El sábado a media mañana comenzaban a llegar los pre candidatos de la lista que encabeza Diego Santilli al hotel Grand Brizzo de la Plata. La diputada provincial del PRO, Susana Lázzari llegó hasta allí con su marido pensando que podría firmar su reelección, aunque no tenía claro en qué lugar aún. Cuando entró al lugar se dio cuenta que su nombre no aparecía. Llamó a Guillermo Dietrich, con quien trabajó durante diez años en la agrupación de empresarios PRO llamada G25, y también a otros dirigentes de Juntos por el Cambio.
Algo intuía: hacía semanas que el intendente Javier Iguacel, de Capitán Sarmiento, no le atendía el teléfono, a pesar de que contuvo a dirigentes cercanos a él en su despacho.
Aunque Lázzari asegura que nunca llegó a elevar su voz, su cara de enojada llamó la atención de los pre candidatos que vieron el intento de la diputada provincial por conseguir su reelección. Hasta Mauricio Macri se enteró de lo que estaba ocurriendo. Pero no hubo caso: no había lugar para ella en la boleta de la segunda Sección Electoral.
Los intendentes de San Nicolás, Manuel Passaglia, y de Pergamino, Javier Martínez, ubicaron a los suyos en los casilleros 1 y 2 (Santiago Passaglia, el hermano del intendente y una concejal pergaminense), y el tercero fue para el legislador provincial Matías Ranzini, de Cristian Ritondo y María Eugenia Vidal.
La historia revela una de las tantas anécdotas y sorpresas que dejó el cierre de listas de Juntos por el Cambio, en especial en la Provincia de Buenos Aires, el epicentro de la batalla electoral de las elecciones legislativas.
Otro de los que llevó sorpresa en el hotel platense, pero por su ausencia, fue el jefe del bloque de Diputados del PRO, Cristian Ritondo. El legislador, y uno de los animadores de la campaña de su amigo Santilli, decidió no estar en la firma de las boletas enojado porque se habían bajado un par de listas de concejales y también por una disputa por un diputado provincial. “Cabezón, no te enojes así, vení”, le dijo por teléfono Santilli. También lo llamó el jefe de la campaña bonaerense, Néstor Grindetti.
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Ritondo masculló bronca todo el sábado. Y a última hora el candidato en Tigre, Segundo Cernadas, lo invitó a que se sume a la boleta local como concejal suplente. Una candidatura simbólica en un distrito donde enfrente estará Nicolás Massot, quien encabeza la lista de concejales que lleva el radical Facundo Manes.
Por su lado, Miguel Pichetto decidió apoyar la boleta de Santilli, tras coquetear con Manes, pero no se llevó nada. Siquiera la senadora provincial, Claudia Rucci, quiso estar en la boleta del “colorado” y prefirió quedarse en su lugar. Eso sí: el Partido Justicialista Republicano de Joaquín de la Torre que lo acompañaba terminó con la UCR como cabeza de la boleta de la Primera Sección Electoral y allí recaló el polémico Jesús Cariglino. Un inesperado milagro, tras haber perdido en 2019 en su distrito.
La sorpresa de Cariglino en la boleta de diputados nacionales también se la llevó Margarita Stolbizer, quien firmó cuarta sin saber que el ex intendente de Malvinas Argentinas estaba allí. Manes reveló que fue De la Torre quien lo sugirió para ese lugar. ¿Seguirá Cariglino prestándole sus oficinas al doctor Carlos Kambourian, del PRO, como candidato a concejal de la lista de Santilli?
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En la lista radical también se dio una parábola extraña: el periodista Luis Otero no encabeza ninguna boleta, a pesar de ser haber sido candidato a intendente de Avellaneda de 2019.
Por otro lado, en la letra chica de la boleta de Merlo aparece Lara Menghini Rey, como candidata a consejera escolar. Con solo 25 años, la hija de María Lujan Rey, diputada nacional del PRO, decidió involucrarse en la política y, antes de firmar, se sacó una foto con Ritondo.
En La Plata apareció, sin estar en los papeles antes, Carolina Barros Schelotto. El intendente Julio Garro pudo poner al vidalista Fabián Perechodnik primero y a la funcionaria del área social del municipio segunda. La hermana de Guillermo y Gustavo llegó al hotel donde se firmaba con la promesa de estar en la boleta: llegó cuarta, con pocas chances de entrar, pero aún en la boleta. “Espero no haberme equivocado”, se lamentó Garro, horas después, ante sus interlocutores.
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Tampoco apareció “El Dipy” por La Matanza como una posibilidad el sábado por la tarde. El mismo Mauricio Macri lo propuso pero la mesa de los intendentes, de manera unánime, lo rechazó. “Es inmanejable”, fue la conclusión. Eso sí, el ex presidente pudo colocar a Hernán Lombardi, en la boleta nacional por la Provincia, y a su secretario privado, Darío Nieto, en la de legisladores porteños.
Con todo, uno de los grandes ganadores del cierre fue la familia Milman: Gerardo, ex jefe de gabinete de Patricia Bullrich, entró como candidato a diputado nacional y su mujer, Florencio Retamoso, como diputada provincial. Hubo festejo familiar el sábado por la noche, bromean en JxC.
A pesar de ser el candidato, Santilli logró, con esfuerzo, que su ex jefe de asesores en Seguridad, Gustavo Coria, ingrese como diputado provincial en tercer lugar. Es su único legislador bonaerense totalmente “santillista”.
En San Isidro se dio una curiosidad insólita: el larretista Ramón Lanús terminó siendo candidato a concejal local por la lista radical. Enfrentará así a su supuesto jefe político.
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Una de las grandes ausentes, aunque con aviso, fue Carmen Polledo. vicepresidenta de la comisión de Salud, ex vicepresidenta de la Legislatura porteña, y quien fue diputada con múltiples apoyos, desde Macri pasando Horacio Rodríguez Larreta y hasta Elisa Carrió.
El jefe de Gobierno, dos semanas antes del cierre de listas, ya le había anticipado, a solas, que no tenía lugar en la lista. “Busquemos un lugar en el Gobierno”, le expresó. A la diputada no le entusiasmaba demasiado ir al Ejecutivo porteño, prefería quedarse en Diputados, donde trabajó a pedido de Larreta, en especial este último año y medio. De todas formas podría recalar en diciembre en algún cargo.
En la lista bonaerense a diputados nacionales también se coló la joven diputada provincial vidalista Gabriela Besana, quien tiene ahora grandes chances de entrar al Congreso, cuando se veía de asesora parlamentaria.
Tampoco dejó de ser una sorpresa que la boleta de legisladores porteños la encabece Emmanuel Ferrario, un vidalista de pura cepa. De bajísimo perfil, Ferrario tendrá un rol clave: será vicepresidente de la Legislatura porteña y quedará como reemplazo de Larreta si éste se va de vacaciones, a un viaje internacional o se toma licencia.
El joven candidato viene del núcleo más íntimo de María Eugenia Vidal: es su adjunto en las clases universitarias, fue clave en la confección del libro “Mi camino”, y hasta tiene un chat de Whatsapp con la mejor amiga de la ex gobernadora y una de sus asesoras más cercanas.
En esa boleta también se coló, obra de la muñeca de Federico Salvai, la vidalista Milagros Gismondi, quien trabajó en Provincia con Hernán Lacunza. Debe ser de las pocas que lo escuchaba siempre hasta el final sin bostezar.