#PeriodismoPuro es un nuevo formato de entrevistas exclusivas con el toque distintivo de Perfil. Mano a mano con las figuras políticas que marcan el rumbo de la actualidad argentina, Fontevecchia llega a fondo, desmenuzando argumentos y logrando exponer cómo piensan los mayores actores del plano del poder. Todas las semanas en perfil.com/PeriodismoPuro.
—Entremos en la vieja y la nueva política. Ernesto Sanz es igual que usted, tiene una perspectiva política más tradicional: él comenzó militando cuando Alfonsín irrumpió en el partido y ahora, en estas PASO, no quiso participar del festejo, se fue a su provincia, especulan que Mario Negri lo reemplazará como representante del radicalismo en el ejecutivo. También compartió las mismas críticas sobre Duran Barba. ¿No teme que en diciembre usted también sienta nuevamente cierta frialdad por parte del Poder Ejecutivo, que le pase algo parecido a lo de Sanz?
—Ernesto fue una persona muy importante para Cambiemos, pero muy, muy importante. Su caso me provoca un dolor especial porque conviví con él en el armado de Cambiemos y hoy está afuera. Yo lo leía a Duran Barba en Perfil, la descripción que hace sobre el triunfo nacional. Todo su texto apunta a destruir a la política como tal, y habla de la irrupción de algo nuevo que tiene que ver no sé con qué cosa, porque no hay otra cosa que la política. Es decir, confunde a la tecnología con una forma de hacer política. Hace un mapa y dice: “Ganamos por lo que soy yo”. Casi pone: “Gracias a mí ganamos en todo el país”. Y se gana el rechazo en la dirigencia. Quizá he sido yo la voz más rotunda en su contra. Habla de San Luis y de la nueva política, pero resulta que el que ganó es un peronista de la vieja política, igual que yo. Poggi viene de los Rodríguez Saá. ¿Saben por qué ganó? Porque fue muy buen gobernador, no ganó por su Facebook. Lilita Carrió fue la estrella de esta elección, ¿Es la nueva política o la vieja política? Lilita es la vieja política en todo sentido. Entonces es mentir hablar de una nueva y una vieja política.
—Me pregunto si Jaime Duran Barba no es, en realidad, un pararrayos que utiliza Macri, o que utiliza el Jefe de Gabinete, para que él se lleve las críticas de toda la dirigencia. En el fondo el que le hace caso termina siendo el presidente.
—No sé si es un pararrayos. Ellos no lo ponen como pararrayos, se pone él solo. Cada vez que ataca a la política, que habla de lo viejo y lo nuevo, se pone en ese lugar. Ni Marcos Peña ni Macri lo ponen ahí. Creo que es su propia vanidad lo que lo impulsa. No creo que sea estratégico.
—Pero le hacen caso.
—Independientemente le hacen caso, no en todo. Por supuesto que le hacen caso en...
—En mucho.
—No, ¡pero no! Tampoco en mucho. Por supuesto que Duran Barba tiene una herramienta importante, con rigor científico. Yo, como político, puedo tener olfato o percepción, pero eso está lejos del rigor científico que tiene una encuesta de la opinión pública.
— Es un médico que tiene una radiografía.
—Y con esa radiografía influye, informa sobre la situación, sobre lo que habría que hacer. Esa es la parte que respeto de él o de cualquier persona que trabaje como consultor.
—Como método científico.
—Sí, claro. Pero de ahí a qué opine de política… Cuando él opina sobre la política territorial es donde tiene grandes falencias. En las discusiones particulares que he tenido con él estuvo en contra de todo. Contra de los candidatos, contra los radicales, contra Reutemann. Le debo reconocer, eso sí, un gran acierto en una discusión. No queríamos el Metrobús porque a pocos días de la elección, romper la avenida 9 de Julio podía ser fatal. Pero esa la ganó y bien. El Metrobús fue un acierto en la elección.
—Sanz, como Terragno, siempre promovió la búsqueda de un gran consenso nacional para gobernar antes de Cambiemos ganase en las elecciones de 2015, mientras que Duran Barba sostenía que eso era piantavotos. ¿Usted cree que ahora que Cambiemos ganó las PASO y va camino a ganar las elecciones legislativas tendrá una actitud diferente a la que tuvo después del triunfo del 2015? ¿Estará predispuesto a un acuerdo, nacional, sectorial, con la oposición o con una parte de ella, algo que sea más parecido a lo que usted reclamó el año pasado y no se dio?
—Estoy convencido que así será. El presidente está pensando en un gran acuerdo nacional, y no habrá nadie, ni Duran Barba ni nadie, que lo pare. Además del convencimiento del presidente, para la etapa que viene, para concretar las reformas estructurales hace falta un acuerdo político social en para los próximos 20 años. Acá en el Congreso se refleja ese acuerdo y ese diálogo. El primer año fue una etapa de consolidación y había conciencia de gobernabilidad y nos votaron las leyes. Este año tiene que haber un acuerdo con los gobernadores, con la iglesia, con las entidades intermedias que permita aprobar las leyes que necesita el gobierno. Si no se hace esa reforma estructural o constitucional, bueno, lamentablemente el deseo que tenemos de 20 años fructíferos se va a frustrar…