El Estado Argentino, desde hace muchos años y salvo contadas excepciones de Gobiernos que han tratado de revertir sin éxito esta situación, se ha empeñado en dar incentivos para no producir y de alentar a que personas vivan sin generar riqueza, quitándole a través de impuestos el dinero a los otros pocos que la generan.
Estos incentivos, aunque considerados erróneamente necesarios por el Estado y al parecer con el argumento de mantener la paz social, consideramos que son indignos para la misma gente a la que se quiere proteger. Se necesita darle trabajo a estas personas porque ello será lo que dignifique a las mismas.
Con la economía estancada, la alta presión tributaria y la falta de credibilidad, ha derivado en un éxodo de jóvenes, empresarios y empresas.
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Como dijo un economista en forma reciente, “…resulta realmente curioso que siendo un país que expulsa a sus hijos y empresas por falta de oportunidades, tenga un saldo neto positivo entre inmigrantes y emigrantes, de casi 1,2 millones de personas. Argentina no es la misma de fines del siglo XIX y principios del XX que atraía gente de todas partes del mundo por las reglas de juego que ofrecía para prosperar..”. Ahora está a la vista que atrae a gente que viene a cobrar subsidios y vivir indignamente a costa de los que trabajan.
La Argentina no tiene moneda, ni ahorro interno; las empresas cierran sus puertas y se van del país, porque la falta de perspectivas, reglas claras y seguridad jurídica, quita cualquier sueño innovador.
A todo ello se agrega la burocracia del Estado, creando regulaciones permanentes que atentan contra la libertad de comercio amparada por la Constitución Nacional. Asimismo, la libertad de comercio se ve afectada por las limitaciones de importación y exportación, generando al mismo tiempo actos de inseguridad por los hechos delictivos que se verifican a diario. No tiene sentido que el Estado le diga a un particular lo que puede comprar o lo que puede vender, toda vez que el derecho y la libertad de cada individuo no puede estar cada día más alterada y restringida, contrariando lo que establece la norma suprema.
Se necesita un verdadero y serio:
- Plan económico tendiente al crecimiento de la República,
- Una reforma fiscal que deje de esquilmar a los que producen y beneficie a quienes inviertan
- Una reforma laboral y sindical que termine con las prebendas, premiando el mérito y el esfuerzo.
- Una reforma de toda la normativa limitante del Estado en cuestiones que no tiene sentido inmiscuirse y que coartan la libertad de comercio de los particulares.
- Una reforma que actualice todos los sistemas para poder terminar con la dependencia del funcionario de turno.
Es necesario además y en forma complementaria:
- Cultura y educación: crear talento pujante comprometido y capaz.
- Compromiso: impulsar y mantener un espíritu vibrante de emprendimiento.
- Definir y generar Oportunidades Estratégicas: fomentar un país para vivir seguros y llenos de oportunidades.
- Negocios y Empresas: es fundamental crear un sistema estable y sustentable para el desarrollo de los negocios y de las empresas.
Creemos que estas ideas contribuyen al crecimiento sustentable de nuestra República, para que logre, como ocurría a fines del siglo 19 e inicios del siglo 20, estar en los primeros puestos del ranking mundial.
* Dr. Teodoro Kreckler. Abogado. Expresidente de la Mesa de Justicia del Diálogo Argentino entre 2002 y 2003 – Actual miembro del concejo ejecutivo de la agrupación República Unida ([email protected]).
* Dr. Adalberto C. Russo. Abogado.