Aun antes de la inmediatez que causó el avance tecnológico, la industria televisiva de Estados Unidos produjo conductores y animadores cuyos nombres no resultan extraños en Argentina, aun cuando sólo se replicaran los formatos de sus programas. En este listado figuran Johnny Carson, Ed Sullivan, Barbara Walters, Oprah Winfrey, Martha Stewart, Jay Leno y, por supuesto, David Letterman.
Y este último dijo adiós a la televisión después de 33 años en la pantalla, el miércoles, en su programa número 6.028. The late show with David Letterman tuvo esa noche una audiencia promedio de 13,7 millones de espectadores. Esa cifra marcó dos récords: tuvo más televidentes que ningún otro del propio ciclo, y para la cadena emisora –CBS– el de mayor rating desde febrero de 1994, cuando cubrieron los Juegos Olímpicos de Invierno en Noruega.
En el estudio y en pantalla, a Letterman lo despidieron figuras como Julia Roberts, Oprah Winfrey, Jim Carrey, Tom Hanks, Al Pacino, George Clooney, los Foo Fighters y Alec Baldwin, entre otros. Además, tres ex presidentes y también el actual. George Bush padre e hijo y Bill Clinton fueron filmados repitiendo, uno después del otro: “Acabó nuestra larga pesadilla nacional”. “Letterman se retira”, dijo Obama, parado hombro con hombro con el comediante en un segmento pregrabado. “¿Estás bromeando, verdad?”, respondió un inexpresivo Letterman a un encogimiento de hombros del mandatario. Y hasta ahora esas presencias no generaron editoriales en los principales medios de aquel país con opiniones sobre si eso era ejemplo de la farandulización de la política.
Luego se sucedieron mensajes y escenas con primeras figuras de Hollywood con palabras propias de una despedida y otras con humor. Y también un espacio para la familia, ya que en el estudio estaban Regina y Harry, mujer e hijo del conductor. “Por primera vez desde que él nació, nuestra agenda de verano no será decidida por mí; estará dictada por lo que él quiera hacer”, dijo Letterman.
Sello. Un conductor en su escritorio, un monólogo con temas tomados con sorna e ironía, un invitado siendo sometido a un cuestionario ácido pero no irrespetuoso, algun show musical y en horario nocturno cercano a la medianoche... Ese fue el formato que es sinónimo de Letterman. Por su histrionismo y estructura, se dice que el Pettinato de Duro de acostar fue la versión vernácula del condutor norteamericano.