De acuerdo con datos de la UNESCO, las instituciones educativas en América Latina estuvieron parcial o totalmente cerradas por 56 semanas entre febrero de 2020 y septiembre de 2021.
Durante ese período, los celulares y las computadoras fueron las herramientas que, en muchos de los casos, habilitaron procesos de enseñanza y aprendizaje. Por eso, este año, con el regreso a la presencialidad plena en la mayoría de las escuelas y universidades del país, resulta por lo menos difícil de imaginar que docentes y estudiantes tengan que volver a la escuela que dejaron en 2019, como si el tiempo se hubiese detenido, como si fuesen las mismas personas que eran antes, cuando, sabemos que esto no es así.
“Los docentes universitarios deben transformarse en diseñadores de experiencias de aprendizaje”
En otras palabras, la vuelta a la presencialidad es una oportunidad para replantearnos, otra vez, la educación tal y como la conocemos: porque volvemos, ¿pero a qué aulas y a qué experiencias?
Se trata de una pregunta abierta que, más que exigir una respuesta unívoca y certera, abre un campo de posibilidades dinámico y complejo: nos permite reimaginar qué educación queremos construir de ahora en adelante.
Para empezar a andar este camino, es necesario que consideremos dos cuestiones fundamentales. La primera, se trata de aceptar que comenzamos a transitar una realidad híbrida en la que se unen experiencias tradicionales, físicas y sincrónicas, con formatos virtuales, digitales y asincrónicos, habilitados por internet, las plataformas de colaboración y las redes sociales. La segunda, tiene que ver con la necesidad urgente de escuchar y abrir la mirada para integrar a quienes forman parte de este proceso: fundamentalmente, los estudiantes y docentes.
Trabajo híbrido: ¿la normalidad para los nuevos talentos?
¿Cuáles son las necesidades de las y los estudiantes de hoy? ¿Y las nuevas formas en que interactúan con el mundo? ¿Cómo podemos llegar a ellos y a ellas para generar experiencias de aprendizaje significativas?
Para la realidad actual, los aprendizajes que nos dejó la pandemia y la postpandemia son una oportunidad para construir nuevos espacios e instancias de enseñanza y aprendizaje que estén más conectadas con el afuera, con el mundo digital, con las habilidades de un futuro que ya llegó, pero, por sobre todas las cosas, son una oportunidad para construir nuevos puntos de encuentro en el aula, de forma más accesible e inclusiva. También es tiempo de aprovechar las potencialidades que otorgan las tecnologías para reducir la deserción escolar, achicar la brecha digital y no dejar a nadie atrás, teniendo en cuenta las diferentes realidades sociales, culturales y económicas que convergen en la comunidad.
Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Tucumán, donde, a mediados del año pasado, comenzó a implementarse una nueva experiencia de cursada denominada “aula híbrida”. A partir del uso de una plataforma de colaboración y el equipamiento de un salón con pantallas, cámaras y micrófonos, junto con las capacitaciones a docentes en el uso de nuevas tecnologías, esta aula permite la interacción entre docentes y estudiantes de dos maneras: virtual y presencial, representando una oportunidad para aquellos alumnos que, por motivos económicos, familiares o laborales, no pueden acudir a la universidad de manera física.
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En el caso, la educación híbrida integra dos formas de ser y estar en el aula diferentes que interactúan gracias a las tecnologías y al rol del docente, quien, a partir de distintas prácticas pedagógicas, tiene la tarea de incluir ambas audiencias en un mismo espacio que ya no es físico, sino híbrido.
Estas son solo algunas de las experiencias de aula y aprendizaje que habilita la tecnología. La UTN de Tucumán ya comenzó y alcanzó buenos resultados en lo que refiere al aprendizaje, rendimiento y conformidad de los estudiantes con la modalidad híbrida. De esto se trata: de experiencias que nos permitan andar el camino hacia la nueva educación.
* Luciano Braverman, director de Educación en Microsoft Latinoamérica.