Hoy se cumplen 69 años del día que Evita pasó a la inmortalidad. Ella decía que hasta el último día de su vida quería seguir haciendo la gran tarea de abrir horizontes y caminos a sus mujeres, a sus descamisados, a sus obreros. Eso hizo, y nos abrió un mundo de derechos que eran impensados. Evita fue una creadora.
“Yo miro a través de un cristal muy fino: el amor de Perón y de su causa. El amor alarga la mirada de la inteligencia”, escribió en La razón de mi vida. Fueron esa sensibilidad y esa íntima conexión con su pueblo las que la inspiraron a organizar la lucha por el sufragio femenino hasta la victoria. Fue esa misma mirada la que le hizo identificar que era necesario crear el Partido Peronista Femenino, para que las mujeres fuéramos protagonistas de nuestras vidas, y la Fundación Eva Perón para acortar los tiempos de la ayuda social y así llegar a los sectores más humildes.
Eva Perón, única e irrepetible
Evita fue creadora, también, porque diseñó políticas con una lógica nueva, solidaria. Como la Ciudad Infantil, el espacio que simbolizó la idea de que, en el peronismo, los únicos privilegiados son los niños y las niñas. O como el Decálogo de la Ancianidad que reconoció derechos a la tercera edad: “La ancianidad tiene derecho al respeto y consideración de sus semejantes”, decía Evita. Creó una red de protección que iba desde el inicio hasta el fin de la vida.
También puso en marcha la Escuela de Enfermería, con el objetivo de profesionalizar una disciplina que, hasta entonces, se vinculaba a lo caritativo o incluso religioso. Como parte del plan de salud pública integral del Ministro Ramón Carrillo, Evita creó el Tren Sanitario para que el derecho a la salud llegara a todos los rincones del país. Fue ella quien inventó una función articuladora entre el Estado y los sindicatos que nunca antes había existido, acercándolos. También creó los Barrios Obreros y la idea de Ciudad Estudiantil para capacitar a hijos e hijas de obreros y obreras.
Evita transformó sueños en realidades y construyó las condiciones para nuevos sueños. Sus acciones modificaron miles de vidas concretas. Hubo niños y niñas que recibieron su primer juguete, familias que tuvieron donde dormir, hijos e hijas de obreros que pudieron estudiar, mujeres que votaron por primera vez, trabajadores y trabajadoras con derechos y dignidad. Por eso es que decimos que los años más felices siempre fueron peronistas. Por eso es que decimos que no es todo lo mismo.
En 2019, cuando asumimos la responsabilidad de gobernar nuevamente el país, la Argentina estaba de rodillas. El macrismo había dejado una deuda enorme sobre los hombros de argentinos y argentinas. Lo que debíamos no se había invertido en el país, sino que había salido como fuga de divisas. El sistema de salud estaba destrozado y abandonado: hospitales sin inaugurar y vacunas vencidas tal vez sean las imágenes más claras de un modo de hacer política que no compartimos.
En ese contexto, el Covid-19 irrumpió en la vida de todas, todos y todes. De los 19 meses que hace que gobernamos, 16 fueron en pandemia. Evita escribió, en La Razón de mi vida: “Cada uno de los hombres y mujeres que componen la humanidad debiera por lo menos sentirse un poco responsable de todos los demás”. La crisis sanitaria mundial nos puso tal verdad frente a los ojos. Confirmamos que era una ficción neoliberal más eso de planificar la vida de forma estrictamente individual. Alcanzó un virus para dejar en evidencia cómo nuestras acciones tienen consecuencia en las vidas del resto de la comunidad a la que pertenecemos, y viceversa.
Eva Perón: arquetipo de la mujer argentina
Como toda crisis, llegó amenazando con profundizar desigualdades y golpear más a los olvidados y olvidadas. Sabemos que nadie se salva solo y, por eso, volvimos a poner al Estado en el centro de las escena. Robustecimos el sistema sanitario en tiempo récord y estamos llevando adelante el plan de vacunación más grande de la historia: más de la mitad de los argentinos y las argentinas ya recibió una dosis de la vacuna, una dosis de esperanza.
Construimos políticas públicas acorde a los ideales que nos guían, para salir de la crisis hacia la vida que queremos. Del Ingreso Familiar de Emergencia con perspectiva de género (lo cobraron mayormente mujeres) a la ampliación de las Becas Manuel Belgrano para que 24 mil estudiantes tengan la oportunidad de cursar carreras universitarias estratégicas para el país. De la Tarjeta Alimentar a un Programa de desarrollo para que la producción de la Economía Popular llegue a supermercados y almacenes. Del destaque de ONU Mujeres a la Argentina como el país que más medidas sensibles al género diseñó en pandemia, a la decisión de ANSES de reconocer como años de aportes aquellos que las madres dedican a la crianza de hijos e hijas.
Creamos el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, que recientemente presentó un portal para localizar los más de 32 mil espacios de cuidados del país: el Mapa Federal del Cuidado. Y estamos trabajando en el diseño de un Plan Integral de Cuidados. Evita lo había escrito hace décadas: “Nadie dirá que no es justo que paguemos un trabajo que, aunque no se vea, requiere cada día el esfuerzo de millones y millones de mujeres [...] limpiar la casa, cuidar la ropa, servir la mesa, criar los hijos…”. Aclaró que, cuando llegara el momento, la idea estaría madura. Aquí estamos.
Evita sostenía que hay que recorrer esos caminos que nadie se anima a recorrer. Fue esa mujer que, nacida hace más de un siglo, desafió el statu quo y corrió los márgenes de la época, combatiendo privilegios y trastocando jerarquías. Evita es una creadora porque rompió el orden establecido y fue artífice de una sociedad en la que las mujeres nos convertimos en protagonistas. Evita es una heroína colectiva que crece cada vez que recogemos su nombre y lo llevamos como bandera hacia la victoria.
* Cristina Álvarez Rodríguez, diputada nacional (Frente de Todos).
