De un día para otro, la instalación del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de coronavirus tuvo graves consecuencias emocionales.
Hay una palabra que se repite casi con la misma frecuencia del coronavirus, se llama ansiedad. En diálogo con RePerfilAr, la psicóloga Cristina Paulik, expresó que "a las personas con trastornos de ansiedad suelen recomendarles actividades fuera de su casa", que no lo podían hacer debido al encierro. Además, se sumaron aquellos que no presentaban problemas de ansiedad que "comenzaron a tenerlos". Asimismo, también se observaron cuadros de depresión.
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En tanto para los más pequeños también fue muy difícil, ya que muchos tuvieron que comenzar terapia para combatir algunos síntomas. En esa línea, Romina Sosa, docente y mamá de una nena que necesitó tratamiento especial, en diálogo con este medio, contó que la menor comenzó a manifestar "que no podía respirar", razón que la llevó a ser diagnosticada con ataques de ansiedad.
También fueron víctimas aquellos que no tenían un trabajo estable y los agarró el aislamiento social, preventivo y obligatorio. "Entraron en trastornos de mucha ansiedad, y en algunos casos de depresión por la incertidumbre que generaba no poder trabajar y no poder pagar las cuentas", explicó la psicóloga.
Según un estudio de Psicología de la UBA, en la peor etapa de la cuarentena un 75% de la población reportó un malestar psicológico, mientras que un 43.35% consideró necesario comenzar un tratamiento.
