Las mujeres argentinas no dejamos de abortar porque no se haya sancionado la ley de aborto legal. No. Seguimos abortando en condiciones de clandestinidad. Con el terror y el disciplinamiento al que el Estado nos condena.
El gobierno nacional debiera reconocer su responsabilidad que no se agota en "abrir un debate", sino que debe hacerse cargo de un problema de salud pública que afecta a miles de mujeres.
Durante los años de kirchnerismo, se ampliaron derechos civiles para el conjunto de la ciudadanía: matrimonio igualitario, identidad de género, educación sexual integral, entre otros. El aborto legal sigue siendo una deuda de la democracia que empuja a las mujeres a una práctica clandestina, e ignora las muertes de muchas de ellas en estas condiciones.
El aborto legal sigue siendo una deuda de la democracia
La cultura patriarcal mandata a los hombres a producir en el ámbito público, y a las mujeres a reproducir en el ámbito privado. Los movimientos feministas a lo largo de la historia han cuestionado este mandato. En los años '60 comienzan a difundirse los métodos anticonceptivos y las mujeres nos incorporamos al mercado de trabajo.
En nuestro país, el feminismo viene encontrándose anualmente en los Encuentros Nacionales de las Mujeres desde el retorno de la democracia. La Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito lleva once años peleando esa reivindicación. El #NiUnaMenos en el año 2015 popularizó el debate. Durante el 2018 el Movimiento feminista copó las calles con un planteo concreto: Educación sexual integral para decidir, Anticonceptivos para no abortar, Aborto legal para no morir.
Ha llegado la hora de que el conjunto de la sociedad respete la voluntad de la mujer, y de las identidades disidentes, de ser o de no ser madre. De planificar su vida, de tener hijes en el contexto en el que lo desea. De desarrollarse en el mercado laboral y escribir su destino. Ha llegado la hora de que el aborto sea legal, seguro y gratuito. Llegó la hora de que el Estado se haga cargo.
CP