Emanuel Garay (19) cae al piso cerca de las 6 de la tarde, luego de más de ocho horas de entrenamiento, en el primer día en la Escuela de Cadetes de La Rioja. Lo dejan tirado al rayo del sol. Y sin asistencia. Empieza a convulsionar. “Dos cadetes le levantan las piernas y le presionan el pecho, pero no reaccionaba y empieza a convulsionar, taparon todo y no pude ver más”, cuenta Luciana, prima del joven que falleció luego de agonizar cinco días en terapia intensiva y una de las aspirantes que pidió la baja en medio de la jornada porque no aguantó los ejercicios sin tomar líquido.
La joven declaró ante la Justicia esta semana. Ella describió la ferocidad de los ejercicios, narró que les prohibían tomar agua y que terminó con las manos y los pechos quemados por realizar flexiones de brazos sobre el asfalto caliente, ya que ese día la temperatura era de 40 grados. Pero también fue testigo presencial del momento en que Emanuel se desmayó (aunque en el momento no se había dado cuenta de que era su primo porque “todos estábamos vestidos igual”) y la escasa asistencia que le brindaron.
Luciana pidió la baja alrededor de las 17. Recién en ese momento pudo tomar agua y ubicarse bajo la sombra de un árbol, junto a otros siete jóvenes que habían desistido de continuar con los ejercicios.
“Mi compañera me dice que había caído un compañero, observo que a esa persona la habían dejado tirada unos 15 minutos en el piso. Hay compañeros que lo quisieron ayudar pero no los dejaron, y escucho que Marcial grita: ‘Si tiene que morir, que se muera, uno menos…’ y ahí viene una cadete buscando a dos cadetes masculinos para levantar el cuerpo de mi primo, el cual en esos momento no sabía que era él”.
Elio Marcial es uno de los instructores de la escuela y uno de los “más rudos”, según narraron los aspirantes. Hoy está detenido junto a cuatro comisarios y tres oficiales.
Luciana siguió observando la escena a una distancia de menos de una cuadra. “Cuando van los dos cadetes, uno lo levanta de los brazos y el otro de las piernas, lo tiran para un costado, en la tierra y con sol, no había sombra en esa zona. Antes estuvo tirado 15 minutos en el asfalto caliente. Pasó un rato y esos mismos cadetes le levantan las piernas y le presionan el pecho, pero mi primo no reaccionaba y empieza a convulsionar, taparon todo y no pude ver más”, recuerda.
Según su relato, pasaron “unos 30 minutos” hasta que llegó la ambulancia. “Antes de que llegue nosotros estábamos mirando y Marcial nos vio y nos dijo: ‘Ustedes no son nada, no tienen que mirar, agachen la cabeza..’ y como seguíamos adentro de la institución y no nos habían dado la baja, debíamos seguir la orden de ellos. Cuando llegó la ambulancia, los dos cadetes levantaron a mi primo de los brazos y de las piernas. La distancia donde había caído hasta la ambulancia era de una media cuadra, después veo caer dos campaneros y luego una compañera”.
“Mi primo –recuerda la joven– estaba convencido de que quería seguir, por eso aguantó desde que cayó al piso desde las 14:40 hasta las cinco y algo, que cayó y murió. Ibamos con la idea de ir y recibirnos, tirar la gorra al aire y recibirnos de policías luego de tres años. Ahora Emanuel ya no está”.
Investigación paralela
El juez Mario Martínez, a cargo de la causa que investiga la muerte del cadete Emanuel Garay y las lesiones a otros 12 aspirantes, impuso una medida cautelar para evitar que estos declaren ante Asuntos Internos de la fuerza. El veedor denunció una “investigación paralela”.
Martínez adoptó la medida para evitar que los testigos-víctimas, “sean persuadidos y cambien su versión antes de declarar en el Juzgado de Instrucción” a su cargo. Por eso, ordenó que “sea suspendida de manera inmediata toda citación a los cadetes involucrados en los hechos para evitar que puedan ser persuadidos por terceros”.
Asuntos Internos había citado a los cadetes que fueron testigos del brutal entrenamiento que le costó la vida de Garay.
Por su parte, el veedor del Ministerio de Justicia y de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Guillermo Galván señaló que la citación “es un entorpecimiento en la investigación” y que lo tomaron “como si se estuviera realizando una investigación paralela por parte de la fuerza policial”.