OPINIóN
Coronavirus

Del efecto a la causa de la posible persistencia y recurrencia pandémica

Contrariamente a lo supuesto en anteriores estudios, el SARS-CoV-2 mantiene capacidades infecciosas por períodos bastante más largos que otros agentes infecciosos.

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Coronavirus | Fernando Zhiminaicela / Pixabay

En su libro “Filosofía para Médicos”, el recientemente desaparecido profesor Mario Bunge planteaba el interrogante acerca de ¿Por qué es tan difícil y frecuente el error diagnóstico? En su respuesta afirmaba que el diagnóstico no es un problema directo (del tipo de la causa al efecto) sino inverso (del tipo del efecto a la causa) y en consecuencia no hay algoritmos o reglas mecánicas para resolverlos. Hay que concebir y ensayar hipótesis relacionadas con los mecanismos generadores del proceso en cuestión, y tratar de detectar el o los factores que puedan ser responsables del síndrome estudiado.  

En línea con estos argumentos, en términos epidemiológicos estrictos resulta extremadamente valioso el reciente estudio desarrollado por los laboratorios de la Agencia Nacional de Ciencia de Australia (CSIRO), en el cual se evalúan las capacidades de “sobrevivencia” e infectabilidad del SARS-CoV-2.

El estudio señala la importancia de entender que muchos virus se mantienen viables depositados sobre superficies fuera del organismo que parasitan, generándose múltiples vectores pasivos o fómites (objetos inanimados que pueden llevar y extender agentes infecciosos). La infectabilidad y su duración dependen del tipo de virus, la superficie, el medio ambiente y el modo en que éste es depositado (mediante el tacto o gotas expelidas por tos del individuo portador) ya que las proteínas y grasas de los fluidos del cuerpo que los acompañan, ayudan a incrementar su tiempo de persistencia en el exterior.

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Mediante experimentos conducidos en la oscuridad (para evitar los efectos UV) y suspendidos en un suero orgánico estándar (ASTM E2197), se incubaron sobre diferentes tipos de superficies a 20 °C, 30 °C y 40 °C, concluyendo que contrariamente a lo supuesto en anteriores estudios, el SARS-CoV-2 mantiene capacidades infecciosas por períodos bastante más largos que otros agentes infecciosos.

En estas condiciones, fue dable observar en el Estudio que: 

A  20 °C (temperatura normal de una  habitación) el  virus resulta extremadamente estable, sobreviviendo 28 días sobre superficies lisas como acero inoxidable, pantallas de vidrio de teléfono móvil o billetes bancarios de polímero. Experimentos similares efectuados con Influenza A encontraron que este solo sobrevivió en estas superficies durante 17 días, lo que demuestra cuán resiliente resulta ser el SARS-CoV-2.

A esta temperatura la recuperación del SARS-CoV-2 sobre material poroso (tela de algodón), fue más reducida en comparación con las superficies no porosas, ninguna recuperación fue posible después del día 14 de la inoculación. Una mayoría de reducción del virus sobre algodón, ocurre con cercandad a su aplicación lo que sugiere un efecto de absorción.

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La investigación ayuda también a explicar la aparente persistencia del virus también en lugares mas fríos, especialmente cuando existe alguna contaminación con lípidos y proteínas tal como se ha observado en plantas procesadoras de carnes.

A 30°C el virus fue recuperado de superficies de acero inoxidable, vidrio y billetes bancarios de polímero durante  7 días; de vinilos y ropa de algodón fue recuperable solo durante 3 días. Aunque solo en muy pequeñas cantidades se mantuvo la presencia de virus sobre billetes bancarios de papel durante 21 días.  

A 40 °C no se registró presencia de virus sobre superficies de algodón después de transcurridas 24 horas y después de 48 horas sobre las demás superficies del estudio.

El estudio reafirma que mientras la diseminación primaria del SARS-CoV-2 se desarrolla en principio vía aerosoles y gotas respiratorias, los vectores pasivos o fómites pueden ser importantes factores de contagio que contribuyen a la transmisión del virus. Cajeros automáticos, ventanillas, barrales y pasamanos en transportes y lugares públicos, son superficies no desinfectadas con suficiente frecuencia. Al mismo tiempo, la relativa persistencia del virus sobre monedas metálicas y billetes bancarios (tanto de papel moneda y polímero), constituye un factor de transferencia de infecciones viables entre individuos y locaciones geográficas.

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La relativización del tema por parte de algunos profesionales locales, argumentando que en este estudio no se probó la infección efectiva de los virales activos recuperados, nos parece científicamente fuera de lugar (salvo que alguno de ellos aceptara presentarse como voluntario para probar su infectabilidad efectiva). Obviamente la muchas veces observable abusiva utilización de estudios doble ciego con placebos, parecen lograr anular reiteradamente los mejores criterios de objetividad ética y científica que tanto en la práctica como en la investigación no deben ser nunca disociados.  

La persistencia y recurrencia del SARS-CoV-2 (con una segunda ola ya en marcha, nos demuestra que todos estos datos son extremadamente pertinentes para desarrollar políticas más activas de salud pública, informando mejor y pensando procedimientos más virtuosos que ayuden a mitigar los riesgos evidentes de esta pandemia.

 

* Martín A. Morgenstern. Dr. Econ, MBA y Bsc.- Profesor e Investigador Economía de la Salud.