OPINIóN
Elecciones Argentinas y uruguayas

Uruguay-Argentina: dos orillas, dos destinos

Constitucionalmente, cómo eligen sus representantes dos países y cómo entender el balotaje

URUGUAY, ELECCIONES 2019
URUGUAY, ELECCIONES 2019 | AFP

Los calendarios electorales coincidieron. El mismo domingo se realizaron elecciones generales en Argentina y Uruguay, países vecinos pero muy distintos. Las reglas electorales no son las mismas como tampoco lo son las formas de Estado y de Gobierno.

Uruguay decidió en este acto electoral la composición de su Parlamento para todo el período que se inicia en marzo del 2020 y se extiende por cinco años. No existen elecciones de medio término ni posibilidad de reelección presidencial.  

Más allá de las numerosas diferencias constitucionales, en la jornada del domingo se puso en evidencia una disparidad  sustancial entre ambos sistemas de elección: la denominada doble vuelta o “balotaje”, en honor al país e idioma que le dio origen. Esta forma de elegir representantes nace en Francia en 1852 como consecuencia de la instauración del denominado Segundo Imperio y reaparecer luego en la IIIra.  y, finalmente, en la Vta. República Francesa. Desde 1958 hasta el presente rige en ese país, directamente vinculada a la forma de gobierno semipresidencial vigente Francia desde esa fecha.

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La causa para imponer este sistema es otorgar al candidato electo la máxima legitimidad que adquiere al obtener la mayoría absoluta de los votos como instrumento para asegurar la gobernabilidad del sistema. También busca lograr la claridad del  procedimiento para el elector, y evitar así  que  haya cuestionamientos al apoyo recibido por el Presidente electo.

En la Reforma Constitucional de 1994 de Argentina, se impone una doble vuelta electoral por un mecanismo complejo de cálculos porcentuales que no sólo son incomprensibles para el elector interno sino que causa sorpresa internacional, como ha sucedido en la elección que acaba de realizarse. El sistema confunde al ciudadano que luego de veintiséis años de vigencia de la modificación constitucional y de la séptima oportunidad en que se celebra, aún tiene dudas sobre su aplicación.

El arbitrario porcentaje del 45 % para obtener la presidencia en primera vuelta ( o más del 40% con 10% de diferencia con el segundo candidato) no alcanza la legitimación mayoritaria que el doble turno exige desde su origen y que es la causa de su instauración.  

Debe señalarse que el curioso sistema electoral argentino no registra antecedentes en los demás países en que se aplica, aunque hay algunos sistemas como del de Costa Rica que exigen un piso de legitimidad para lograr la elección en primera vuelta, que no implican un verdadero “balotaje”. 

A diferencia del sistema argentino, Uruguay siguió las pautas del modelo y exige obtener en primer vuelta la mayoría absoluta para evitar la doble vuelta electoral

A diferencia del sistema argentino, Uruguay siguió las pautas del modelo y exige obtener en primer vuelta la mayoría absoluta para evitar la doble vuelta electoral. Del análisis de los escrutinios provisorios realizados en cada país a la hora en que escribo esta nota, hay mayor diferencia de votos entre los candidatos que irán a segunda vuelta en Uruguay que la que hubo entre los dos candidatos más votados en la Argentina, dónde no se realizará una nueva elección.

Tal vez lo sucedido en esta elección presidencial que muestra las falencias de un régimen electoral, puedan fundamentar la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente (tal como lo propuso Nicolás del Caño en el último debate presidencial) que renueve el pacto social y permita corregir los desajustes de un sistema que muestra incongruencias en muchos aspectos.