El discurso con el que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró el año legislativo terminó entre cánticos militantes y gritos en apoyo a su gobierno, tanto dentro del Congreso como fuera de él.
Entre los palcos de la Cámara, el actor Darío Grandinetti dialoga con su colega Andrea del Boca cuando el secretario de Estado Guillermo Moreno pasa a su lado y lo arenga: "Tomala vos, dámela a mí, el que no salta es de Clarín". Lejos de quedarse callado, Grandinetti se suma al coro. Lo que era un puñado de personas conversando se transforma en un verdadero hervidero de cantos kirchneristas.
La Presidenta llegó al recinto pasadas las 12. Veinte minutos antes, la diputada camporista Mayra Mendoza ya se había ocupado de generar "clima militante". Con los ya conocidos globos y gorros con la leyenda "Clarín Miente", aplaudía desde el recinto y levantaba a la militancia.
Al mismo momento, el diputado del Peronismo Federal Eduardo Amadeo ingresaba al recinto con un cartel que decía: "Respeto a la justicia". Dos bancas más atrás, se ubicaba la legisladora del FAP Victoria Donda. En distintos pasajes del discurso presidencial, la joven diputada alzó la voz para contradecir a la mandataria.
A la izquierda de la Presidenta se ubicaron los ministros del Gabinete nacional. A la izquierda, un serio Ricardo Lorenzetti conversaba con el gobernador Daniel Scioli. Las sonrisas y el buen ánimo estaba unos metros más atrás, en el rostro de Eugenio Zaffaroni que aplaudió con alegría mientras Cristina hablaba de "democratizar la justicia".
Los protagonistas se encontraban en la parte baja del recinto pero todas las miradas apuntaban al cuarto balcón del primer piso, al que Perfil.com accedió como único medio.
Sólo bastó un poco de énfasis en el discurso presidencial para que Andrea del Boca estallara en aplausos. "Estoy orgullosa de ella", le dijo la actriz a este portal. Al costado, Darío Grandinetti escuchaba con atención, mientras distribuía el mate con sus compañeros Alejandro Awada, Gabo Correa y Esther Goris, la más eufórica del grupo.
El sexto balcón fue bastante más concurrido: Axel Kicillof, Martín Sabatella, Ricardo Forster y Mariano Recalde se apretaban hombros con hombros para escoltar a Hebe de Bonafini que, al finalizar el evento, se dio un caluroso abrazo con el actor Federico Luppi.
Gestos. "No sólo quiero saber qué pasó afuera, también qué pasó adentro", dijo Cristina Fernández en referencia los atentados de la AMIA. El empresario Sergio Szpolski no lo dudó y dejó la discreción de lado: se paró y aplaudió con intensidad y gestos de aceptación por única vez en la jornada.
El discurso presidencial se extendió por más de cuatro horas. Sin embargo, Luis D´elía no se movió de su asiento en ningún momento. Sí miró varias veces hacia atrás, donde se encontraba el legislador porteño Juan Cabandié. D´elía compartió la jornada con Alejandro Navarro, Emilio Pérsico y, a unos pocos metros, de Guillermo Moreno.
El código de etiqueta se contrapuso con una remera y un jean juvenil. Era la vestimenta del músico Manuel Quieto -líder de La Mancha de Rolando y amigo del vicepresidente, Amado Boudou- que recorrió todos los balcones, saludó a distintas figuras y, botella de agua en mano, se paró a escuchar con atención el último tramo del discurso presidencial.
Cuando la Presidenta finalmente dejó inaugurado el año legislativo, el primer piso no tardó en quedar vacío. Marcó del Pont, Pérsico, Bonafini y Szpolski, -como el resto de las figuras que asistieron al acto- se fueron con velocidad.
(*) De la redacción de Perfil.com.