Ya lo dice el refrán: el perro es el mejor amigo del hombre. Fieles compañeros, las mascotas se integran tanto que, muchas veces, llegan a ser parte de la familia y en varios casos, el fanatismo por estas fieles compañías genera polémica cuando los cuidados trascienden los límites de ciertas actividades que, hasta hace unos años, pertenecían sólo a los humanos. Y los famosos, no son la excepción.
“Lo quiere como a un hijo”. Eso dicen de Paula Chávez, quien incluso estando embarazada de seis meses, mantiene su fidelidad hacia Moro, su bulldog francés, quien tiene miles de seguidores en Twitter. Hasta no hace mucho, su principal preocupación era una sola: conseguirle una novia. Finalmente lo consiguieron y tuvieron cuatro cachorros de los cuales se quedaron con uno: Renata. “Paula es muy meticulosa, hace mucho hincapié en el cuidado de la piel. Le gusta llevarlo a la peluquería, le pone productos hipoalergénicos, lo bañan, le hacen hidromasaje, ozonoterapia, baños de luz que sirven para revitalizar el pelo, y luego entra a la sala de masajes”, cuenta Ezequiel, dueño de Koketitos, un spa para perros. “Ella muchas veces participa de los baños y sugiere cosas. Nunca lo pierde de vista cuando lo trae”, agrega. Además, Chávez tiene como costumbre cambiarle el collar una vez por mes. “Le pone mucho animal print”, cuenta.
A quien también le gusta embellecer a su mascota es a Zaira Nara; tiene una maltés que se llama China. “Es como una top model –apuntan–, se le hacen baños de luz también, tintura y manicura. Para los desfiles que Zaira realiza se prepara a China con ropa acorde”. Aunque si se trata de indumentaria, la que sin dudas más posee es Emma, la maltés de Florencia Tesouro: tiene un placard exclusivo.
“Emma vive vestida en composé como su dueña, van como engamadas a todos lados”, cuenta quien provee de vestuario canino a la vedette. Eugenia Tobal tiene a Romeo, también maltés, y lo cuida con locura. “Vive con el perro. Lo mantiene un poco más reo que Chávez tal vez”, agrega Ezequiel. Una persona que la conoce a Tobal, dijo a PERFIL: “Romeo fue su sostén emocional luego de la separación con Cabré”.
¿Hay un perfil de famosos dueños de perros? Dolores Madero, directora de Dog Run, dice que sí. “Muchas veces el perro define el perfil del dueño, ellos se terminan asemejando a las mascotas. También tenés a los que eligen razas exóticas; ésos son más extrovertidos y se diferencian de los que tienen perros mestizos que suelen ser personas de perfil más bajo. En general, los famosos son gastadores y les dan todos los lujos a sus mascotas. Aunque varios tienen canjes de todo un año con los alimentos”, apunta Madero.
Y si se trata de gastar, el que le cumple todos los sueños a su perro es Vito Saravia. En realidad –el que paga– es el jugador Pablo Mouche, su novio. “Llega un día y le compra de todo, se puede gastar tres mil pesos de una”, dicen a PERFIL desde un local de accesorios caninos. Una de las más divertidas es Valeria Schapira, “Compartimos todo, hasta duerme en mi cama. Viene conmigo a las sesiones de reiki y meditación; es increíble ver cómo baja el ritmo de la respiración a la par mía”, cuenta esta mujer que sólo va a restaurantes y hoteles que acepten mascotas. Otros fanáticos son Catherine Fulop. Su marido, Ova, mandó a cortar el pelo a un caniche de forma para que no se parezca a esa raza. “Pidió que quede más musculoso”, contaron a PERFIL. Luisana Lopilato es otra fanática: ella es dueña de Simón, otro perro 2.0 que tiene su propia cuenta en Twitter y a quien ella suele llamar: “Hijo”. En una oportunidad, que estuvo enfermo, se durmió junto a él y a cada rato se despertaba para ver si respiraba. La salud es un tema que preocupa mucho a los dueños como, por ejemplo, a Mariana Fabbiani, quien tuvo que hacerle “ortodoncia –es decir, ponerle aparatos – a su perro, Oringo. “Mariana llegó muy asustada porque su mascota estaba mordiendo mal”, contaron en la veterinaria donde lo atendieron.
La muerte de la mascota suele ser otro momento especial. Adolfo Oddone, veterinario de muchos famosos, recuerda cuando falleció uno de los perros de su cliente, el abogado Luis Moreno Ocampo: “Sufrió mucho, era un terranova. La mañana que murió desayuné con él; es un tipo que tiene que tomar decisiones en uno de los tribunales más importantes del mundo, y estaba terriblemente compungido y hablándome de cómo iba a contarle lo que pasó a sus hijos”.