El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, volvió a hablar de su salida del Gobierno. En un diálogo reservado que mantuvo el miércoles con dos diputados nacionales –después de brindar su informe mensual ante la Cámara– les confesó que se iría el 15 de enero, para ordenar Chaco, su territorio, y retenerlo para el peronismo en las elecciones generales del año que viene. Sin embargo, desde su entorno aclararon que el funcionario nunca le pondría una fecha a la presidenta Cristina Kirchner, para retirarse del Ejecutivo.
Fue la jefa de Estado la que paró la renuncia de Capitanich, con el argumento de que lo necesita en el cargo: pactó una tregua con el gobernador en ejercicio, Juan Carlos Bacileff Ivanoff, y lo conminó a postergar el llamado a las elecciones primarias pautado en un inicio para el 8 de marzo. El adelantamiento del cronograma electoral había alterado los ánimos en la Casa Rosada, porque dejaba servido en bandeja un triunfo al radicalismo, que está muy bien posicionado. La intendenta de Resistencia, Aída Ayala, tiene buenos números en las encuestas. Los diputados del PJ chaqueño modificaron por ley el cronograma y fijaron la fecha de las primarias para el 25 de mayo, en lugar del 8 de marzo.
Capitanich viene pidiendo pista para volver a Chaco desde hace meses. Quiere terminar su mandato y ser el jefe político de la campaña. En los hechos ya lo es. Todos los fines de semana viaja a su provincia para encabezar actos políticos o de gestión. Primero se especuló con que sería candidato a diputado provincial, y luego con que iría como aspirante a la intendencia de Resistencia, el territorio dominado por los radicales. La idea es que su apellido arrastre votos a favor del candidato a gobernador que él elija.
Si la Presidenta sigue con su firme convicción de que precisa a Capitanich en el cargo, éste no podrá regresar a su provincia. Si en cambio ve que hay posibilidades de que el kirchnerismo pierda el territorio, es posible que lo deje ir. El mayor inconveniente que tiene es que nadie quiere aceptar el lugar de Coqui, por el desgaste que ello implica, y porque es una función compleja. Cuando se decía que dejaba el cargo, sonaban para reemplazarlo desde integrantes de La Cámpora hasta el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.