El primer informe médico realizado al nene de 3 años que fue secuestrado esta semana en San Francisco Solano reveló que presentaba signos compatibles con un abuso sexual. A raíz de ello, el fiscal que investiga el caso decidió imputar a Horacio Armando Soto, el único sospechoso detenido, por los delitos de “rapto y abuso sexual con acceso carnal”.
Ayer, Soto, de 38 años, fue trasladado desde su lugar de detención hasta la fiscalía especializada en delitos sexuales del Departamento judicial de Quilmes, pero se negó a prestar declaración indagatoria.
En un principio, la causa estuvo a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº 1, pero el fiscal Ariel Rivas se declaró incompetente apenas recibió el informe médico que encontró una lesión compatible con un ataque sexual. Enseguida, Alejandro Ruggeri –a cargo de la UFI de Delitos Sexuales– agravó la acusación contra Soto y solicitó, como primera medida de prueba, realizar una cámara Gesell para obtener información sobre lo que ocurrió durante las veinte horas en las que el menor estuvo retenido en la casa del principal sospechoso.
Kimey había sido visto por última vez este miércoles a las 18.30 cuando estaba al cuidado de un chico de 16 años y amigo de la familia, que supuestamente se distrajo cuando jugaba a la PlayStation.
El nene salió de la casa descalzo y comenzó a caminar sin rumbo por el barrio, según se pudo ver después en las cámaras de seguridad del barrio.
Giuliana C., mamá de la víctima, reconoció que dejó a su hijo a cargo de un amigo mientras iba al gimnasio y luego a visitar a una amiga, pero cuando estaba allí, el menor que lo cuidaba le envió un mensaje para avisarle que había desaparecido.
Soto se llevó en brazos al nene pero no avisó a la policía. Lo que se cree es que todo el tiempo estuvo con el menor en su casa de la avenida Donato Alvarez y la calle 821.
Recién el jueves a las 15 la policía rescató a Kimey cuando un vecino marcó el lugar donde supuestamente se encontraba retenido, a partir de la difusión de los videos de las cámaras del barrio.
El Ministerio de Seguridad bonaerense destacó que al imputado “se le habían labrado contravenciones el 4 de abril de 2013 por ebriedad y alterar el orden público, con intervención del Juzgado de Paz de Almirante Brown”.
Antes de conocerse el informe médico, la mamá de Kimey dijo que “se trató de una locura” pero entendió que “no hubo mala intención” del acusado.
Giuliana evaluó que el hombre “lo vio solo, inocente, y se lo llevó”.
Tras el reencuentro con su hijo, sostuvo que lo vio “muy cansado, un poco asustado, pero bien”, y que no le contó que hubiera sufrido ningún maltrato.
“Kimey me contó que comió, que durmieron y que jugaron”, afirmó, y vinculó el accionar del vecino que se lo llevó más con una “irresponsabilidad” que con un acto “de maldad”.