de los dos estuvo en la empresa (1969 a 1972), el diario casi desaparece. En efecto, desde la muerte de Noble en 1969 hasta el desembarco de Magnetto y sus amigos y también contadores Héctor Aranda y Lucio Pagliaro (hoy accionistas del grupo con participaciones inferiores a las de Magnetto) en 1972, la compañía profundizó los desarreglos económicos que ya arrastraban desde los tiempos finales de Noble, pero sin un conductor con capacidad de enderezar la nave. Fue Magnetto quien puso las cuentas en orden, lo que también repercutió en una redacción que en aquellos primeros años de la década de 1970 sufrió sus primeros despidos masivos.
Hoy el Grupo Clarín domina las industrias de medios y telecomunicaciones en Argentina. Se destaca porque es el único operador del mercado local con presencia en forma transversal en los mercados de TV abierta, TV paga, radio, diarios, revistas, fabricación de papel, conectividad de banda ancha, telecomunicaciones fijas y móviles. Además, en todos ellos ocupa una posición de liderazgo. Su supremacía se verifica tanto por la amplitud de bienes y servicios ofrecidos, como por sus ingresos, su cobertura territorial y por su impacto en las audiencias y usuarios.
El crecimiento de Clarín como grupo empresarial se inició en la segunda mitad de la década de 1970 cuando el diario comenzó su proceso de expansión vertical, con la creación de la agencia de noticias Diarios y Noticias (DyN) -que finalmente cerró en 2017- y con la sociedad con el Estado -en plena dictadura- y otras dos empresas periodísticas, para integrarla única fábrica productora de papel de diario del país, Papel Prensa.
En la década de 1980, Clarín se diversificó, primero ingresando a la industria radiofónica y luego a la TV abierta. Durante la década de 1990 desplegó una agresiva estrategia de expansión en el mercado de TV paga e Internet, así como también se asoció con productoras de contenido y tuvo una fugaz incursión en el mercado de telefonía móvil. Fue en esa década cuando Clarín se presentó en sociedad como lo que ya era de facto: un grupo multimedios. Su campaña de lanzamiento resaltaba el carácter nacional de sus capitales para diferenciarse de multimedios y empresas de telecomunicaciones extranjeras.
En la primera década del siglo XXI el conglomerado consolidó su posición en la oferta de servicios paquetizados de cable e Internet y apostó fuertemente hacia la digitalización de sus señales. A partir de 2016, el Grupo Clarín ingresó en el mercado de comunicaciones móviles, primero con la adquisición de Nextel (operación que logró un peculiar “refarming” de licencias de telecomunicaciones) y luego con la megafusión entre Cablevisión (su operadora de TV por cable) con Telecom Argentina, pasando a liderar tanto las comunicaciones móviles como el mercado de conectividad de banda ancha.
Este proceso de consolidación fue impulsado durante distintas etapas de la historia, respaldado por las políticas públicas de gobiernos de distinto signo político, tanto civiles como militares, que propiciaron el crecimiento de Grupo. La principal fortaleza del Grupo Clarín fue la de navegar las turbulencias de la política nacional y mantener la amenaza -por momentos, latente pero en otros casos, explícita- de generar conflictos contra aquello o aquellos que se cruzaran en sus planes.
Con obvios matices según el gobierno del que se trate, es posible afirmar que hasta 2008 los distintos gobiernos fueron receptivos a las demandas del Grupo, pero esa relación encontró un punto de inflexión durante las administraciones de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Una de las expresiones de ese conflicto se materializó en el proceso de discusión y sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009 y en su conflictiva implementación desde entonces y hasta el fin del segundo mandato de Fernández de Kirchner.
Luego, con la llegada a la presidencia de Mauricio Macri en diciembre de 2015, el Grupo Clarín encontró un importante apoyo representado en la producción de regulaciones a medida que le permitió dar un nuevo y gran salto en su proceso de expansión hacia las telecomunicaciones y cobrar dimensiones inusitadas, incluso superiores a las de otros importantes grupos a nivel regional. Ese dominio en las redes le brinda el poder económico para erigirse en actor clave del mapa de comunicaciones convergentes.
El perfil cultural de Clarín ha variado a lo largo de los años. Sin embargo se aprecian continuidades importantes tras la idea de buscar un público amplio. En las primeras décadas, el renovado compromiso de las clases medias y populares con los productos de Clarín fue fuente del deseo de quienes querían influir políticamente. En la última década enfrenta un doble desafío: la dificultad de sostener la masividad en el entorno digital mientras el Grupo se reconvierte en una prestadora de servicios de telecomunicaciones, relegando a la comunicación y cultura a un segundo plano.
Existen distintos trabajos sobre el Grupo Clarín, así como focalizados en la figura de su histórico CEO y principal accionista, Magnetto. Entre los principales estudios sobre las dimensiones económicas y políticas Grupo Clarín se destacan las investigaciones de Martín Sivak (2013 y 2015), Graciela Mochkovsky (2011), así como el de Julio Ramos (1993), quien -desde la competencia y con el conocimiento de alguien que había trabajado en el diario- analizó la constitución de Clarín como grupo multimedios. También se pueden mencionar las tesis doctorales de Marcelo Borrelli (2011) y Florencia Levín (2009), ambas ubicadas temporalmente en la última dictadura, que trabajan sobre las representaciones del diario, en el primer caso, sobre la política económica en ese período y, en el segundo, sobre el humor gráfico.
Además hay libros que son la voz oficial del grupo y que centraron su atención en la figura de Magnetto (como el de José Ignacio López de 2008 o la entrevista al propio Magnetto publicada en 2017). También hay una biografía no autorizada de Herrera de Noble, la viuda del fundador del diario Clarín, escrita por Pablo Llonto en 2003.
Asimismo, las investigaciones sobre políticas de comunicación y estructura de las industrias culturales han estudiado el proceso de consolidación del Grupo Clarín y son insumo necesario para comprender la evolución y las mutaciones protagonizadas entre 1945 y el presente.
El libro que presentamos aborda ese desarrollo desde la perspectiva de la economía política de la comunicación que permite vincular simultáneamente sus dimensiones políticas, económicas y culturales, así como sus transformaciones tecnológicas. La economía política de las comunicaciones analiza los cambios en la cadena de valor de las industrias culturales, su impacto en los modelos de negocios y las transformaciones en las políticas y normativas, de ahí que brinda herramientas para entender la relación del sistema de medios, con la sociedad y el poder.
Como gran grupo, Clarín tiene la habilidad de influir tanto en la economía como en las configuraciones simbólicas de la sociedad, lo que le otorga relevancia como caso de estudio por su gran poder para incidir en el proceso de elaboración de políticas para el sector de las comunicaciones.
Un aspecto distintivo del Grupo Clarín respecto de otros multimedios gigantes a nivel regional, como Televisa en México, es que carece de afiliaciones políticas directas y participación parlamentaria entre sus propietarios para incidir en la definición de medidas sectoriales. En este sentido, la dinámica de Clarín es más parecida a la del Grupo Globo de Brasil, cuyos dueños trataron de mantenerse cercanos a casi todos los gobiernos a fines de consolidar espacios previos y expandir sus negocios a nuevos horizontes.
Otro rasgo diferencial de Clarín, tanto de Televisa como de Globo, es la velocidad y agresividad con la que logró superar los obstáculos regulatorios, económicos y de definición de mercado para convertirse en el grupo dominante en medios impresos, radiodifusión, TV paga y telecomunicaciones en simultáneo. No hay otro grupo en América Latina con semejante nivel de dominio cruzado.
Como tercer punto distintivo de otros grandes grupos regionales es posible mencionar su composición accionaria. Si bien el Grupo Clarín mantiene las características de grupo familiar propia de los conglomerados latinoamericanos, a diferencia de la línea de sucesión patriarcal, tras la muerte del fundador del diario, Noble, la dirección quedó en manos de su viuda, Ernestina Herrera, y luego de sus hijos adoptivos, Marcela y Felipe. Sin embargo, la conducción de la compañía tanto a nivel ejecutivo como en cuanto a participación accionaria está liderada por Magnetto, ajeno al linaje familiar.
Distintos autores han enfatizado que los cambios tecnológicos en los medios de comunicación deben pensarse insertos en una trama de relaciones sociales y culturales que remiten a una determinada configuración de poder. Así, frente a los cambios políticos, las transformaciones tecnológicas y los desafíos que los actores globales generan para los modelos de negocio de medios tradicionales, el estudio de caso del Grupo Clarín resulta también relevante para entender las estrategias que despliega en un escenario de convergencia digital y cómo inciden esas prácticas corporativas en la sociedad.
*Investigadores Conicet, y docentes Universidad Nacional de Quilmes y UBA. Fragmento de su libro Grupo Clarín. From Argentine Newspaper to Convergent Media Conglomerate, Routeldge (2021).